
DS —Por lo menos tres meses de sueldo. Pero eso no lo sufren solo los cubanos, la gran mayoría de los jóvenes uruguayos tienen el problema de la vivienda, la imposibilidad de acceder a vivienda propia es un problema estructural del Uruguay.
JO —Como decíamos, muchos están regresando por el tema de “estoy viviendo en una pensión, se me acaba el dinero con el que vine, no he conseguido trabajo y prefiero regresar a Cuba, donde tengo una casa”, si dejó una casa con sus familiares y todo.
RA —O sea que en general no están alentando a sus familiares a que vengan.
JO —En la instancia no. Pero por ejemplo cuando vino mi padre, hace ocho años, él llegó a Uruguay con US$ 300, que fue lo que le quedó del viaje. Con ese dinero se supo administrar para encontrar una pensión barata, vivía en un lugar un poquito más grande que esta mesa, entraban una cama de una plaza, un ropero de una puerta y una mesita de luz.
DS —Y logró salir adelante.
JO —Logro salir adelante pesando “voy para adelante, no miro para atrás, me enfoco en mi familia, tengo que sacar a mi familia de Cuba para progresar en la vida”. Porque nosotros mal o bien en Cuba no tiramos manteca al techo, como dicen acá, pero llega un momento en que tenía que dormir con un ojo abierto y el otro cerrado, lo que pasa es que buscaron la tranquilidad y una prosperidad económica y un poco más de libertad. Muchos cubanos sueñan en Cuba y cuando salen de Cuba tratan de cumplir su sueño. Por ejemplo a mí me encantan las motos y ya he tenido cinco motos en cinco años.
DS —En Cuba no, era imposible.
JO —En Cuba aspirábamos a una Suzuki Ax 100. Acá tenés muchas más posibilidades y facilidades para progresar en la vida si te enfocás en una cosa y vas para adelante y la familia.
RA —Tengo algunos mensajes. Por ejemplo Eduardo dice: “Me ha sorprendido muy gratamente la llegada de los inmigrantes cubanos. Se destacan entre nosotros por sus excelentes modales, con un trato que no estamos acostumbrados. Bienvenidos a todos”.
¿Cómo se han sentido en los lugares de trabajo? Varios empresarios en distintas notas han destacado las ganas con las que vienen a trabajar.
DS —Y la educación.
AI —Primeramente quiero agradecerles los comentarios, gracias por darnos la bienvenida. Desde el primer momento, como decía Osmel, cuando yo atravesé la frontera de Santa do Livramento con Rivera, que llegué a la oficina de Migración, las primeras palabras fueron “bienvenido”. Ahí notas la diferencia. Uno de los sustos más grades que pasé en mi travesía fue en el aeropuerto de Boa Vista, en el estado de Roraima –yo digo que el policía me estaba esperado cuando fui a volar de Boa Vista a San Pablo–, cuando entregué mi pasaporte cubano. Porque yo estaba en tránsito en el país y no estaba legal, y cuando vio mi pasaporte me dijo “por favor, acompáñeme”. El miedo más grande que tenía era que me deportaran a Cuba. Ese es el miedo de todo cubano, porque tú eres dominicano, viajas a Uruguay, te deportan y tu vida continúa normal en Dominicana, pero el cubano que deporten a Cuba no va a tener una vida igual a la que tenía antes de salir.









