
EC —¿No hay también factores genéticos a veces?
AB —Hay factores genéticos, pero los factores genéticos están amplificados por estos estilos de vida. Si usted tiene gran carga genética para tener hipertensión y no consume sal o consume muy baja cantidad de sal, o bien logrará no tener la enfermedad, o bien logrará que la enfermedad aparezca más tarde en la vida o que se controle más fácil.
EC —¿Y el cáncer?
AB —El cáncer es multifactorial, a veces es muy difícil adjudicarlo a estos factores. Sabemos qué porcentaje puede corresponder al tabaco, qué porcentaje puede corresponder a la obesidad. Obviamente hay algunos cánceres que están determinados genéticamente, esos lamentablemente no tienen chance. El que tiene los genes de algunas formas de cáncer de mama, de cáncer de colon, lamentablemente va a desarrollar el cáncer casi seguramente. Pero hay muchos otros cánceres que son prevenibles, la mayoría de los cánceres son prevenibles.
EC —¿En esta lista figura también el alzhéimer?
AB —Esto empezó en el año 2011 en la reunión de las Naciones Unidas en la que se trató por segunda vez un tema de salud. La primera vez había sido alrededor del 2000, con el tema del VIH-sida, y en el 2011 fueron las enfermedades no trasmisibles. En aquel momento se acordó que, dado que las enfermedades no trasmisibles son una amplia variedad de enfermedades, centrarnos en las que tienen mayor mortalidad. Y se decidió el “cuatro por cuatro”: cuatro enfermedades (cardiovasculares, respiratorias crónicas, cáncer y diabetes) y cuatro factores de riesgo (uso de tabaco, uso nocivo de alcohol, dieta no saludable e insuficiente actividad física). El alzhéimer también está considerada dentro de las enfermedades crónicas, pero en este momento no es el foco de lo que estamos trabajando.
EC —Usted subraya que esas cuatro enfermedades que mencionó son evitables.
AB —Sí. Quiere decir que estamos pagando un precio de mortalidad que perfectamente podríamos estar evitándonos.
RA —Y si hablamos de este tema más globalmente o como política pública, política de Estado, ¿cuán grave es el problema de las enfermedades no trasmisibles en el mundo? En la apertura del congreso el director general de la OMS habló de una “epidemia que está materializándose ante nuestros ojos como una historia de horror”. ¿Qué tan preocupados tenemos que estar? ¿Hay más casos de enfermedades no trasmisibles hoy que hace unos años?
AB —Sí. Obviamente las enfermedades no trasmisibles están aumentando como consecuencia de estos estilos de vida distintos que estamos llevando. Creo además que en este momento lo que se está haciendo es ponerlas sobre la mesa, porque las epidemias siempre son las que llaman más la atención. Porque la epidemia tiene una relación causal muy clara: alguien se enferma, cursa la enfermedad, se muere o se salva. Esa es la evolución, no hay duda, se murió de dengue, se murió de tuberculosis. En este caso son enfermedades que tienen un período de latencia largo para aparecer. Uno fuma hoy y fuma durante 10 años, pero el cáncer de pulmón lo va a tener dentro de 20. Uno come mal, no hace ejercicio y la diabetes va a aparecer dentro de 10. Como son enfermedades que tienen latencia y que además son multicausales, porque se deben a una conjunción de cosas, es muy difícil que la gente o que los gobiernos tomen conciencia de que son un problema.
Y para los gobiernos además hay un problema. Las acciones que se tomen hoy no van a dar fruto mañana, van a dar fruto dentro de varios años, porque hay esta latencia. Eso es un problema porque muchas veces se trata de hacer actividades que tengan fruto durante los períodos de los gobiernos, cuando se podría tener más el concepto de legado y pensar que uno deja algo para dentro de 20 años. Pero no funciona mucho así.
EC —Llama la atención la terminología que citaba Romina de ese discurso: “una epidemia que está materializándose ante nuestros ojos como una historia de horror”.
AB —Si el 80 % de las muertes en el mundo son por enfermedades no trasmisibles, y estamos diciendo que la mayoría de las enfermedades no trasmisibles son prevenibles. Estamos diciendo que el 80 % de las personas que se mueren podrían no morirse. Creo que eso amerita la terminología.
EC —Y estamos hablando solo de muertes. Después está la otra posibilidad, la de tener que encarar el tratamiento de esas enfermedades.
AB —Definitivamente. Ese es el pico del iceberg, porque esta gente se murió, pero después hay una carga que realmente va a ser insostenible para los sistemas de salud. Y en OPS estamos promoviendo la cobertura universal y el acceso universal a la salud. No hay sistema, no hay país, por rico que sea, que pueda tolerar el aumento de los costos que se va a ir dando en la medida en que van a aparecer más y más enfermos que habrá que tratar.
EC —Hay que agregar un factor: el aumento de la expectativa de vida.
AB —Claro. Estos pacientes van a ser tratados durante muchísimos años, y muchas veces con tratamientos muy caros, tratamientos de diálisis, de revascularización cardiovascular. Entonces hay que empezar por la prevención, y obviamente hay que tratar a los pacientes que ya están enfermos, esa parte no se puede negar, hay que reestructurar los sistemas de salud para que puedan tratar efectivamente a esos pacientes. Pero la prevención es lo único que va a cerrar la canilla de entrada.









