EC —Usted llegó a esta directiva encabezada por Juan Castillo en un momento complicado de Rampla. En febrero del año pasado el club todavía estaba en la B, la directiva anterior renunció en bloque en la mitad del campeonato. Entre los socios conformaron una directiva provisoria y ahí cobra fuerza el nombre de Juan Castillo como presidente interino. Usted conocía a Castillo del barrio, ¿cuánta amistad tenía?
IP —Lo conocía, no teníamos una íntima amistad.
EC —Pero ahí es que empiezan a trabajar juntos.
IP —Claro, él vive en el Cerro y nos veíamos en los partidos, o en reuniones que se hacían en Rampla. Después se formó un comité de emergencia para sacar a Rampla de la situación en que estábamos, sin formar ninguna directiva. Ahí contábamos con todos, incluso con exdirigentes.
EC —Y en junio se celebran elecciones y Castillo gana la presidencia de forma definitiva.
IP —Y en la única lista, además.
EC —Dijo en ese momento que uno de los objetivos era “lograr la unión de los socios del club, recomponer en primer lugar la masa social en su conjunto, la identidad”. ¿Qué ocurría? ¿Cuál era el drama?
IP —Hay mucha división… Somos todos hinchas, se tiene que terminar eso, porque si a alguien le va mal no lo hace para perjudicar a la institución, porque la quiere.
EC —¿Por qué era la división? ¿Por qué temas?
IP —Esas cosas, porque no le gusta Fulano, no le gusta Mengano… De cualquier manera, esa misma gente también colaboró a sacar el club adelante.
RA —El objetivo que se habían planteado en ese primer momento era ascender a Primera División y lo consiguieron. Pero también buscaron ordenar la institución desde el punto de vista económico. ¿Cómo les fue con eso otro? ¿Lograron cortar con ese círculo vicioso, esa incertidumbre cada año cuando empieza el campeonato de si pueden jugar o no?
IP —Teníamos tantas denuncias del Ministerio de Trabajo, juicios laborales, que hubo que encaminar eso también, entonces no sabías para dónde ibas a agarrar. Porque agarramos juicios de todo tipo, que ahora se están cumpliendo y algunos se están terminando de pagar.
RA —Ese es un problema frecuente en las instituciones más pequeñas.
IP —Sí, pero si no pagás tampoco podés competir, porque hay funcionarios, preparadores físicos, todos. Entonces de ahí colaboró gente del exterior, que tenemos muchos socios también, hicieron una colecta para llegar, y se hizo colecta en todo el Uruguay también, todo el mundo ponía en una caja para poder competir, zafar. Tanto fue así que se recuperó dinero que no se cobraba y hoy en día Rampla está al día.
EC —Y está en primera división.
IP —Está en primera; queremos seguir luchando por los puntos también, más allá de mirar una copa, que muchos miran la copa.
EC —¿Cómo es eso?
IP —Si estás bien ubicado acá en el Intermedio, tenés posibilidades de copa.
EC —Y eso marea, ¿no?
IP —A mí no, porque si te va bien en la primera fase, bárbaro, pero si te va mal de entrada, quedás endeudado…
EC —Hay que tener cuidado con esos sueños coperos.
IP —Ahí va, primero zafar del descenso y ubicarnos bien.
RA —Ustedes van sextos en el grupo A del Intermedio y séptimos en la tabla anual.
IP —Sí, hay que seguir haciendo puntos.
RA —Y con el objetivo de dar respiro a las arcas deficitarias y de reflotar al club, la institución está negociando con inversores argentinos un acuerdo para que desarrollen las canteras juveniles. ¿Cómo es eso? ¿En qué están pensando?
IP —Es el grupo de Verón, la Bruja Verón.
RA —La Bruja Verón, el jugador argentino famoso.
IP —Y el padre. Ese grupo, falta ahora firmar, ya está trabajando. Se va a hacer cargo de las juveniles, que no es que no quisiéramos preocuparnos por ellos, porque era la posibilidad de sanear la institución, pero nunca hubo medios, no había para el primero… Se hacen cargo, van a ser un socio, van a trabajar y potenciar el grupo.
EC —¿Cómo se llama eso en la jerga del fútbol? ¿Tercerización? ¿Cómo es?
IP —Simplemente vienen… No hablemos de gerenciamiento porque no queremos más el tema gerenciamiento.
EC —Por eso, quería encontrar el término adecuado.
IP —No, gerenciamiento no más, porque nos ha ido muy mal. Simplemente inversión, socios en la inversión en todo lo que sea formativas de Rampla. Ellos aportan… tampoco es que vengan con toda la plata, no, vienen a invertir y trabajar con las divisionales como corresponde.
RA —Y apuestan a después poder vender esos juveniles.
IP —Claro, pero eso con un proceso largo, tampoco es ahora. Llevarían además jugadores, como han viajado 14 chicos de juveniles que fueron a experimentar en La Plata y quedaron locos de la vida. Es muy profesional todo allá, está muy distante de lo nuestro. Y aun así, el potencial futbolístico de los chiquilines les gustó mucho.
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