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Entrevista central, viernes 25 de marzo: Javier Máximo Goñi

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Entrevista con Javier Máximo Goñi, columnista de fútbol de En Perspectiva.

EN PERSPECTIVA
Viernes 25.03.2016, hora 8.12

EMILIANO COTELO (EC) —“Y ahora, sobre Luis Suárez. Les voy a leer un comunicado que va a ser publicado en breve. Luis Suárez ha sido suspendido por nueve partidos y tiene prohibida su participación en cualquier actividad relacionada con el fútbol durante cuatro meses. El comité de disciplina llegó a esta resolución tras un incidente ocurrido durante el partido de la copa del mundo entre Italia y Uruguay jugado el 24 de junio de 2014”.

¿Recuerdan aquel día?

Quien hablaba era Delia Fischer, la portavoz de la FIFA, anunciando una sanción durísima para Luis Suárez por haber mordido al defensa italiano Giorgio Chiellini en aquel partido que se jugó en Natal, Brasil. Han pasado 640 días desde aquella noticia.

Hoy la estrella del Barça vuelve a ponerse la celeste acaparando toda la atención en el encuentro que Uruguay tendrá hoy, enfrentando a Brasil, a las 21.45 por las Eliminatorias.

La vuelta de Suárez es sin dudas un refuerzo de primer nivel para un equipo que arrancó bien parado en las Eliminatorias. Y coincide con otro hecho que hay que destacar: el pasado 21 de marzo se cumplieron diez años desde que Oscar Washington Tabárez llegó al Complejo Celeste para ponerse al frente de los distintos combinados del fútbol uruguayo.

Tenemos una buena oportunidad para pasar raya a este proceso y ver cómo impacta la vuelta de Suárez en el juego del equipo al que hoy todos vamos a estar observando.

Vamos a charlar con Javier Máximo Goñi, nuestro columnista de fútbol que, como los oyentes saben, ya se encuentra en Recife, Brasil. Tenés un día largo por delante.

JAVIER MAXIMO GOÑI (JMG) —Sí, además nos vamos a las 15.00 para el estadio, el partido va a comenzar cerca de las 22.00… Estamos con la adrenalina que supone participar, de alguna manera, para nuestra audiencia, ser protagonista de un gran clásico del fútbol mundial.

EC —Tengo aquí conmigo en la mesa a Wilmar Amaral, que seguramente va a plantear alguna pregunta también.

EC —Suárez regresa después de 640 días, de un pase que se dio poco después de la sanción al Barça y con un presente en ese equipo que está siendo espectacular, hace ya varios meses. ¿Puede decirse que la selección lo perdió en el mejor momento de su carrera, en su techo como futbolista, o ahora es todavía mejor?

JMG —Ayer Tabárez hablaba de que se asombra de cómo ha perfeccionado la definición Suárez, aunque todavía erra algunos goles, bromeaba. Yo había pensado que después de Rubén Sosa, [Enzo] Francescoli y [Carlos Alberto] “el Pato” Aguilera, bueno, podía contarle a mis nietos: “Mirá, yo vi jugar a fulano”. Y claro que se los voy a contar, pero les voy a contar que vi al mejor atacante del fútbol uruguayo, de pronto de toda la vida.

JMG —Nos sacaron a Suárez [de la selección] cuando estaba explotando, estaba en una línea ascendente tremenda, pero vuelve en un momento de mayor madurez, temple y experiencia, y con el mismo olfato goleador de antes. Es decir, cuando lo sacaron fue durísimo, pero ahora que vuelve su aporte puede ser incluso más allá de los goles.

EC —¿Qué le aporta Suárez a la selección con el carácter que tiene, con su forma de jugar?

JMG —Más que nada, lo que le aporta al espectáculo. Yo me imagino a [el director técnico de Brasil] Dunga hoy: “Tengo en frente a Suárez, ¿qué hago? Además puede estar [Edison] Cavani, ¿qué hago?”. Yo me imagino que por lo menos dos o dos y medio [jugadores van a estar en la cancha] para buscarlo y escalonarlo. Además sabemos que Suárez juega al defecto rival con chiquitas, que encara, que busca la acción de pelota dividida porque tiene una potencia enorme y generalmente él se las lleva. Y cuando entra al área tiene una frialdad de cirujano, tiene esa pausa y esa potencia en el momento justo. O sea que yo creo que, más allá de que le aporta rebeldía a Uruguay, que nos levanta el autoestima y que es un referente, le complica mucho la vida a los técnicos y equipos rivales.

EC —Y en la comparación con lo que estamos viendo de Suárez en el Barça, ¿qué puede hacer?

JMG —En el Barça es uno más, por más que tenga más goles que Neymar o [Lionel] Messi, hay una estructura de juego muy pulida y homogénea. En Uruguay la cosa es distinta, en Uruguay partimos de la base generalmente de que es fundamental mitigar, minimizar, el fútbol del contrario, sus virtudes, y después explotar a nuestros atacantes. Ya no le llegarán tantas pelotas y su equipo ya no tendrá la mayor tenencia la pelota. Uruguay es más vertical que el Barça, tiene menos posesión de la pelota por un tema que es larguísimo, y que algún día se estudiará debidamente, que es por qué nuestros volantes pasan tan mal la pelota. O sea que las características del juego del Barcelona y el de Uruguay son diametralmente opuestas. Sin embargo, puede él ser efectivo en los dos tipos de juego.

EC —¿Wilmar?

WILMAR AMARAL (WA) —Hay algunos números que marcan y sorprenden un poco sobre la situación de Suárez en el último tiempo. Estuvo casi dos años sin jugar en la selección por una sanción que parece bastante exagerada y que le aplicaron los dirigentes de la FIFA que hoy están presos por corrupción, que en su momento lo mataron con la sanción.

Algunos números: en estos casi dos años se perdió los octavos de final del Mundial ante Colombia, no jugó la Copa América –seguramente la situación de Uruguay hubiese sido distinta si hubiera contado con Suárez– ni los primeros cuatro partidos de la Eliminatoria -en la que, por suerte, Uruguay empezó muy bien-. En ese período, en el Barcelona jugó 84 partidos, hizo 67 goles y ganó cinco títulos.
Yo coincido con lo que dice Máximo: por suerte lo retomamos en un nivel fantástico, está en un nivel extraordinario, ojalá podamos aprovecharlo. Comparto también que es un dolor de cabeza para Dunga definir cómo lo marca. Uno de los zagueros de Brasil dijo, cuando le preguntaron cómo se controla a Suárez, que es inmarcable, es imposible de marcar. Ojalá que hoy lo podamos disfrutar y que Uruguay pueda sacar de él lo mejor. Creo que por suerte lo encontramos en un muy buen momento.

EC —¿Máximo?

JMG —Sin duda, y sobre lo que decía al principio Amaral me viene mucho a la mente aquella clase de historia notable que recibí: cómo a la mentalidad anglosajona le cuesta entender cosas que hacemos los americanos y cómo a los americanos nos cuesta entender qué hacen los europeos o las personas de otras latitudes. Respetando esas diferencias –porque la mordida de Suárez a mucha gente le repercutió más, le movió más los cimientos que una invasión–, esas características de los americanos, que nos sentimos absolutamente despojados. Quienes sancionan a Suárez ya sabemos dónde están, con [Joseph] Blatter y [Michel] Platini a la cabeza, fue una medida totalmente desproporcionada.

La selección americana en la que él comete la falta es sancionada de una forma desproporcionada, fue el ataque más salvaje que ha recibido la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). Pero para el fútbol de los poderosos Suárez siguió integrando esa gran caja registradora de dar buenos espectáculos, buenas recaudaciones de ventas televisivas…Mientras en América no se podía disfrutar el fútbol de Suárez, en las principales ligas de Europa, particularmente en la española, Suárez era figura. Es una contradicción bastante dura de digerir, por lo menos desde mi punto de vista.

EC —¿Y qué pasa con el carácter de Suárez, ese que lo llevó a tener esos comportamientos que motivaron las sanciones, no solo esta última, sino también las otras?

JMG —Sin duda Luis ha vivido picos emocionales que no los ha podido controlar, eso es evidente. También sabemos que, con mucha reserva, ha recibido el tratamiento idóneo profesional que corresponde a estos casos. No nos olvidemos de la calidad de docente del “Maestro” Tabárez como para ponerlo a punto, porque nuevamente va a ser provocado, va a recibir golpes.

Suárez venía con algunos de preocupación, pero lo que fue brutal fue a partir de aquella pelota que saca con la mano en el Mundial de Sudáfrica contra Ghana. Después fuimos a los juegos olímpicos y cada vez que tocaba la pelota medio estadio se le caía arriba: “Mentiroso”, “Estafador”, etcétera. Eran miles de voces que se alzaban.
Suárez comete la infracción, recibe la expulsión como correspondía, es sancionado, no juega el primer partido de las semifinales, todo dentro del reglamento y de lo previsto. Pero Uruguay jamás documentó -y eso se lo pedimos al ejecutivo de Sebastián Bauzá públicamente porque lo hubiera salvado a Suárez de seguir con momentos picos emocionales complicados- que antes de esa mano de Suárez se sanciona un foul de [Jorge] Fucile que no existe y que, antes de eso, hay dos posiciones adelantadas de [jugadores de] Ghana. Teníamos todos los documentos gráficos y televisivos para demostrarle al mundo: Si, Suárez cometió hand, pero miren lo que pasó antes. Hubiéramos mitigado, de alguna manera, esa sensación de hombre violador de las normas como le quedó a Suárez a partir de ese momento.

EC —Sí, hombre violador de las normas y hombre acosado, porque eso que tú estás contando de cómo se le gritaba desde las tribunas en los partidos de los Juegos Olímpicos, hay que tener temple para bancarlo… Perfectamente después puede terminar existiendo alguna reacción como esta que terminó teniendo.

JMG —Yo te digo la verdad, hoy te lo digo públicamente, yo quería que Uruguay no siguiera con Suárez en la cancha en los Juegos Olímpicos. Era una tortura, tenías una sensación de vació en el pecho, un nudo en la garganta que era brutal.

Lo de Chiellini, yo sé que es una actitud antideportiva, vamos a reconocerlo, pero, por ejemplo, hoy jugamos contra el equipo de Neymar: yo le he visto a Neymar cometer infracciones asesinas, hay fouls que ha hecho Neymar que le pueden generar a los contrarios traumatismos de todo tipo, fracturas, pérdida de conocimiento, etcétera. Como otros jugadores, hablo de Neymar porque justo hoy lo enfrentamos. Yo recuerdo unas palabras de Francescoli: mordiendo a alguien vos no lo fracturás, no lo sacás del partido… Es una actitud antideportiva que no tiene, digamos, consecuencias en el físico rival que lo saquen del espectáculo, o que lo alejen durante dos, tres o cuatro meses de las canchas ni mucho menos. Es decir, las consecuencias de esa actitud antideportiva de Suárez nada tienen que ver con esos tapones alevosos, arteros, que muchas veces buscan la tibia y el peroné de los contrarios.

WA —Hay muchos que sostienen que ese carácter de Suárez, esa ambición, ese deseo de querer ganar siempre, lleva a que hoy sea uno de los mejores jugadores del mundo. Al punto de que con tal de ganar igual se pelea adentro de la cancha con [Diego] Godín o [José María] Giménez, que son compañeros o amigos de la selección, y después cuando termina el partido está todo bien. Cuando entra a la cancha él quiere ganar sin importar quién está enfrente. No sé qué pensás vos sobre esto: si esa forma de ser es la que lo lleva al lugar en donde está.

JMG —Además los europeos le sacan el jugo a un ladrillo, pagan muy bien pero piden todo de vos. Creo que en estos partidos entre uruguayos se motivaba más para demostrar que en la cancha son rivales auténticos, creo que hasta un poco exacerbaron las posibilidades de unos con otros, pero nunca generaron preocupación en la interna. Es más, ayer Tabárez en la conferencia de prensa dijo sobre el tema de Godín y Suárez, que varias veces se le ha preguntado, que Suárez le dijo que prácticamente todos los días hablan por teléfono, están en contacto permanente. En la cancha sí, somos rivales, enemigos futboleros, pero en la vida no, y de ninguna manera. Creo que eso también sirve para esta adhesión que tienen al grupo de la selección uruguaya.

EC —Una última pregunta sobre Suárez y después pasamos a otro tema: ¿No hay puestas en él expectativas desmesuradas? ¿No le estamos cargando demasiada responsabilidad en el partido de hoy?

JMG —[Se ríe] ¿Sabés lo que pasa? La culpa es de Suárez.

EC —¿Cómo que la culpa es de Suárez?

JMG —Claro, porque él nos acostumbró a que, enfrentando a equipos que juegan mejor que nosotros, cuando él va a las pelotas que pasan de la mitad de la cancha maquilla todos los errores que podamos tener y hace un par de goles, genera dos o tres tiros libres y fuerza un par de corner a favor de Uruguay, a los que después van a cabecear Godín, Giménez o [Martín] Cáceres. Él nos ha demostrado que nada es imposible, a pesar de jugar menos que el rival, como que nos ha obligado a verlo prácticamente como un salvador.

Yo creo que debería ser el jugador distinto, el goleador decisivo, desequilibrante, pero en función de un buen juego colectivo, pero él nos ha acostumbrado, con su brillantez, su pragmatismo y su [capacidad de] definición, a que nada está perdido más allá de cómo podamos jugar.

EC —Dentro de un rato volvemos a Suárez, pero ya colocado en el equipo, a propósito de lo que puede ser hoy el desempeño de la selección. Antes, me gustaría pasar por los diez años del “Maestro” Tabárez.

***

EC — Esta noche, a las 21.45, Uruguay enfrenta a Brasil en Recife por la quinta fecha de las Eliminatorias para el Mundial de Rusia 2018. Es un partido especial porque marca la vuelta de Luis Suárez después de 21 meses de suspensión. Se da, además, pocos días después de que Óscar Washington Tabárez cumpliera diez años al frente de las selecciones nacionales.

[Audio Tabárez]

“Desde hace muchos años he tenido vinculación a FIFA como instructor de cursos, como miembro del TSG, el grupo de estudio técnico, en mundiales de mayores, como el Mundial de Francia, y en juveniles; y actualmente ocupo un cargo en la comisión de estrategia de la FIFA. En este momento siento que debo alejarme de ese cargo. No es prudente por lo menos coincidir en una organización con las personas que presionaron para promover este fallo y las que lo sancionaron, que manejan criterios, procedimientos y valores muy diferentes a los que yo creo tener."

[Fin audio]

EC —¿Cuál son las claves del proceso Tabárez con las selecciones uruguayas, que ha tenido, en general, buenos resultados?

JMG —Primero un poquito de historia, para ubicarnos, sobre todo para la gente que no es tan futbolera. La designación de Tabárez fue una decisión impulsada por el doctor [Daniel] Pastorini, que integraba el cuerpo de neutrales [de la AUF] en ese entonces. Era un momento muy complicado entre quien era presidente de la AUF, Eugenio Figueredo, y el gobierno encabezado por el doctor Tabaré Vázquez. No le quedaba mucho a ese ejecutivo [de la AUF], solo seis o siete meses. Pastorini amenaza con retirarse si no se designaba a Tabárez y [Óscar] Magurno define el tema en la interna del Ejecutivo, da ese voto, y Figueredo se ve obligado a designarlo. Eso por un lado.

Lo que acabamos de escuchar tiene mucho que ver con la calidad de docente de Tabárez, ayer en la conferencia de prensa él hablaba no tanto de docente sino de educador. En los docentes el tema de los valores está en un nivel superlativo, la sensibilidad social que tienen los docentes en nuestro país y los límites que tienen que poner. Creo que todo esto forma parte de por qué Tabárez, más allá del Mundial del 90, su experiencia en el fútbol europeo, lo que pasó con Boca Juniors, estaba perfectamente perfilado para ser técnico de la selección nacional.

Pero Tabárez no llega de cuerpo gentil, llega con un proyecto para institucionalizar a toda la selección. Si ustedes recuerdan, ya había estado [el director técnico Juan Ramón] Carrasco en la selección y, más allá de los resultados, el fútbol ofensivo había ganado una cantidad de adherentes muy importante. Tabárez sale al cruce con ese proyecto, diciendo que la idea madre del fútbol uruguayo es 4-3-3, como diciendo: “Vamos a dejarnos de macanear, 4-3-3, marcamos bien, atacamos bien”. Pero después, él mismo, porque es un pragmático empecinado, se encarga un poco de cambiar y empieza este discurso prioritario, y muy respetable, de primero minimizar las virtudes del cuadro contrario. Ahí se lanza en medio de estas turbulencias políticas a todo nivel…

EC —¿Podrías explicar un poco mejor eso?

JMG —Claro. Yo me acuerdo que le pregunté a Figueredo por qué se iba de la AUF y me dijo: “Un presidente de AUF que se lleve mal con el presidente de la República… no se puede”. Estaba todo muy entreverado. Diga que Tabárez es un hombre de una muy fuerte personalidad; lo demostró, por ejemplo, después de la Copa América de 2007: él va y denuncia públicamente una sistemática persecución a él por parte de un sector de la comunicación deportiva. En esa Copa América de 2007 se presionó para su cese – empezamos muy mal, aunque después terminamos cuartos-, hubo un movimiento para cesarlo a Tabárez, no oficial pero sí oficioso, en el que participó el doctor Sebastián Bauzá y hubo con posteriores contactos de voceros de la AUF con Diego Aguirre…

Después comienza un quiebre en la etapa de Tabárez. Se cambia a varios jugadores. Encuentra en [Diego] Forlán el perfil que él pretende para el jugador tipo de las selecciones uruguayas y Forlán no le falla. Encuentra a un capitán que hace escuela, un gran referente como [Diego] Lugano. Y, en el camino, potencia a Luis Suárez, que es el jugador distinto en materia de goles. Pero todo esto también dentro de un cambio cualitativo muy profundo. Tabárez trata de borrar esa imagen de fútbol artero, golpeador, agresivo y maleducado de los uruguayos.

Comienza un cambio cualitativo tan importante que Uruguay, con Tabárez, empieza a estar en las primeras ubicaciones de los premios de juego limpio, a nivel de mayores y de todas las categorías juveniles. Incluso recibió críticas: “Ah, el de Uruguay no es un fútbol e señoritas”, “Uruguay no tiene un fútbol de tacos altos”, y todas esas cosas que pueden herir un poco la sensibilidad y despertar polémica. Sin embargo, y creo que es algo que le duele a Tabárez también cuando se va de ese comité de estrategia de la FIFA, hay un gran esfuerzo del fútbol uruguayo, con él a la cabeza, de cambiar la idea del fútbol golpeador por un fútbol agresivo pero muy noble dentro de la cancha, como realmente lo es en estos últimos diez años el fútbol uruguayo.

EC —Wilmar, ¿algo que quieras agregar?

WA —Partiendo de ese análisis que realizabas a modo de resumen de los diez años de Tabárez, que obviamente tiene un montón de puntos altos: Vos recién nombrabas a dos jugadores como referentes: Forlán y Lugano, y siempre se le ha destacado a Tabárez la formación de los grupos, el haber conformado planteles con jugadores que entendían muy bien la causa pero que, además, transmitían una imagen de unidad y tranquilidad. ¿Creés que esa es una de las claves del éxito de este proceso de Tabárez?

JMG —Ah, sí. La adhesión a la camiseta celeste que pide Tabárez a los jugadores y la que encuentran los jugadores rápidamente, es magnífica. Además es una adhesión a él. A mí no me gusta personalizar los proyectos, pero a veces no hay más remedio. Tabárez genera un doble poder en el fútbol uruguayo, siendo en definitiva un empleado de la AUF. Él dirige a la selección uruguaya, el fútbol profesional, bien organizado, con contención, con todos los elementos básicos que hoy por hoy pide el fútbol profesional para la alta competencia.

Y por otro lado está el fútbol de nuestra liga, con complicaciones, nuestros dirigentes que recusan jueces, que para fijar una cancha es un tema prácticamente sin solución, entonces, tenemos dos organizaciones. No obstante ello, es tan fuerte la personalidad de Tabárez, que generó respaldo en los distintos ejecutivos, a veces hasta mordiéndose los labios, porque los ejecutivos también han recibido presiones de gente que no ha estado ni estará afín a la forma de ser de Tabárez.

Es más, una cosa que Tabárez no ha dicho, en determinado momento de este proyecto –mucha gente baja todo a lo material, a la plata– él recibió una oferta de € 23 millones por tres años en el fútbol de Qatar. Y no, por razones personales pero además porque tenía un fuerte compromiso con la selección nacional y con el proyecto que él, de a poco, iba armando.

Este proceso solamente tuvo momentos flojos cuando lo quisieron empujar para que se fuera, para que aceptara esa propuesta, a la cual no está ajeno un técnico que pretendía dirigir la mayor de Uruguay. Tabárez no solamente se queda sino que en el momento más flaco de él… Por ejemplo, él sugiere a [Daniel] Carreño como técnico de juveniles y el ejecutivo de Bauzá le designa al ingeniero [Juan] Verzeri, situación que respeta y avala Tabárez, trabajaron con normalidad y Verzeri, con su estilo, llevó a los juveniles uruguayos a situaciones de definición.

Lo que quiero rescatar es esta fuerte personalidad de Tabárez, hay dos sectores de poder: el de él a nivel de la selección uruguaya, ahí están los resultados, se trabaja metodológicamente, racionalmente y con una buena materia prima; y está el nivel del fútbol uruguayo, netamente exportador, con muchas dificultades, que hace prácticamente 30 años no da una vuelta olímpica a nivel de la Copa Libertadores.

WA —Sí. Obviamente todos tenemos muy presente el cuarto puesto en Sudáfrica, ese muy buen mundial que hicimos, al año siguiente la victoria en la Copa América en Argentina, después volver a clasificar al Mundial en Brasil. Son todos logros de la mayor, pero cuando uno habla del proceso Tabárez tiene que enfocar y analizar otros aspectos, por ejemplo el procesos de formativas, en el cual Uruguay ha obtenido grandes resultados. Por ejemplo: una sub-17 finalista de un mundial, una sub-20 también muy cerca de ganar un título, la mayoría de las selecciones juveniles han clasificado a los campeonatos mundiales.

O sea, es un trabajo que viene desde jugadores muy chicos que han tenido y que han dado resultado, de hecho hoy la selección mayor, en este proceso de recambio, cuenta con algunos de los jugadores que han pasado por selecciones sub-17 y sub-20.

Ahora, uno inevitablemente se hace una pregunta desde hace un tiempo: ¿Qué va a pasar el día que no esté Tabárez? ¿Está garantizado que esto pueda seguir ocurriendo? ¿Hay alguien que pueda llegar a llevar adelante este proceso que arroja muy buenos resultados?

JMG —Hace dos años me preguntaba: ¿Qué hay después de Tabárez? Tabárez. Yo no la veo. Cuando él pretendía designar a Carreño, situación que el ejecutivo encabezado por Bauzá abortó, yo pensé que él había pensado en Carreño como un sustituto, por determinados perfiles que él tiene. Pero además tenemos otro problema con Tabárez. En algún momento, para sacarlo delicadamente, se le preguntó cómo estaba para ser un gerente general, un supervisor deportivo, un director de fútbol de la AUF, y él dijo que no: “No, yo me siento entrenador”. Ese es el lugar en el mundo de Tabárez: entrenador de fútbol en Uruguay.

El tema es que de Tabárez al que lo sigue, sin faltarle el respeto a nadie, porque Uruguay ha dado enormes técnicos, o por edad o por falta de vigencia, o porque son muy jóvenes, o por un montón de cosas, hay una diferencia enorme. Por eso a veces en las transmisiones de Oriental yo a veces digo: miren que Tabárez no es un cambio, no es un jugador más adelante o en la mitad de la cancha, es todo un proyecto integral.

EC —Un oyente, Sergio del Prado, dice: “Por suerte hubo siempre alguien que apoyaba al ciclo Tabárez, de la misma manera que Uruguay tuvo excelentes técnicos. Tabárez no le cambió los botines al fútbol, le cambió la cabeza. Es el psicólogo más grande que ha tenido el fútbol uruguayo”.

JMG —Sí, sin duda, porque además considero que en su momento incluso Tabárez fue perseguido. Para hablar de alguna cosa de Tabárez que en lo personal a mí no me llena: creo que Tabárez, por ejemplo, no ha podido capitalizar el riquísimo poderío ofensivo de Uruguay en los últimos diez años. Uruguay ha tenido y tiene una serie de excelentes atacantes. Con la forma en que actúa Tabárez en la cancha, con su pragmatismo -de este futbol globalizado que ha invadido América y que parece que los americanos no lo podemos soltar sino que lo tenemos que consumir y adaptarnos-, creo que no hemos aprovechado todo ese rico potencial ofensivo que tenemos con actitudes un poco más audaces. No digo, por ejemplo, hoy frente a Brasil, pero sí en partidos en los que somos favoritos.

Yo me acuerdo que en la final de la Copa América de Argentina contra Paraguay desde que salimos a la cancha no fuimos a mitigar ni a limitar las posibilidades paraguayas: fuimos a pasarlos por arriba, con Forlán, con Suárez, con Cavani, con los muchachos, que estaban enteros. Los pasamos por arriba prácticamente una hora y les ganamos con total solvencia. Me parece que hay partidos en los que el “Maestro” no aprovecha todo el caudal ofensivo del que dispone el fútbol uruguayo.

Pero esto, que es muy subjetivo, es algo de mi paladar futbolístico, ¡por Dios!, empalidece completamente ante los logros del maestro en mil batalla. Por ejemplo, una batalla que ha ganado el “Maestro” Tabárez. Durante meses, por no decir años, todo el mundo: “Che, el Tata González, ¿será familiar de Tabárez?”, “¿Es el presidente del club de amigos?”…

EC —Sí, se cuestionaba la presencia del Tata González en el equipo.

JMG —Ahí va, y nos ganó la pulseada a todos. Hoy, que está más o menos en duda, todos: “Pah, ¡qué macana!”, “El Tata no está bien físicamente” o “De repente no está 100 %”. Ha ganado varias pulseadas Tabárez. ¿Ustedes se imaginaban hace seis meses que en Uruguay-Brasil, [Matías] Vecino y [Diego] Laxalt tenían la posibilidad de ser titulares? Capaz que no lo son ninguno de los dos, pero… era muy difícil imaginarlo. Sin embargo, las cosas paulatinamente se dan.

EC —A propósito del día de hoy y de este Uruguay original que vamos a ver: ¿en qué momento del proceso de recambio está la selección, qué posibilidades tiene?

JMG —Hoy es bravísima. Tabárez confía ciegamente en la materia prima del fútbol uruguayo, en las formativas del fútbol uruguayo, pero el producto lo termina en estructuras más profesionales, que son las ligas del exterior y fundamentalmente las europeas. Cuando ese producto está terminado, o medianamente por terminar, acabado, el Maestro lo convoca para la selección. Ese es el proceso, esa es la formación en la que cree Tabárez, y nos ha dado resultados.

Hoy juegan Fucile y Victorino, que está en nuestro medio. Son prácticamente excepciones, muy pocas veces jugadores de nuestro medio han actuado en el equipo titular de Uruguay. ¿Esto demuestra que Fucile y Victorino hoy van a ser boleta? No, no, yo confío en ellos, tienen experiencia, son hombres de selección, de este proceso, pero el tema es que los jugadores que nos faltan en el fondo son de una enorme categoría. Los que van a jugar hoy son buenos, pero la diferencia es enorme. Y si, encima, vos tenés enfrente a Willian, a Douglas Costa y a un jugador genial como Neymar, las cosas se te complican severamente. Así que hoy es un partido de alto riesgo, por más que en la tabla quedamos ahí…

EC —Es un partido raro, porque la selección está haciendo un proceso de renovación pero en el camino se le interponen todas estas lesiones, que obligan a hacer una prueba muy grande en cuanto a cambios de jugadores.

JMG —Exactamente.

EC —Se superponen, entonces, dos novedades: la renovación y lo accidental de estos días.

JMG —Exactamente. Además es un momento precioso, porque después de los resultados de ayer Ecuador pierde los primeros dos puntos, nosotros nos mantenemos en la segunda ubicación, Paraguay y Argentina están un punto por debajo, Chile y Colombia dos, y Perú a cinco -sin el partido de hoy-. Es decir: creo que lo que hoy es prioritario es ganarle el martes a Perú, eso sí o sí, pero lo que podamos rescatar hoy… a mí no me tiembla afirmar que Brasil, a pesar de Dunga, es claro favorito.

WA —¿Creés que el partido del martes con Perú condiciona en algo la formación de Tabárez para el partido de hoy?

JMG —No, va con todo, se lo pregunté ayer. La última pregunta en la conferencia era si algún jugador que físicamente no estaba 100 % hoy lo reservaba para Perú. Me dijo que no, que hoy juega con su máximo potencial, que hay tiempo de descanso para el partido frente a Perú, que esto es partido por partido, que una victoria vale por tres empates, como diciendo: dentro de nuestras limitaciones vamos a buscar en algún momento la victoria. Creo que en este caso no está atada la integración de Uruguay hoy en relación al partido del martes.

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Transcripción: Andrea Martínez.

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