
RA —Pero la disputa es ahí, ¿y el mercado es simplemente ese?
JD —Ese es un mercado muy importante para ellos, pero obviamente eso se asocia a la comisión de otros delitos, porque para obtener dinero para comprar droga se cometen toda una serie de delitos asociados, desde las rapiñas, los hurtos. Pero si uno ve, las rapiñas también se concentran en esa zona. Los homicidios es clarísimo, en Uruguay tenemos una tasa de homicidios 7,8 cada 100.000 habitantes, en Montevideo de 11 con algo y en el interior 5. Ahí tenés un claro parteaguas entre Montevideo y el interior, claramente diferenciados. Pero dentro de Montevideo tenemos las zonas 1 y 2, que es la franja costera, con índices parecidos a los del interior, de 5 y en algún caso inferior, de 4, pero en la zona 3, tenemos 22 y en la zona 4, 14, 15 cada 100.000. Claramente, 10, 15, 20 manzanas de ese lugar concentran muchos más homicidios que todo el resto del país. No lo estoy diciendo como excusa, no estoy diciendo “no nos preocupemos porque está concentrado”. Absolutamente no, que no se me malinterprete, es un dato objetivo de la realidad sobre el cual tenemos que operar. No es una excusa, por favor, porque a veces cuando uno dice esto, “ah, bueno, nos están diciendo que como es un ajuste de cuentas no nos preocupemos”. No, preocupémonos, porque además eso de alguna manera salpica al resto de la sociedad.
DS —Uno puede tener en la memoria el video que circuló del 40 Semanas con unos chicos muy jóvenes disparando armas al aire. Pero después lee y hay una señora de 62 años que lidera una de esas bandas. ¿Qué nos puede decir de las características de estas tres bandas enfrentadas que han detectado?
JD —Hay una caracterización precisa que no se puede decir públicamente porque se está trabajando en ese tema, en la caracterización concreta de los individuos, los integrantes y demás. Además eso obstaculizaría el desarrollo de la investigación, que todavía está en curso. Pero es claro, en principio los elementos que nos interesa destacar, que son importantes, son, primero, la territorialización o feudalización de este tipo de fenómenos, la disputa territorial, la disputa por los mercados y la necesidad de revertir ese proceso.
Otra cosa que me parece importante remarcar: esto es reversible. Recuerdo que cuando empezamos a hablar de este tema con Guarteche, en los años 2007, 2006, 2008, y a decir que nos preocupaba que no existiera una percepción compartida del riesgo entre las personas que tenían que tomar las decisiones, entre las autoridades, muchos nos decían “ustedes lo que quieren es la profecía autocumplida”. En realidad decíamos algo que estábamos viendo en las distintas investigaciones, que era que se estaban dando condiciones objetivas que tendían a ello. Cuando yo dije que en Uruguay no había sicariato porque no se había encontrado la oferta con la demanda, no lo dije porque quería que hubiera sicariato, era un dato de la realidad. Lamentablemente pocos meses después tuve que decir que la oferta se encontró con la demanda y empezaron a aparecer los primeros sicarios en el Uruguay. Hay condiciones objetivas que uno analiza. Ahora, no quiero que la población quede con la sensación de “esto es horrible, es espantoso”; sí, es horrible, vamos a decir las cosas como son, pero hay experiencias en el mundo… Pero el narcotráfico es una pata, el delito por definición del crimen organizado es la extorsión. Usted hablaba del miedo hoy; ¿sabe qué es lo único que necesita el crimen organizado para hacer dinero con la extorsión? El miedo.
RA —Usted decía que son organizaciones todavía poco complejas, que están en una dimensión que todavía es relativamente manejable.
JD —A veces eso lo hace más difícil.
RA —Pero se llegó a esta situación extrema de que expulsaran a los vecinos de su casa. Entraban, como escuchábamos en el testimonio que recogía el periodista Gabriel Pereira, a punta de pistola a la casa y los obligaban a salir. Si esto es una organización pequeña o poco compleja…
JD —No, digo eso para diferenciarla de lo que el ciudadano puede ver ahora que están de moda las series de narcos.









