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EC —Lo más polémico de este plan es el aumento del Impuesto de Asistencia a la Seguridad Social (IASS) y del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) categoría II, o sea, el impuesto a las rentas del trabajo en determinados niveles de ingresos. En el caso del IRPF a partir de la franja de $ 33.400 nominales, por dos vías: incremento de las alícuotas y cambio en el sistema de deducción de gastos. ¿Por qué se recurrió a este incremento de tributos?
PF —En primer lugar, se recurrió a este y otros incrementos de tributos. Para nosotros era fundamental repartir el esfuerzo entre los diversos sectores, con una diversa batería de medidas sobre el gasto público: diferimiento de gasto, topeo o restricción en el ingreso de funcionarios públicos al Estado, recorte del rubro cero en los ministerios –un recorte del 5 % de la masa salarial en los ministerios, en el gobierno central–, la reforma de la Caja Militar. Esta última es una medida muy importante, la Caja Militar tiene un déficit anual de US$ 400 millones, una cifra gigantesca.
EC —Es una vieja asignatura pendiente.
PF —Es una vieja asignatura pendiente.
EC —Y no se sabe cuándo habrá una reforma que produzca efectos prácticos en las cuentas, en la caja del Estado.
PF —El compromiso del Gobierno es tener la ley enviada y aprobada este año en el Parlamento para que entre en vigencia el año que viene. Estamos trabajando en el diseño final, se busca que vaya generando efectos de mediano y largo plazo, pero también de corto plazo.
EC —¿Qué efectos de corto plazo podría producir la reforma de la Caja Militar? ¿Qué podría implicar el año que viene?
PF —Estamos trabajando para que las transferencias que tenga que realizar el gobierno central vayan disminuyendo ya en el corto plazo. Pero no quiero adelantarme en el diseño porque estamos trabajando sobre él.
En el caso de las medidas por el lado de los ingresos, cabe recordar que hay medidas que van a las rentas del trabajo, pero también a las rentas del capital y a las rentas empresariales.
EC —La mayor polémica está en el IASS y el IRPF.
PF —Sí, pero en este caso me parece importante señalar el arco de medidas que se toman, porque no es esta una cuestión de IRPF sí o IRPF no, o IRPF en una franja sí, IRPF en una franja no. Es un paquete bastante más amplio, con medidas que apuntan al impuesto a la renta empresarial, medidas que aumentan las tasas de las rentas de capital, y luego dos medidas que para nosotros deben ser analizadas en su conjunto, con efectos que deben ser analizados en conjunto, que son las modificaciones en el IRPF y en el IASS y la rebaja del IVA. Estas dos medidas en su conjunto tienen efectos progresivos, su aplicación genera una redistribución de la riqueza y por lo tanto una disminución de la desigualdad. La aplicación de las dos medidas en conjunto nos permite una mejora en el índice de Gini, en la medida de la desigualdad.
Basta ver los efectos concretos, más allá de la aplicación de subas nominales de tasas. Recordemos que para las franjas que superan los $ 33.400 se proponen aumentos de 3 o 4 puntos en función de la franja. Pero más que las tasas nominales importa la suba efectiva sobre los ingresos, porque esas tasas se aplican sobre franjas, lo cual hace que la tasa efectiva del aumento sea mucho menor.
Dividamos la población en 10 deciles. Los seis primeros deciles, los seis deciles de menos ingresos, no pagan IRPF y van a seguir sin pagar. El séptimo decil apenas paga IRPF y no va a ver aumentada la carga de este impuesto. Con esto estoy diciendo que los siete primeros deciles, los siete deciles de menos ingresos, no van a pagar más IRPF y van a poder, por el contrario, apropiarse de la rebaja de IVA. Con esto quiero decir que el 70 % de la población de menores ingresos va a tener la oportunidad de pagar menos impuestos. Esto muestra el carácter progresivo, deja claramente establecido que el 70 % va a tener la posibilidad de pagar menos impuestos y no va a pagar más. Y ojalá yo pudiera estar diciendo aquí que todos van a pagar más IRPF, porque eso significaría que los uruguayos tuvieran mejores niveles de ingresos de los que tienen actualmente.
EC —Por el lado de los niveles de ingreso viene una parte del debate: ¿por qué se empieza en $ 33.400 nominales con los aumentos del IRPF? Eso equivale como líquido a $ 27.000, $ 28.000. Por eso les están reclamando, desde dentro del propio FA y desde el PIT-CNT, que en todo caso, si se va a ir por el IRPF, se empiece más arriba, en $ 50.000 o en $ 100.000; algunas propuestas piden arrancar recién en $ 100.000. ¿Por qué ustedes plantean empezar tan abajo?
PF —Ojalá pudiéramos hacer un diseño tributario basado en una escala de ingresos mucho mejor. Pero con los ingresos que tenemos en Uruguay, el impuesto recae sobre los tres deciles de mayores ingresos, aunque de manera muy pero muy distinta. En el octavo decil, el decil que comienza a pagar algo más por IRPF, el aumento efectivo del impuesto es 0,5 % sobre los ingresos; aquellos que están en el octavo decil pagarán 0,5 % más de IRPF, pero podrán beneficiarse con 2 % menos de IVA. También en este caso habrá mucha gente que por el efecto combinado va a pagar menos impuestos.
En el noveno decil la carga efectiva que aumenta del IRPF es 1,6 % versus menos 2 % de IVA. Ahí también habrá gente que pagará menos o gente que pagará más.
Y en el décimo decil sí se va a pagar más, porque el aumento efectivo por concepto de IRPF es de 3,1 % versus el 2 % del IVA. Esto hace que el 80 % del aumento del IRPF esté concentrado en el décimo decil, el de mayores ingresos.
EC —¿Usted está teniendo en cuenta en esos cálculos que además de las alícuotas del IRPF en este paquete se cambia la forma de deducción de gastos?
PF —Sí, por supuesto, está considerado el efecto conjunto del incremento de la recaudación del IRPF y lo que tiene que ver luego la rebaja del IVA.









