EC —Ahora se prevé que las deducciones se hagan a una tasa plana de 8 %. Apareció como escondido en los anuncios del lunes, hubo que descubrirlo sobre todo mirando la presentación gráfica, y a partir de ahí empezó toda otra discusión. Como que de esta manera se distorsiona más el aspecto de este tributo como un impuesto a la renta, cada vez se permite deducir menos gastos.
PF —Mi pasado me condena.Yo tengo un gusto particular por el tema tributario y en eso voy a dar una opinión estrictamente técnica. El IRPF es un impuesto progresivo; esa progresividad se obtiene por el lado de aplicarles tasas progresionales a los ingresos. Pero si luego les aplicamos tasas progresionales a las deducciones eso le otorga regresividad al impuesto, porque porcentualmente va deduciendo más aquel que gana más en detrimento de aquel que gana menos.
EC —Eso fue lo que estuvo previsto cuando se hizo la reforma tributaria.
PF —No, nosotros creemos que ahí hay un tema de diseño a ajustar. Las deducciones se hacen a tasas progresionales, lo que hace que deduzcan un porcentaje mayor aquellos que ganan más que aquellos que ganan menos. Lo lógico era que se aplicara una tasa […].
EC —¿Están corrigiendo una "distracción" que tuvieron en la reforma tributaria? ¿Hay que entender eso?
PF —No fue una distracción, fue una opción de diseño en ese momento. Y nosotros creemos que es correcto eliminar los vestigios de regresividad que tenga el impuesto en esa materia.
EC —En una charla ayer, con Pablo Rosselli, de Deloitte, aparecían algunos ejemplos en el análisis de esta semana. Una persona que trabaja y tiene dos hijos, si tiene un salario nominal de unos $ 50.000 por mes ahora paga un IRPF de $ 3.100; con los cambios propuestos va a pagar $ 3.900. Hay $ 800 más, $ 600 por la suba de las alícuotas y $ 200 porque bajan las deducciones.
En cambio una persona que gana unos $ 80.000 mensuales y ahora paga $ 8.600 pasa a pagar $ 10.700: $ 2.100 adicionales, $ 1.500 por las alícuotas y $ 600 por menor posibilidad de deducción.
PF —A esos ejemplos les agregaría –por eso reitero que las dos medidas deben ser analizadas en conjunto– lo que tiene que ver con la reducción de los 2 puntos del IVA. Hay que ver el efecto consolidado que se da con las dos medidas, porque si bien es correcto que en algunos casos hay un aumento de impuestos –en algunos casos, porque en el 70 % no va a haber aumento de impuestos–, también debe considerarse la rebaja promedio de 2 puntos de IVA que va a tener un ciudadano promedio.
EC —¿Hay margen para modificar esta escala de retoques al IRPF que ha propuesto el Gobierno? Se lo pregunto a partir de lo que fue el planteo del PIT-CNT: que en vez de que los mayores pagos de IRPF empiecen a los $ 33.400, propone otras escalas: sugiere elevar las subas que el ministerio propuso para las últimas cuatro franjas, que van de los $ 100.200 hasta la última, que alcanza a los salarios por encima de $ 384.100.
PF —En este momento estamos siguiendo un proceso. El proceso implicó primero la elaboración de una propuesta, su consideración por el Consejo de Ministros, alcanzar consenso; luego se hizo una presentación en el Secretariado del FA y luego se hizo una presentación pública. Ese proceso continúa en estos días con una ronda de conversaciones, porque nos parece importante conversar con todos los actores; hemos conversado no solo con los sectores del FA, con quienes estamos conversando, sino también con el PIT-CNT. Luego de terminar esta serie de reuniones veremos cuáles son los planteos y el ministro de Economía, con el presidente de la República, definirá cuáles son los pasos a seguir.
EC —Pero ¿cabe la posibilidad de que salga la franja de $ 33.400 a $ 50.100, lo que plantean el PIT-CNT y algunos grupos del FA?
PF —La propuesta que tenemos actualmente es la del Poder Ejecutivo. Luego se verá, en función del camino que se decida seguir, cuáles son los pasos para que finalmente esto ingrese al Parlamento, donde obviamente también se generan discusiones y negociaciones. Esta es la propuesta del Poder Ejecutivo.
