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Entrevista central, viernes 28 de julio: José Minarrieta

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EC —¿Cómo se entiende que se haya extendido esa costumbre, que entre una cantidad de profesionales de la medicina exista esa laxitud, esa “irresponsabilidad”?

JM —Bueno, ahí entramos en un terreno que es más difícil de explicar, quizás sería para un sociólogo o una persona entrenada en estas cosas. Pero en realidad un poco la cultura esta de la gauchada, que está tan extendida en nuestro país, tiene muchos aspectos positivos, pero también algunos negativos cuando uno intenta abusar de esa posición. El argumento central cuando a uno le piden una cosa así es: “a usted no le cuesta nada” o “¿qué le cuesta, doctor?”. Y justamente ahí es donde nosotros decimos que…

EC —Bueno, no le cuesta nada, pero el profesional termina mintiendo y poniendo su firma en una mentira.

JM —Lo que le cuesta, justamente, es su veracidad, su prestigio profesional, el hecho de cumplir con su trabajo de una forma éticamente aceptable. Ese es un precio muy alto que, obviamente, nuestra idea es que no hay que pagarlo

RA —Usted hablaba de las prácticas extendidas desde antes de que se ingrese al ámbito laboral, pero una vez allí, ¿qué tipo de prácticas irregulares constatan los médicos de parte de los pacientes a la hora de llamar al médico para certificarse?

JM —La respuesta es bastante difícil, porque uno puede desconfiar… Esto no sucedería si nosotros tuviéramos un sistema más aceitado donde la certificación la realizara el médico tratante. Cuando hay una relación entre el médico y el paciente de varios años es más difícil que se den ese tipo de situaciones porque el médico conoce la patología previa del paciente y sabe, más o menos, qué cosas pueden ser reales de las que le está contando. Es cierto que existen un montón de enfermedades que uno no puede constatar de forma tan directa y uno ahí tiene que tener confianza o hacer un examen físico correcto, a veces pedir la paraclínica. En definitiva, siempre hay un grado de incertidumbre que hay que manejar en términos de la confianza de la relación entre el médico y el paciente. Y, sin duda, hay gente que simula enfermedades y probablemente en algunos casos tenga éxito, eso no lo discutimos…

EC —Hay gente que simula una enfermedad que no tiene, que simula una dolencia más grave de la que tiene, pero también…

RA —Sí, hay algunas patologías que se prestan como para…

EC —¿Cuáles?

RA —Y, estoy pensando en la depresión, por ejemplo…

JM —Bueno, la depresión o los dolores lumbares, por ejemplo, las gastroenterocolitis… Hay muchas enfermedades en las que el diagnóstico se basa en el interrogatorio; si bien el examen físico aporta datos, hay cosas que son subjetivas, como el dolor, que solo lo conoce el paciente que lo tiene, lo cuenta, lo refiere, lo describe, se lo puede interrogar, pero no decir que al paciente no le duele si él dice que le duele.

EC —Esas son hipótesis en las que el médico depende de la honestidad del paciente.

JM —Por supuesto.

EC —¿Y entonces? En ese caso, obviamente, la responsabilidad principal es del que miente, el “paciente”. ¿Qué puede hacer el médico? ¿Ahí usted lo estaría exonerando de responsabilidad?

JM —No, no es que lo exonere…

EC —Hay algo que pueda hacer para detectar esa mentira?

JM —A eso me refiero cuando digo que lo ideal es que haya una relación de confianza. No es lo mismo una persona que se certifica diez o veinte veces en el año o tiene certificaciones muy prolongadas, que una persona que se certifica una vez en diez años, ese es otro elemento que no toma.

RA —¿Y ese dato ustedes lo tienen en general?

JM —No, ese dato también surge del interrogatorio, pero a veces vemos recertificaciones o certificaciones muy prolongadas que llaman un poco la atención. Y el BPS también tiene los mecanismos para, cuando uno tiene dudas, derivar el caso a una Junta Médica.

EC —Sí, el médico no tiene por qué conocer los antecedentes de ese paciente en materia de certificaciones, porque puede ir cambiando, pero podría haber un registro al que el médico recurriera para tener una idea de la historia del paciente.

JM —Esa es una buena idea y pienso que podría tener cierto grado de aplicabilidad, aunque tampoco podemos afirmar que porque una persona se certifique muchas veces esa vez que lo estamos viendo está simulando.

EC —De acuerdo, pero es un dato para tener en cuenta…

JM —Es un dato de la realidad que se une a otra serie de datos que uno va sacando de un interrogatorio y de un examen físico y que pueden colaborar para que esto sea mejor.

RA —Hay otra práctica que, por lo visto, es habitual, así nos lo hacían saber algunos oyentes, con respecto a lo que pasa los fines de semana largos o los lunes y los viernes, ¿no?

JM —Sí, sí…

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