
EC —Tengo varios mensajes de los oyentes. Este, por ejemplo, dice: “Para que se entienda: el doctor Radi es nuestro Luis Suárez de la ciencia nacional”. Más temprano, cuando hacía el anuncio a las 7, hacía la comparación. Acá lo plantea este mensaje, y agrega: “Es un orgullo y un espejo en el que nos miramos muchos científicos jóvenes”. ¿Qué te parece?
RR —En este momento se me pone la piel de gallina. Yo estoy muy agradecido a las muestras de apoyo que he recibido, agradezco mucho el espacio que tú has tomado para difundir esto. Este caso mío forma parte de un esfuerzo nacional de desarrollo de ciencia y tecnología que no sin dificultades se ha empujado en los últimos 25 años. Soy parte de un proceso histórico, desde el inicio del Pedeciba, yo hice la carrera de Doctor en Medicina, pero luego fui el primer doctor en Bioquímica del programa Pedeciba, simplemente por un tema histórico, que el programa empezó cuando estaba terminando la carrera. De forma que soy un producto de creación científica nacional, y por supuesto que toda la carrera que he desarrollado en Uruguay la he hecho en una institución y con un equipo de trabajo fantástico, que me acompaña todos los días y sin el cual los aportes habrían sido mucho más discretos. Porque la ciencia hoy es una ciencia de grupos, y en particular en las áreas biológicas, de forma que “mi equipo” de investigación de la Facultad de Medicina y colaboradores en el resto de la Academia Nacional es un aporte absolutamente decisivo y ya hemos celebrado en conjunto, de forma que también este reconocimiento va para todos ellos.
EC —Hay otros mensajes que vienen de tu “casa”. “Un saludo para Radi, tremendo teórico de la bioquímica”. Firma: “Estudiantes de tercer año de Facultad de Medicina”.
RR —Muchas gracias, muchas gracias.
EC —¿Qué esperás que venga después de tu incorporación ya formal?
RR —Creo que mi interacción a nivel internacional va a facilitar algunos caminos. Desde el punto de vista científico no creo que sea un cambio sustancial en el sentido de que nosotros ya tenemos una red de actividad muy intensa. Sí espero que nos abra algunas puertas para la generación de nuevas iniciativas. En particular la posibilidad de acceder a algunos programas quizás binacionales entre Uruguay y EEUU que potencien actividades de ciencia y tecnología. Esa ha sido un área bastante trabada hasta ahora, básicamente por la falta de contrapartidas de Uruguay. Hemos padecido un problema que es que Uruguay a partir de 2014 pasó a estar, de acuerdo al Banco Mundial, en la lista de países de alto ingreso.
EC —¡Qué paradoja!
RR —Esa paradoja nos golpeó a los científicos nacionales en forma muy negativa, porque dejamos de ser elegibles para la aspiración a fondos internacionales, sobre todo de EEUU. De hecho mi grupo está sufriendo en este momento eso, porque se nos cortó básicamente a cero el apoyo internacional. El discurso es: “El país ya es rico, de acuerdo a estos estándares, pasaron US$ 14.000 per cápita de PBI, de forma que ahora vuestro país se tiene que hacer cargo de la financiación de la ciencia de ustedes”. Pero los procesos internos todavía no se han consolidado, son muy lentos. Desde la ANCIU hemos trabajado mucho en eso, en el acuerdo interpartidario. Ahora estamos en una especie de limbo por el cual hemos perdido el apoyo internacional y eso no ha sido retomado por apoyo nacional.
Quiero que se entienda que no estamos aprovechando este espacio para pedir financiación, simplemente digo que hoy Uruguay se ve desde otro lugar a nivel internacional, y si queremos que el sistema científico-tecnológico siga avanzando, el nivel de apoyo interno y financiación debe cambiar sustancialmente, porque el apoyo internacional ya cesó. Eso es parte de lo que tenemos que hablar con el embajador uruguayo en Washington, cómo reactivar la agenda científica Uruguay-EEUU y cómo lograr contrapartidas más decididas del lado uruguayo para poder abrir las contrapartidas del lado norteamericano. Ya no es más unilateral, “nosotros apoyamos proyectos de ustedes”, ahora es “apoyamos proyectos juntos”, los dos países ponen algo. Generalmente ese algo es que Uruguay pone 1 y 100 pone el otro, pero tenemos que poner ese 1.
Hasta que no terminemos de entender eso vamos a seguir perdiendo una cantidad de oportunidades de cooperación internacional que se nos presentan, del lado nuestro es imposible acceder por la lentitud que tenemos para poner lo nuestro. Eso es todo un asunto que se nos viene como ANCIU en los próximos años, destrabar esto de la cooperación internacional, desde un lugar ya de cooperación propiamente dicha y no tanto de apoyo desde el exterior al Uruguay.









