
EC —De la audiencia llegan cantidad de preguntas, el tema por lo visto apasiona. Esta pregunta está buena, quiere saber cuál fue el origen, por qué se va por el lado de los alimentos sintéticos. “¿Para enfrentar enfermedades?, ¿para enfrentar el hambre en el mundo?, ¿por razones económicas?”.
MCA —Siempre es multicausal. El hambre es un problema, en el caso de los alimentos genéticamente modificados en muchos países africanos donde la alternativa es comer o no comer. Obviamente es diferente cuando uno tiene la opción de elegir. Pero también hay estudios de proyección hacia 2050 en que todos coinciden, independientemente del país que los haya desarrollado, en que va a seguir incrementándose la población y va a haber mucha más restricciones medioambientales, falta de agua en muchos casos, falta de tierras para destinar al cultivo, se necesita modificar la productividad. Hay un montón de limitantes que hacen que la gente piense cómo va a ir solucionando ese tipo de problemas.
EC —Quienes impulsan estos desarrollos enfatizan, por ejemplo, que hoy la cría y la alimentación del ganado producen grandes emisiones con efecto invernadero, y que por lo tanto yendo a un esquema en el que una parte de la carne, la mayor posible, fuese sintética, habría una reducción del impacto ambiental, etcétera.
MCA —Exactamente, de la emisión de metano y demás. Ahora en la mayoría de las producciones se están exigiendo las huellas hídrica, de carbono y demás, justamente para evitar estas modificaciones del medioambiente. Obviamente un producto de estos, como la carne sintética, es muy controversial. Hay gente que va a decir que no es natural y es cierto. Y hay gente que va a decir que para tener carne natural tenemos que mater un animal y eso también tiene sus inconvenientes. Entonces realmente hay muchos puntos de vista en los cuales uno puede analizar este tipo de razones. Obviamente puede haber también razones económicas, entre otras.
EC —Las ventajas de la carne sintética, la leche sintética, los quesos sintéticos son unas cuantas. Quienes están detrás de estos proyectos ponen mucho énfasis en ellas. Por supuesto, también están quienes cuestionan, quienes advierten.
MCA —Usted dijo recién algo importante: ninguna tecnología va a ocupar el 100 % del mercado nunca.
EC —Ahí viene quizás la respuesta a otra inquietud: ¿qué pasa con las economías fuertemente basadas en la producción de alimentos, como la uruguaya o la argentina? ¿Nuestras economías están en riesgo ante estos desarrollos?
MCA —No, creo que nunca ninguna tecnología va a ocupar el 100 % del mercado, con lo cual siempre va a estar la probabilidad de la alimentación como la conocemos habitualmente. Además en nuestro caso estos adelantos siempre van llegando con un poco más de retraso que en los países que tienen un mayor grado de desarrollo.
EC —Se supone que la carne natural va a tener un valor especial, va a ocupar un nicho de mercado y eso difícilmente desaparezca.
MCA —Obviamente, yo creo que no, por lo menos no en unos cuantos años.
EC —Pero también da la impresión de que un país como Uruguay o como Argentina, caracterizados por sus buenas carnes, no deben distraerse y quedar al margen de esta otra producción.
MCA —Obviamente, pero eso no significa dejar de producir ni dejar de mejorar la carne tradicional.
EC —En Argentina ustedes están avanzando en esto.
MCA —No, no estamos trabajando en carne sintética. Sí se está trabajando, se trabajó mucho en la parte de organismos genéticamente modificados. De hecho Argentina es uno de los mayores productores de soja transgénica y de otros alimentos vegetales transgénicos que han sido aprobados por Conabio (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad).
EC —Sigo con las preguntas de los oyentes. Palmira quiere saber: “¿Se han estudiado efectos sobre la salud humana del consumo de este tipo de alimentos sintéticos?”.
MCA —No, todavía no, porque los estudios son muy recientes. No he visto ningún tipo de estudios realizados sobre salud.
EC —Y después aparecen estas preguntas inquietantes, como la de Nicolás: “¿Qué le parece todo el presupuesto que Google ha invertido en esta dirección?”. No es la única compañía que está metida en este asunto. Por ejemplo, Bill Gates está involucrado en algunos de estos proyectos en Estados Unidos.
MCA —En Estados Unidos también está involucrada una empresa que se llama Evolva, y Cargill también está involucrada en esto.
EC —Aquí aparece el temor por la potencia de los capitales y de las corporaciones que se involucran en estas innovaciones. ¿Ahí sí, con aplanadoras como esas, no empezamos a tener que preocuparnos?
MCA —Creo que sí, en ese sentido hay que tener los cuidados que sean necesarios.
EC —Pero ¿una economía como la uruguaya o como la argentina no pueden terminar afectadas si se ponen en marcha semejantes maquinarias en esto otro?
MCA —No creo…
EC —A propósito de inquietudes, al final de su conferencia de ayer usted decía que estaba impactada desde el punto de vista científico por estos avances, pero que tenía temor no por la tecnología en sí, sino por el uso que nosotros los hombres les damos a esas tecnologías. ¿Cuál es su preocupación?
MCA —En parte se junta con la pregunta que dejamos sin contestar recién. Las tecnologías per se no son ni buenas ni malas, son avances. Después el hombre puede hacer usos positivos o no positivos de esa tecnología. Por eso puse mucho énfasis en el hecho de que cada país tiene que tener regulaciones muy claras, y el consumidor tiene que tener claro el tipo de tecnología que se utiliza. Hay que educar al consumidor para que comprenda el tipo de tecnología que se utiliza para que después opte por lo que considere que es mejor para él.
EC —¿Estaba pensando en algo en particular, en algún riesgo en particular?
MCA —No, es lo mismo que si hablamos de otras tecnologías. Creo que a ninguno de los científicos que estudiaron el desarrollo de la fisión y demás se le ocurrió pensar que se iba a generar la bomba atómica y que se iba a tirar en Hiroshima y que iba a matar a un montón de gente. Esto no quiere decir que estos alimentos maten, pero el hombre siempre puede llegar a hacer usos no muy adecuados. Hay que mantener muy altos los parámetros éticos.
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EC —La idea de esta charla era abrir la cabeza…
MCA —Justamente, creo que uno tiene que tener la cabeza abierta y tener el conocimiento en sus manos. Después uno elige.
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Transcripción: María Lila Ltaif









