
EC —Volviendo a dónde está usted, el 7 de diciembre, cuando salió de la reunión que tuvo con el tribunal de conducta política del FA, afirmó: “Políticamente estoy prácticamente afuera. Lo que queda es una formalidad”. ¿Cumplió con esa formalidad?
GM —La formalidad se cumplió porque el presidente del FA la cumplió, me declaró fuera de los cuadros orgánicos.
EC —¿Entonces, efectivamente está afuera del FA?
GM —Absolutamente, soy independiente; esa es la definición.
EC —También es cierto que el presidente del FA, Javier Miranda, dijo hace poco que usted no había presentado una carta de renuncia.
GM —No fue necesario, porque me declaró fuera de los cuadros orgánicos y yo declaré que me parecía que eso era una buena descripción de la situación. Y a partir de ahí quedó formalizada una independencia respecto al FA.
EC —¿Dónde se ubica políticamente hoy?
GM —Soy un independiente. No soy necesariamente opositor, porque desde ese momento que estamos mencionando hasta ahora en el Parlamento he votado la mayor parte de los proyectos de ley junto con la bancada del FA. Es más, en algunos proyectos de ley al FA le faltaron otros votos, no el mío; por ejemplo, para la permanencia de las tropas en Haití no tuvo 49 votos, y yo voté con la bancada. Por ejemplo, para la interpelación al ministro Bonomi, que va a ser ahora el 15 de febrero, yo voté en contra de la interpelación junto con la bancada. Y es altamente probable que no acompañe un pedido de censura al ministro. No soy un opositor porque no me defino por oposición al gobierno, soy independiente de la fuerza política y voy a actuar como independiente en la Cámara.
EC —Es importante esa puntualización, porque hace unos días, la semana pasada, Gonzalo Reboledo, secretario político del FA, dijo: “ Gonzalo Mujica es un legislador del FA, nunca lo escuché decir que no está dentro del FA. Hasta que no se vaya, él es un legislador del FA”.
GM —Reboledo tiene que hablar con su presidente…
EC —Pero quizás el comentario de Reboledo se inscribe en un contexto que en estos meses, enero, febrero, parece distinto del que lo rodeaba a usted a fin de año. Como que ha ido aflojando la agresividad que sus colegas frenteamplistas tenían con usted, como que ahora lo tratan con amabilidad, con apertura.
GM —Como debe ser, porque en definitiva esto es una cuestión de un debate político. También es cierto que se viene de muchas instancias, quedan tres años de gobierno y el hecho de que no puedan contar con mi voto por un mecanismo orgánico, porque ya no integro los cuadros orgánicos, los obliga a tener que negociar. Y naturalmente, no tienen por qué negociar solo conmigo, no lo van a hacer, seguramente van a negociar con todo el mundo. Pero me da la impresión de que en muchos temas la mayor cercanía la van tener conmigo. Como le acabo de decir, sin mucha negociación, yo voté varias cosas junto con ellos desde que quedé independiente.
EC —Por lo tanto… ¿qué? Conviene llevarse bien, no andar a los sopapos.
GM —Supongo que sí. Yo no voy a dejar de negociar porque me critiquen las posiciones políticas, porque eso corresponde, es justo. Obviamente, si lo que vienen son ataques personales y agresiones, la dignidad no la compraron ellos, yo también la tengo y eso cierra toda negociación. Pero me parece que las cosas están mejor así.
EC —Hablemos de la rendición de cuentas. Cuando en el año 2015, en el primer año de esta administración, el gobierno decidió elaborar un presupuesto que solo fijara los gastos para los dos años siguientes, seguramente no pensó que al iniciar 2017 habría perdido la mayoría automática en una de las cámaras. Por eso este dato, Gonzalo Mujica, qué hace Gonzalo Mujica, tiene su relevancia. Empecemos a conocer cómo está plantado usted ahí. ¿Qué actitud tendrá de cara a este debate?
GM —He dicho algunas cosas que son coincidentes o que son la consecuencia natural de lo que planteé en la rendición anterior. En mi intervención en la discusión en general dije que la clase media uruguaya, después de estos aumentos de impuestos que estamos votando, quedó al límite de su capacidad contributiva. Y agrego ahora, unos meses después, que luego, si sumamos esos aumentos de impuestos a los aumentos de tarifas que hubo a fin de año, el país quedó en el límite de su capacidad contributiva. Y podría decir, como contrapartida, que el Estado está en el borde de su capacidad extractiva. Por lo tanto, primera consecuencia rumbo a la rendición 2016, que se va a tratar este año, es que no estoy dispuesto a discutir aumentos de impuestos u otro tipo de incrementos de ingresos del Estado.
EC —Eso, sin embargo, está arriba de la mesa. Hay sectores del FA que hablan de esa posibilidad.
GM —Esa es la primera definición. Esta discusión, por lo que acabo de decir, es estrictamente en torno al gasto público. Y sobre el gasto público he dicho que, desde mi humilde modo de ver, hay que discutir dos cosas: el tamaño y el direccionamiento del gasto. Sobre el tamaño del gasto, ayer le manifesté al presidente del FA que comunicara que yo no estoy dispuesto a votar ningún incremento de gasto que signifique un incremento del déficit fiscal.
EC —¿Cómo es esto?
GM —Los incrementos de gasto, si no tienen una financiación genuina, por ejemplo por incremento de la actividad económica, que aumenta los ingresos del Estado, van a déficit fiscal. Y el déficit va a deuda, se financia con deuda. Ese es el mecanismo que hay que cortar, ese es el cable de la espoleta que hay que cortar en la economía. Porque el déficit fiscal es el talón de Aquiles de la economía en este momento. Llegamos a 4 %, creo que va a bajar este año, tengo la impresión personal.
EC —El déficit fiscal alcanzó el 4 % del PBI al final de 2016.
GM —Creo que en el correr del año va a bajar, me da la impresión de que, a medida que se empiecen a cobrar estos incrementos de impuestos, las nuevas tarifas y que la actividad económica levante un poquito más de lo que levantó en el último trimestre del año pasado, el déficit puede bajar algunas décimas o capaz que hasta un punto de aquí a la rendición. Pero hay que advertir que este sigue siendo el talón de Aquiles de la economía, porque tengo el temor de que esa baja que se puede constatar justo en el momento de la discusión de la rendición termine alentando la idea de “ahora podemos empezar a gastar de nuevo porque ya bajó el déficit fiscal”.
EC —Pero, para empezar, el propio Poder Ejecutivo anuncia –lo han dicho desde el presidente Vázquez al ministro de Economía– que hay cuatro rubros en los que se está dispuesto a reforzar el gasto. Por ejemplo, enseñanza, Sistema Nacional Integrado de Cuidados (SNIC), seguridad y vivienda. ¿Qué dice usted ante este planteo general?
GM —Me parece un error.
EC —Usted dice que no deben aumentarse esos rubros.
GM —Hay que aumentar la eficiencia en el uso de los recursos que ya tienen esos rubros. Ayer se lo dije también a Javier Miranda, el gobierno prometió –yo lo integré, yo también prometí– durante la campaña electoral 6 puntos para la educación y un plan nacional de cuidados, carísimo en su implementación, sobre la base de que el país iba a crecer 15 puntos en cinco años. ¿Cómo puede ser que el primer año de gobierno revisemos a la baja el crecimiento a la mitad –porque no es que nos equivocamos en 10 %, bajamos 50 % la previsión de crecimiento– y no revisemos los gastos? ¿A qué familia le dicen que le va a ingresar la mitad de lo que esperaba y no revisa lo que está gastando? Hay que decirle a la gente, no se pueden sostener todas las promesas electorales cuando el contexto económico se derrumbó a la mitad de lo esperando.









