
EC —En el interior, el estilo es completamente otro, se optó por un contraste, es todo muy contemporáneo, muy colorido.
CB —Muy colorido, muy atractivo, los jóvenes disfrutan de ese lugar. Los jóvenes están desde la mañana hasta las 16, las 18; puede ser hasta las 16, cuando termina lo formal, pero pueden quedarse en Ánima estudiando, individualmente o en grupos, en equipos, o pueden quedarse simplemente disfrutando de Ánima. Eso es lo importante, que se sientan cómodos. Queríamos un edificio con luz, con color, con alegría, porque hay que ir a estudiar con alegría. Esa es la idea.
EC —Eso se nota. ¿Cuántos salones hay ya habilitados?
CB —Abajo tenemos tres salones habilitados, dos laboratorios, uno en especial para la parte de tecnología, el otro para biología y química, y arriba tenemos tres nuevos salones para esta generación.
EC —El local es una parte del enorme y antiguo edificio de Conventuales, en el Centro de Montevideo. ¿Qué implica eso en cuanto a relación de Ánima con la Iglesia católica?
CB —Lo que tenemos con Conventuales es un comodato que nos permite estar allí, y nos hicimos cargo de los arreglos, para lo cual contamos con empresas que nos ayudaron en el diseño –por ejemplo Gómez Platero–. Se mantiene parte de lo antiguo y se integra con lo nuevo, es un mix interesante.
EC —“¿Es una institución católica?”, preguntan algunos oyentes.
CB —Ánima no es una institución católica, sin embargo algunos de sus fundadores son cristianos, son católicos. Pero no nos definimos como una institución católica ni mucho menos.
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EC —¿Qué es el sistema dual, quizás la gran novedad que introduce esta institución?
CB —Surgió de la búsqueda de cómo hacer para que estos jóvenes, que vienen de sectores de pobreza, puedan capacitarse, formarse e insertarse en empleos de calidad. El modelo dual o el sistema dual o la modalidad de trabajo dual nace en Alemania y se extiende en diversas partes del mundo, incluso fuertemente en Argentina, en México, en Chile, permite que la formación no solo sea en el aula, no solo sea en el laboratorio, sino que sea también en la empresa. La empresa es un espacio de formación tan importante como el aula. El alumno verifica en la empresa, pone a prueba en la empresa lo que incorpora en el aula, y recoge aprendizajes de la empresa y los trae al aula, problematiza el conocimiento en el aula. En Ánima tenemos una consigna, una idea clave: aprendemos trabajando y trabajamos aprendiendo.
EC —“¿Efectivamente no hay antecedentes en Uruguay?”, preguntan algunos oyentes.
CB —Conocemos algunos antecedentes que tienen que ver con una experiencia muy interesante que hizo UTU a nivel de escuelas agrarias. No era a nivel de bachillerato, era a nivel de formación profesional. Los chicos hacían una experiencia de estar en el aula una semana y una semana en un establecimiento. No sé qué evaluación se hizo, cómo continuó eso, creo que hoy ya no está. En Ánima esto sí es una propuesta innovadora que estamos poniendo en marcha con mucha reflexión, con mucho análisis de lo que está pasando, de puertas abiertas a la empresa, para que las empresas también tomen parte de esto y nos digan qué necesitan los puestos de trabajo, qué necesita el mercado de empleo, qué formación tiene que tener un joven, qué debe saber, qué debe conocer. En ese sentido lo interesante es decir qué aprendizaje podemos colectivizar o generar en Ánima y que sea para todo el sistema educativo.









