
EC —Sigamos. La botella puede ser localizada remotamente con el chip. ¿Cómo funciona el resto del sistema?
NS —Vimos que Unicef, por ejemplo, tenía más problemas de logística, de cómo llegar a los lugares, que de fondos. Y vimos que al detectar el agua contaminada con el cambio de color y enviar la señal para ubicarla, la ONU y todos pueden actuar y concentrar sus esfuerzos en los lugares donde está el problema. Las dificultades logísticas van desde que no hay caminos, no hay carreteras, no hay cómo acceder. Acá por lo menos estaríamos identificando los lugares problemáticos.
EC —Mediante el chip, que envía la localización de esa aldea, de ese sitio donde apareció agua contaminada, que afortunadamente el niño no bebió porque vio que la botella cambiaba de color.
NS —Exactamente.
EC —Pero después viene el otro proceso, qué se hace con la fuente de agua contaminada. Por eso tú hablabas de un sistema.
JO —Claro, la idea es un programa de advertencia para que las organizaciones puedan generar un mapeo de las zonas con aguas contaminadas y actuar.
NS —La ONU, Unicef y todas esas organizaciones ya tratan esos temas, nosotros nos asociaríamos con este programa indicándoles dónde actuar. Descontaminar el agua si es por ejemplo un lago muy grande no es algo muy fácil, pero ellos sabrían que ahí está el tema y podrían llevar sus plantas potabilizadoras, repartir agua potable a los niños, que lo hacen, reparten botellas de agua potable.
JO —La idea es trabajar con Unicef y mejorar la logística, porque estuvimos investigando que se podía mejorar, que tenía ciertas dificultades.
EC —Para eso se necesita que las botellas y sus chips sobrevivan. Estamos hablando de una botella fuerte, por un lado; ¿cuánto tiempo se supone que puede utilizarse? Se distribuyen masivamente y quedan en las casas, en manos de la gente. Esa es la idea, ¿no?
JO —Sí.
EC —Y por otro lado se necesita que el chip que geolocaliza la botella se mantenga funcionando.
NS —Sí, el geochip va a seguir funcionando. En el tema de las botellas estuvimos buscando y vimos que los niños incluso van a buscar agua en botellas, o sea, ya se reparten botellas, se usan como baldes, porque son botellas grandes. Y se mantendrían en estas aldeas hasta que la ONU vaya y reponga el suministro.
EC —Ustedes decían en la presentación del proyecto que un implemento como este sería más tolerable que otros. Porque a veces hay dificultades para dialogar con estas comunidades cuando se viene de afuera a tratar de ayudarlas. ¿De qué se trata?
JO —Debido a diferencias culturales, dichas comunidades generan un rechazo hacia la tecnología moderna, entonces la idea es incorporar la tecnología de una manera discreta y sutil para que se pueda utilizar y ellos mismos puedan darle un uso. Porque no es únicamente el mapeo, sino también que ellos puedan identificar el agua contaminada y no arriesgar su vida tomándola.
EC —Ustedes procuran que estas comunidades se apropien de la innovación. Es ambicioso lo que dicen.
NS —Sí, sí. Como decía Joaquín, de manera sutil, casi sin darse cuenta, sin que tenga un impacto en su vida social como puede ser la inclusión de un celular o de un aparato. El que esté en una botella de agua que cambia de color no supondría un shock en su cultura.
EC —En definitiva, el producto que ustedes idearon y que tienen en carpeta está dirigido a ONG y organismos internacionales, esos serían sus “clientes”.
NS —Exactamente.
JO —También se puede enfocar en países desarrollados desde el punto de vista de estos compren botellas y por cada botella comprada en un país desarrollado se envíe una a los países que las necesitan.
EC —Ustedes proponen una campaña.
JO —Claro, es todo un programa.
EC —Una campaña que permitiría financiar a su vez esto de Bottle Life.
NS —Exactamente, es una campaña social que se basa en el producto de la botella, pero lo principal es la campaña para ayudar a Unicef, a las ONG a combatir la mortalidad infantil.
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