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Entrevista central, viernes 30 de setiembre: Sergio Miranda

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NB —En una nota de La Diaria, el presidente de la cámara, Óscar Iroldi, comentaba que si bien hay mucho interés e involucramiento de las empresas locales con la comunidad LGBT, también hay mucho miedo a exponerse o a qué dirá el mercado. ¿Cómo está funcionando la captación? ¿Qué resistencias están encontrando, en caso de que las estén encontrando?

SM —Básicamente se está dando al revés. Prácticamente todos los días se acercan empresas interesadas en esto, por un lado por los beneficios que eso puede traer a nivel de imagen y por otro por la oportunidad. Estamos trabajando por los derechos económicos de la comunidad. Lo primero fueron los derechos, la igualdad de derechos, porque era como que había derechos para algunos ciudadanos y para otros no. Entonces lo primero y fundamental es el marco legislativo: todos somos iguales ante la ley, todos tenemos los mismos derechos –me puedo casar, puedo tener hijos, puedo formar mi familia, puedo tener un emprendimiento, etcétera–, aunque queda mucho por trabajar. Continuando con esto, los derechos económicos de la comunidad: el acceso al trabajo, al desarrollo de emprendimientos, de proyectos que tienen que ver con empresas, investigación, además de la inclusión laboral y la no discriminación. Básicamente esos son los objetivos y puntos de interés de la cámara, las líneas de trabajo que tienen que ver con inclusión y empoderamiento.

RA —Si vamos a algo más global, ¿cómo surgió el concepto del mercado LGBT y cuándo comenzó a imponerse como un nicho atractivo en el mundo de los negocios?

SM —Me parece que el punto de partida es el turismo. Por varios motivos el turista LGBT se transformó rápidamente en un turista interesante porque tiene un poder adquisitivo que le permite viajar y además tiene el gusto por viajar, en general viaja más de una vez por año. Esto está cambiando un poco, pero habitualmente eran personas o familias sin hijos, entonces estaba esa cosa del doble ingreso sin hijos, que permitía una disponibilidad…

RA —Tener más recursos y más tiempo para dedicarse a uno mismo.

SM —Exactamente. Y gusto e interés además.

NB —Es paradójico, porque esa es una realidad a transformar en esto de ir consiguiendo derechos.

SM —Ya se está transformando y está repercutiendo en el turismo LGBT, por las parejas LGBT con hijos también. Volviendo al tema del turismo LGBT, este sector tuvo un crecimiento exponencial y sigue creciendo. En el mundo hay muchas cifras, todas bastante impresionantes, pero para decir una más o menos oficial –porque van cambiando día a día y año a año–, el turismo LGBT gasta unos US$ 150.000 millones por año en el mundo, de los cuales 35 % son en América Latina y un porcentaje importante se mueve en la región del Cono Sur, Brasil y Argentina mayoritariamente, y nosotros estamos en el medio. Soy uno de los coordinadores de la Mesa de Turismo LGBT de Montevideo, los miembros son obviamente todos operadores de turismo (hoteles, gastronomía, transporte, etcétera) y siempre hacemos sondeos y preguntamos a los miembros de la mesa si han sentido un incremento y la respuesta notoriamente es que sí.

RA —¿En qué fecha situás el turismo LGBT, en qué momento se empezó a ver el negocio como tal?

SM —Hace unos cinco años empezamos a conformar la mesa. Al principio fue una reunión de empresarios que en ese momento estaban más vinculados a servicios y entretenimiento (discotecas, bares, etcétera) y luego se fue transversalizando cada más. De hecho, cuando recién empezó, la Mesa de Turismo estaba dentro de la de Cultura y Entrenamiento. Luego eso se transversalizó, hoy somos miembros del directorio, que es mucho más y abarca todos los servicios.

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