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Entrevista central, viernes 30 de setiembre: Sergio Miranda

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RA —¿Turismo de bodas?

SM —El turismo de bodas.

RA —Fue uno de tus planteos en la cadena. ¿Está en los planes de la cámara trabajar en ese sentido? ¿Qué se puede hacer? ¿Hay países que lo están haciendo?

SM —Sí, Argentina, por ejemplo. En Uruguay los extranjeros pueden casarse con un uruguayo o entre sí teniendo una residencia mínima en el país. El turismo de bodas implicaría que el Código Civil permitiera el casamiento de extranjeros sin un requerimiento de un tiempo extendido de residencia anterior. El turismo de bodas es la posibilidad de venir a casarse a Uruguay –para la comunidad LGBT y para todo el mundo–. Eso implica una oportunidad muy interesante como sector económico, porque el turista de bodas en general viaja con invitados, no solamente la pareja, y está todo lo que implica el negocio de las bodas: fiesta, pasajes, alojamiento, catering, transporte, invitaciones, ropa, regalos. Y seguramente implique como mínimo tres días, entonces también visitas, paseos, etcétera. Es un volumen de servicios y oportunidades de negocios que es muy interesante, que mueve millones de dólares por año y que Uruguay se está perdiendo.

RA —¿Qué habría que hacer? Una modificación de la ley.

SM —Del Código Civil.

RA —¿Lo han conversado, lo han planteado a nivel legislativo?

SM —Hemos tenido conversaciones con Turismo, aunque en realidad está en la órbita del Ministerio de Educación y Cultura. Ojalá esto se corrija, porque va a ser muy positivo para el país. Sería una señal positiva más que emite Uruguay al mundo a nivel de inclusión.

RA —Se estima que en Uruguay habría 300.000 personas LGBT con un poder de compra de US$ 7 millones anuales. ¿De dónde sale ese cálculo?

SM —Está basado en ese 10 % de la población, con las características que mencionamos.

NB —Cuando hablamos del turista estamos hablando de un turismo de alto poder adquisitivo, que en general además tiene conductas de consumo que lo hacen más atractivo incluso que el turista heterosexual. Pero la situación de la población LGBT de Uruguay es distinta, por ejemplo está el tema de la población trans, que tiene severos problemas de inclusión.

SM —Absolutamente. La cámara está trabajando con el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), a través de una línea que se llama Nuevos Sentidos, en la creación de un Programa de Talento Diverso. Esto es la creación de una bolsa de trabajo para la comunidad LGBT, que implica capacitaciones a personas y empresas interesadas en dar oportunidades laborales a personas de la comunidad LGBT y pensando también y sobre todo en las personas trans. Porque las personas trans han sido y siguen siendo el sector más vulnerado y vulnerable de la comunidad, por un montón de motivos.

Lo primero positivo es que se empezó a hablar del tema, porque durante mucho tiempo no se hablaba del tema trans, y si se hacía era estigmatizando. El estigma viene porque la población trans ha sido históricamente dejada de lado en todo, por ser trans, por ser homosexual, por ser mujer, por ser pobre, por ser del interior, era excluida, excluida, excluida. Es una población que hasta ahora tenía un promedio de vida de 35, 40 años y que tenía como única opción para sobrevivir el trabajo sexual. Tener un sector de la población en esas condiciones habla muy mal de nosotros como sociedad.

El Mides realizó el primer censo de personas trans del país que está muy interesante. Para empezar, da números concretos de cuántas personas trans hay en Uruguay. Según los primeros datos, se estima que hay alrededor de 1.000 personas trans, no son 3.000 o 5.000. También empezaron a surgir datos que no digo que sean positivos, pero son mejores de lo que uno a priori podía pensar. Por ejemplo, hay un porcentaje interesante de personas mayores de 51 años; si tenemos en cuenta lo que hablábamos de una expectativa de vida de 35 a 40, es un dato positivo.

También están el tema del acceso a la salud, que nos importa mucho, y lo laboral, porque hay urgencias. Se habla de que hay que trabajar en educación, formación, eso por supuesto y es la base, pero hay urgencias que tenemos que atacar directamente, como dar posibilidades de trabajo a estas personas, que no pasan por una beca del Estado de $ 5.000 mensuales, porque eso no es una solución. Tienen que darles una oportunidad laboral para que la persona se sienta incluida.

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