
RA —Es buena esa puntualización que usted hace, porque Emiliano citaba esa cifra de 220.000 mujeres que en su mayoría se definen como amas de casa en Uruguay, según datos de la Liga de Amas de Casa. Pero su proyecto apunta a una parte.
SM —A las que no perciben nada. Sabemos que cualquier erogación es costosa, evidentemente lo primero que me preguntan es si nunca aportaron al BPS. Y contesto que hay muchas situaciones, y algunas de ellas son tan especiales que se han hecho excepciones, por ejemplo en el caso de aquellos que por las circunstancias que conocemos no estuvieron en el país, se tuvieron que ir o estuvieron privados de libertad en cierto período tampoco pudieron hacer aportes, sin embargo, como fueron situaciones especiales, fueron contemplados. Creo que esta mujer a la que apuntamos hoy, aquella ama de casa pobre, que hoy no tiene recursos para salir adelante, es una situación especial, y por ende bien merece la excepción.
EC —Usted en el texto habla de jubilación, pero más que una jubilación sería una pensión no contributiva. ¿Ese sería el término?
SM —No, es una jubilación, porque es un trabajo, se está apuntalando un trabajo que no es reconocido ni social ni institucionalmente y nosotros pretendemos que se reconozca. No ha sido contributiva, es verdad, pero, como le digo, hay excepciones.
RA —No está planteado en el proyecto que durante la activa, antes de los 60 años, esa mujer tenga que hacer aportes a la seguridad social.
SM —Es que no pudo. Claro que nos gustaría contemplar muchas situaciones, pero todos sabemos que los recursos del Estado son como aquella famosa colcha que hay que estirar. Entonces ¿a quién le vamos a tender en primera instancia la mano? Pretendemos tendérsela a quien por sí sola no puede salir, no tuvo la oportunidad de prepararse y hoy que está sola no tiene la posibilidad de empezar una actividad que pueda darle un sustento digno, después de haber cumplido una labor. En definitiva son quienes sacan adelante el ciudadano del mañana, a eso han dedicado su vida, no han tenido la posibilidad de prepararse y muchas de ellas no podido seguir algún tipo de tarea desde el punto de vista de la realización personal. Su vida estuvo dedicada a esa tarea, sin posibilidades de otro tipo de desarrollo personal. No le podemos pedir que comience a los 60 años, la edad que por algo se marca como el comienzo de una jubilación. Y recuerden que a los 70 está la pensión a la vejez, o sea que tampoco estamos hablando de períodos tan largos.
RA —Esta jubilación para el ama de casa no sería permanente, sería durante esos 10 años.
SM —Claro, si puede acceder a la pensión a la vejez. Porque estamos apuntado a las que no reciben ningún tipo de retribución. Cuando están amparados por otro tema en el sistema de seguridad social, prima el otro. Estamos dándole una mano en el período en que está absolutamente desamparada. Reitero, es la que no percibe nada, ni pensión, ni jubilación, ni ningún tipo de contribución, y que, créanme, porque lo hemos visto, si no le tendemos una mano no tiene la menor posibilidad de salir adelante. Por eso la estamos apuntalando. De que hay casuísticas y situaciones que también merecen atención no tengo ninguna duda, pero estamos por los que están más sumergidos, por aquellos que definitivamente, si el Estado, si nosotros no les tendemos la mano, no tienen la menor posibilidad de salir adelante, […].
RA —Yendo al articulado del proyecto, el artículo 2 establece que a partir de los 60 años se podría empezar a cobrar el beneficio, de concretarse este proyecto.
SM —Una vez que justifique frente al Banco de Previsión Social que ha cumplido realmente esa tarea, por una serie de probatorios.
RA —¿Cómo se comprueba que la mujer es ama de casa?
SM —Por todos los medios probatorios legalmente aceptados, incluso el testimonial. Eso lo tendrá que regular el BPS para constatar fehacientemente que se trata de la situación que queremos amparar. Después del estudio que haga el BPS, que es frente a la figura, estaríamos dentro de lo que el proyecto pretende apuntar.
RA —¿Tiene que haber sido ama de casa toda su vida?
SM —Sí, a eso apuntamos, al ama de casa.
RA —¿Qué pasa si trabajó algunos años y luego se dedicó a ser ama de casa por ejemplo porque tuvo hijos y decidió dejar el trabajo remunerado?
SM —La casuística –lo vemos en nuestras recorridas, hemos sido convocados en Colonia, en Salto, nos están llamando de otros departamentos– es muy rica. Estamos abiertos a que este proyecto sea mejorado, naturalmente que sí, a lo que no estamos dispuestos es a bajar los brazos, no podemos renunciar, porque que ya en el año 1955 el legislador se dio cuenta de que esa mujer que se está visualizando, esa figura, por sí sola no sale. El proyecto está en el Parlamento, bienvenidas sean todas las sugerencias, todo es mejorable y perfectible, estamos abiertos a ello, porque la casuística es muy grande. Nos limitamos a esa mujer que no tuvo ni chances ni posibilidades, a ella que realmente está sumergida. La hemos visto, hemos conversado con ella, supimos de su sufrimiento, sabemos de su abandono. Definitivamente no puede esperar, porque por sí sola no tiene salida. Hay otras que se pudieron preparar.
RA —En el articulado no se establece ninguna restricción en cuanto para acceder a esta prestación con relación a los ingresos del núcleo familiar. Es independiente de eso.
SM —No es independiente, estamos hablando de que no tiene ninguna ayuda, de la mujer que está sola en este momento, absolutamente. Esa figura que sí existe. Me preguntan si solo del interior y yo digo: no, recorran los barrios sumergidos de Montevideo, porque esa figura se replica a lo largo y ancho de todo el país. Existe y está. Basta que se recorra y se esté en contacto con la realidad para que esta figura surja. Lamentablemente está allí presente. Estamos hablando de la mujer que está en el quintil más bajo. Y a veces, en esa nobleza que tiene esta mujer, los hijos que se van del hogar le dejan un nieto para criar, y en esa pobreza no renuncia a ello, trata de sacarlo adelante aunque sea haciendo changas. Nos llama la atención, pero se da, realmente se da en esas condiciones. Por eso hacemos la diferencia en cuanto a que si está sola sea un salario mínimo y si tiene un menor a cargo sean dos salarios mínimos, porque ellas no renuncian ni dicen que no a la familia, aun en esta situación tan extrema.
RA —El monto que establece el proyecto para la prestación que cobrarían las amas de casa sería de un salario mínimo nacional. ¿Por qué un salario mínimo, que actualmente está en $ 12.265, y no una jubilación mínima, que alcanza a los $ 9.930?
SM —Esta mujer no tiene absolutamente ningún recurso, entonces, dado como está hoy el costo de vida, para que tenga una vida medianamente. Pero es perfectible, fue la idea inicial que tuvimos. Como es alguien que no recibe una ayuda de ningún lado –porque está sin los hijos, sin el marido, sin su compañero, está sola, absolutamente–, nos parecía que era atinado. Pero es un proyecto, el objetivo es tender una mano a estas mujeres, pero en definitiva está abierto a los aportes de los demás legisladores. Y también por supuesto a la rica casuística que recogemos en nuestras recorridas de los propios ciudadanos y las ciudadanas cuando, como tú, nos aportan situaciones e hipótesis nuevas. Pero reitero, queremos apuntalar a quien no puede salir por sí sola, por eso no es independiente. Hay otras que son ayudadas de otra manera, nosotros estamos apuntando a la que está abandonada en la vida, a esa mujer, que los técnicos manejan que serán unas [30.000]. O sea que tampoco son tantas. Obviamente no existe un censo que recoja estas características, este perfil que estamos apuntalando, pero nuestros economistas nos han dicho que a lo sumo esto significaría el 0,107 % del producto bruto interno.
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