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Entrevista del jueves 8 de agosto de 2019: Danilo Astori

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EC —También hubo una buena noticia para el equipo económico, para el gobierno y para el país esta semana de una de las agencias calificadoras de deuda: Moody’s ratificó la nota de la deuda pública uruguaya en BAA2, que quedó dentro del investment grade. De todos modos, subrayó la baja fortaleza fiscal. ¿Cómo leyó ese informe y esa nota?

DA —En primer lugar con mucha satisfacción, porque es una confirmación de la confianza que hay en la economía uruguaya, sobre todo en su solvencia financiera. Este tema merece un capítulo aparte, porque Uruguay puede darse la oportunidad de combatir el déficit fiscal por la vía que mencioné recién porque tiene una solvencia financiera enorme. En un país con restricciones financieras el camino que mencioné no podría ser realizado, pero en Uruguay sí, porque tiene esa estabilidad y esa solidez financieras que es lo que reconocen las cinco calificadoras de riesgo que tienen a Uruguay con grado inversor. Algunas de ellas, como Moody’s y Standard and Poor’s, no solo con grado inversor, sino en un segundo escalón por encima del límite del grado inversor y además con perspectiva estable. Esto de la perspectiva estable importa, fue confirmado hace poco, porque quiere decir que se reconoce que a mediano y largo plazo, pero sobre todo a mediano plazo, Uruguay tiene condiciones para retomar la senda del crecimiento, que se desaceleró en los últimos tiempos. Desaceleración que ha tenido mucho que ver con el deterioro de las condiciones económicas globales y sobre todo con el profundo deterioro del vecindario, de Brasil y de Argentina.

EC —Pero vio que Moody’s cuando se refiere a que mantiene la perspectiva estable dice que está sopesando las presiones fiscales y económicas subyacentes negativas con el supuesto de que la próxima administración implementará reformas económicas y fiscales estructurales que contrarrestarán la erosión que se verifica en la fortaleza económica y fiscal hoy.

DA —Lo hemos conversado y el ejemplo central de esa afirmación es la transformación que el país necesita imprescindiblemente encarar no por la vía de un gobierno aislado ni mucho menos, sino por la vía de todo el sistema político y la sociedad uruguaya, que es la de la seguridad social, que es uno de los impactos más fuertes que tiene Uruguay sobre el resultado fiscal. Estamos hablando de un subsidio promedio en este momento, incorporando todo el sistema, el Banco de Previsión Social, las cajas paraestatales, etcétera, de 3.200 millones de dólares todos los años. Eso es insostenible.

Pero yo quiero ver la parte buena también del tema. La parte buena es que Uruguay tiene un sistema de seguridad social que ha motivado la admiración en muchos países del mundo. El gran desafío es tratar de hacer una transformación, imprescindible, repito, y urgente, pero no en el sentido de hoy para mañana, sino, por ejemplo, en el primer año del próximo gobierno, por acuerdo entre todos los partidos, que mantenga ese grado de cobertura al cual pudo llegar Uruguay, que le mejore su calidad y lo haga compatible además con las restricciones fiscales que tiene.

EC —Hoy el déficit fiscal está en 4,8 % cerca del 5 %, si excluimos de la cuenta los ingresos asociados a la ley de cincuentones. Ese nivel es el doble de la meta que usted había definido a inicios de esta administración. Algo ya señaló sobre las causas, su interpretación de las causas, pero aparece permanentemente la pregunta de por qué el gobierno no adoptó ninguna medida significativa en el frente fiscal en los últimos dos años, por ejemplo.

DA —El gobierno tuvo una proyección que en la realidad no se cumplió, que resultó en definitiva, luego de ver los resultados concretos, una proyección optimista.

EC —Lo han cuestionado mucho por eso, por los informes al Parlamento cada año, en los que siempre, dice la oposición, se planteaban metas irreales o que la realidad demostraba que no eran reales.

DA —Planteamos las proyecciones que entendimos que la realidad estaba indicando, solo que la realidad empeoró a una velocidad increíble. Y si no, les pido a quienes hacen un análisis de este tipo que examinen la caída abrupta de expectativas de crecimiento y del nivel de actividad en Argentina y Brasil en ese mismo período. Cuando nosotros hicimos las proyecciones del presupuesto, las que resultaron optimistas y tuvieron que ser corregidas a la baja, la mediana de expectativas de los analistas del Banco Central era igual, y eso no se recuerda. No quiero decir mal de muchos consuelo de tontos, pero era como veíamos la realidad en ese momento. No quiero entrar en tecnicismos, pero cuando digo la mediana de expectativas me refiero a la más frecuente estadísticamente. Y luego todos corregimos a la baja, el gobierno y los analistas, porque habíamos partido de proyecciones que no se cumplieron en particular y en especial por el deterioro muy profundo que tuvieron las economías argentina y brasileña.

EC —Teniendo en cuenta que pasó eso, ¿por qué no se adoptaron medidas fuertes en el frente fiscal, sobre todo para evitar que al próximo gobierno le llegue una herencia pesada como la que por lo visto le va a llegar en esta materia?

DA —Rápidamente se adoptaron medidas en el frente fiscal como fue la modificación impositiva que hicimos precisamente en ese momento de la vida nacional. Eso nos lleva a decir ahora que no hay que seguir por este camino porque el país ya tiene una carga tributaria que resulta por un lado difícil de sobrepasar y por otro lado que sería contradictoria totalmente con el apelo que estamos haciendo al aumento de inversión. Pero nosotros hicimos una modificación tributaria importante.

EC —Una modificación que también la oposición le critica porque fue en contra de lo que ustedes habían prometido en la campaña, se aumentaron algunos impuestos y sin embargo el resultado no fue el esperado, o no fue significativo.

DA —A la oposición solo lo reconozco críticas, ningún reconocimiento, así que hagamos lo que hagamos la oposición va a estar criticando. Así hagamos una cosa hoy y lo contrario mañana, vamos a recibir críticas, porque tiene un solo objetivo, que es sacar al FA del gobierno, ese es su objetivo fundamental. Entonces critica todo, absolutamente todo, y muchas veces sin fundamento. Por ejemplo, he visto poca alegría por la noticia de UPM, y he visto no poca alegría, pero sí cierta indiferencia, por ese acuerdo con Europa que hace más de 20 años que veníamos buscando. Esto forma parte de un clima político electoral en el que todo lo que haga el gobierno se va a criticar, particularmente en materia económica, haga lo que haga.

EC —Pero por ejemplo, hablando de la oposición, la economista Azucena Arbeleche, asesora de Lacalle Pou, la semana pasada cuando se conocieron los nuevos números de déficit fiscal reclamó medidas ahora, por ejemplo de achicamiento del gasto, para mejorar el panorama a la próxima administración. ¿Algo de eso está previsto?

DA —Las medidas que proponen desde esas tiendas políticas son absolutamente irrealizables. Están proponiendo una rebaja del gasto de 900 millones de dólares, achicando retribuciones personales, servicios no personales, pero en todo caso incluso partiendo de números equivocados, porque gran parte de los vínculos laborales que han aumentado en los últimos tiempos en el Estado son los que se refieren a educación, salud y seguridad. El propio programa de ese sector político establece, si no me equivoco, que esos incrementos se van a respetar, por lo tanto es absolutamente imposible –no tengo los números acá, pero los hice– ahorrar 900 millones de dólares. Temo mucho que ese afán por la disminución del gasto lleve a recortar conquistas importantes de la sociedad uruguaya, mejoras importantes en las condiciones de vida de la gente que podrían traer para el país horas muy dolorosas.

EC —El planteo de la economista Arbeleche iba a que se tomaran medidas ahora, que no se esperara al próximo período de gobierno, que se ayudara en algo al próximo período tomando medidas ahora de reducción del gasto.

DA —Ya estamos tomando medidas ahora, no solo en el terreno de los ingresos, que para nosotros es el estratégico de acuerdo a lo que mencioné. Estamos tratando de tener otra ruta fiscal por la vía de un mejor comportamiento de los ingresos, también trabajamos en materia de gasto, y trabajamos en materia cuantitativa y en materia cualitativa. En materia cuantitativa, hemos hecho dos cosas muy importantes que han tenido resultados concretos. Voy a poner sobre todo el ejemplo de las empresas públicas. Por un lado hemos coordinado inversiones que en el período pasado antes no se habían coordinado, a mi juicio, correctamente.

EC —En el período Mujica, gestiones por ejemplo como las de Ancap, de Antel, otros organismos, UTE…

DA —No solo Ancap, tomemos las cinco empresas más importantes del país, que son Antel, UTE, OSE, Ancap y la Administración Nacional de Puertos (ANP). La falta de coordinación entre inversiones que resultaron muy importantes tuvo un impacto fiscal relevante para el país, fue lo que hizo pasar a tener ese número un poco más elevado que se ha mantenido hasta ahora, que ha oscilado entre 4 y 4,8 en los últimos datos observados. Luego de constatar esta descoordinación en materia de inversiones también corroboramos que tuvo un impacto muy fundamental algo que ahora hay que corregir, que es la disposición –que votaron todos los partidos, dicho sea de paso– que amplió las pasividades y las necesidades cubiertas por el sistema de previsión social a partir del 2008, que empezaron a jugar un papel muy importante de 2009 en adelante. Sobre esos temas hemos venido trabajando y estamos trabajando ahora, estamos haciendo un examen cuantitativo importante que voy a manejar en términos de números si me permiten. La mitad del deterioro fiscal del período pasado fue explicada por esta situación de las empresas públicas. Hoy, merced a los trabajos que el gobierno y las empresas han realizado para mejorar su situación, las empresas han contribuido con un punto positivo a la mejora del resultado fiscal. O sea que el cambio ha sido importante.

EC —Pese a lo cual estamos todavía en ese 4,8, etcétera.

DA —Sin duda, me estoy refiriendo al aporte de las empresas públicas, que siempre tiene que estar presente. Su pregunta era si estamos trabajando en materia del gasto y este es un trabajo.

EC —¿Y el otro?

DA —El otro es la calidad del gasto, tema en el que Uruguay tiene que mejorar mucho porque exhibe una situación muy despareja. En algunas instituciones el establecimiento de metas, el análisis de los resultados, la evaluación de los resultados, los compromisos de gestión –esos que dicen “me pedís tantos recursos, te los doy si me cumplís con los resultados”–, todo eso está muy parcialmente instalado todavía y tiene que extenderse a otras áreas del sector público que no están comprendidas en esta situación. Por eso digo que estamos trabajando en ese sentido también desde el punto de vista cualitativo.

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