EC —Entre los mensajes de los oyentes me encuentro con esta pregunta que hace Albérico a propósito de lo que usted señaló hace un rato sobre lo que están indicando las encuestas, sobre cómo se perfilaría un nuevo gobierno en función de la distribución del voto. Pregunta: “¿Mujica está sugiriendo un gobierno colegiado?”.
JM —[ Se ríe.] No, no estoy sugiriendo eso. Lo que estoy diciendo… además apareció Manini, las encuestas le dan el 8, el 9, el 10 %; es mucho, le está sacando votos a todo el mundo. A mí también me está sacando.
EC —¿Sí?, ¿lo tiene claro ya?
JM —Sí, lo tengo claro, porque a nosotros nos votaron unos cuantos soldados de abajo, soldados rasos.
EC —¿Cómo analiza el fenómeno de CA?
JM —No lo analizo, déjelo para otro día, es largo, es otra cosa.
EC —Da para bastante, teniendo en cuenta, por ejemplo, la afinidad que hubo entre Eleuterio Fernández Huidobro y Manini, fue Eleuterio Fernández Huidobro quien lo promovió como comandante en jefe del Ejército. Varios dirigentes tupamaros han tenido su cercanía con él…
JM —No, no es así. No hay tal simpatía ni tal antipatía ni nada por el estilo, en el Ejército se funciona por logias, y en los últimos años en las Fuerzas Armadas hay un aluvión de gente que se inscribe en la masonería, uno no sabe si es con intenciones de ascender o algo por el estilo. Cuesta mucho encontrar uno que no sea.
EC —¿Y entonces? Pero a Manini no se lo ubica en la masonería.
JM —No, claro, cuesta mucho encontrar uno, por eso fue elegido, nada más.
EC —A su vez se lo vincula con la logia Tenientes de Artigas…
JM —Eso apareció después.
EC —… con la cual una parte del MLN tuvo sus relaciones.
JM —Por eso le digo, es complicadísimo, uno no sabe. Es bravísimo elegir dentro de la oficialidad superior.
EC —Le pregunto porque dentro del FA, para muchos, CA es un peligro, una especie de enemigo que hay que combatir, hay quienes ven incluso allí un movimiento neofascista, la inquietud por un partido militar… Por eso le preguntaba su visión.
JM —No, no, no, yo tengo una visión mucho más compleja. Está ocupando un espacio que está dibujado. Puede haber algo de corporativismo, pero no lo veo con ese fantasma que se nota. Es una posición conservadora, no cabe duda, pero de ahí a lo otro, a que esto sea Bolsonaro o una cosa fascista, no lo veo ni por las tapas.
EC —¿Y qué actitud va a tener usted, o el MPP, ante CA en esta campaña?
JM —La actitud que tengo es lo que marca la Constitución, hay que bancarlo. Lo que estoy diciendo es que van a estar sentados en el Parlamento y van a tener su representación y su peso, van a influir.
EC —¿Puede ser CA el fiel de la balanza en el nuevo gobierno?
JM —No, pero no tengo duda de que para donde se incline muchas veces va a haber decisión positiva o negativa.
EC —Supóngase un gobierno encabezado por el FA, que el FA gane en la segunda vuelta; como decíamos, mayoría parlamentaria no va a tener. ¿CA puede ser un socio?, ¿cómo lo ve?
JM —No, no lo veo, no lo veo ni por las tapas. Pero para el que esté en el gobierno, sea cual sea, va a ser una realidad que va a haber que tener en cuenta. Y si bien lo que le dije también tiene su incertidumbre…
EC —¿Qué cosa tiene incertidumbre?
JM —La incertidumbre es que no está claro en absoluto, en una hipótesis de gobierno, qué va a apoyar y de qué va a estar en contra.
EC —Sí, porque en algunos asuntos se acerca más a los partidos tradicionales y en otros parece que tiene afinidades con planteos de la izquierda.
JM —Sí, por eso, tiene su independencia. Por eso le digo que acá no hay ninguna apuesta fija.
EC —Yo le había consultado, a partir de la pregunta de un oyente, cómo se va a gobernar en el próximo período, colegiado sí, colegiado no…
JM —Va a haber una representación parlamentaria compleja que va a obligar al sistema para que funcione a tener flexibilidad y a negociar. Eso no quiere decir que sea un gobierno colegiado, pero sí tiene que ser un gobierno respetuoso y cuidadoso de las relaciones políticas, no caer en esa visión blanco y negro que hay en la Argentina, que hay en otro lado, porque si no vamos a tener un gobierno peligrosamente trancado. Y un país puede tener gobierno bueno, malo o regular, pero lo peor es no tener gobierno.
EC —¿Ahí está una de las razones de su postulación al Senado, otra vez, cuando había dicho tantas veces que se retiraba?
JM —Sí, sí. Pero yo no me retiro nunca. Estoy por una para salir, pero la actividad política, al tren que pueda, con mis 85 años, la sigo. Para mí la militancia no es una profesión, es una pasión, y es una forma de vida. Pero, claro, tengo que tener en cuenta los límites que me pone la naturaleza, por eso haré lo que pueda. Pero estoy luchando, porque los hombres pasan y las causas quedan, estoy luchando para que una barra de muchachos levante las banderas y siga.
EC —¿Qué papel se imagina jugando en el Senado, nada menos que volviendo a ocupar una banca de senador?
JM —¿Y qué le parece?, ¡el cuartito de los viejos! Dando consejos a los que nadie les da valor. Pero tengo que cumplir ese papel, el ser anciano obliga a ciertos papeles mientras uno no esté lelo.
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Transcripción: María Lila Ltaif
