
EC —Y recién luego, en la segunda etapa, se convoca a productores, concretamente a productores agropecuarios familiares y no familiares, a que presenten proyectos de suministro y distribución de agua.
JO —Claro, en la segunda etapa, que se iniciará en octubre y se van a recibir proyectos hasta el 30 de abril de 2019. Empezamos con las organizaciones para que estas, una vez constituidas en agentes territoriales de desarrollo rural, hagan el trabajo inicial de inducción, de difusión, de capacitaciones, de trabajo de los equipos técnicos en la convocatoria, de captación de productores y de diagnóstico inicial para que después los productores vinculados a las organizaciones y los equipos técnicos de las organizaciones preparen los proyectos para la segunda etapa, que es hasta abril del año que viene y el monto de apoyo por productor es de hasta US$ 8.000, que también va a depender de la naturaleza del proyecto.
EC —Acá se refieren a productores pequeños y medianos.
JO —Productores familiares registrados en el registro que se lleva en la DGDR, que deben reunir las condiciones establecidas en la resolución ministerial correspondiente, o productores que no sean familiares pero sí pequeños y medianos. La categoría de medianos está definida en un trabajo de Opypa (Oficina de Programación y Política Agropecuaria) para cada rubro de producción; en el caso de ganadería se entiende por medianos a productores de hasta 1.250 hectáreas Coneat 100, pero en cada rubro hay un límite definido por ese trabajo.
EC —El monto máximo son US$ 8.000 y son fondos no reembolsables.
JO —Son fondos no reembolsables. También hay una contraparte que debe poner el productor, que depende de cada categoría; para los productores familiares la contraparte puede ser del 20 % o mayor, como mínimo es un 20 %, y para los productores no familiares la contraparte es de 50 % del proyecto total de inversión.
EC —Entonces US$ 8.000 es lo que se suministra. ¿Y cuánto terminaría siendo el total en ese caso, el máximo, con la contraparte?
JO —Para productores no familiares el proyecto puede ser de US$ 16.000.
EC —¿Para qué alcanza una cifra de ese orden?
JO —Depende de la combinación, acá estamos hablando básicamente de las inversiones duras. Por ejemplo, en este caso, perforaciones, inversiones en cañerías, bombas, construcción de un tajamar, de un tanque australiano, ese tipo de cosas. Depende del tamaño del predio y de las dimensiones del proyecto; con US$ 16.000 creo que se puede lograr una solución bastante integral.
EC —¿Cuánto dinero hay en total para estos proyectos? ¿Cuál puede terminar siendo el impacto? ¿Qué utilidad puede tener?, ¿cómo se va a notar en estas producciones agropecuarias este instrumento?
JO —El monto total que se puede utilizar en esta intervención –el ministro lo anunció ya en la Expo Activa– está en el entorno de unos US$ 15 millones. Obviamente va a depender de la demanda que se exprese, de la cantidad de proyectos que se presenten y de la calidad de estos, pero entendemos que por ese lado no hay muchas limitaciones. En intervenciones anteriores de este tipo, por ejemplo en el proyecto Agua para la Producción Animal, de 2011, tuvimos 623 proyectos de productores lecheros y 1.132 de productores ganaderos, en total 1.755 proyectos, y ahí se invirtieron casi US$ 10 millones.
EC —¿De dónde salen los fondos? No es solamente dinero del Estado, ¿no?
JO —Es dinero del Estado porque son préstamos del Banco Mundial (BM) a través del proyecto de Desarrollo y Adaptación al Cambio Climático, que tiene varios componentes. En el componente que ejecuta la DGDR destinamos fondos para este tipo de cosas que tienen que ver con los aspectos productivos y ambientales de la producción. Son fondos de un préstamo del BM, en definitiva es dinero que después pagamos todos los uruguayos.
EC —Justamente, uno de los mensajes que llegan de la audiencia dice: “Impresionante, me siguen sacando plata de mi trabajo para otros. ¿Por qué?, ¿a santo de qué?”.
JO —Está bastante demostrado que las inversiones en agua en la producción tienen un impacto económico importante. Hay un impacto significativo, esto está estudiado por proyectos anteriores de este tipo con técnicas econométricas. Entiendo que es un dinero bien utilizado, que se emplea en inversiones para mejorar la infraestructura productiva a fin de reducir también algunos impactos negativos de la actividad productiva sobre el medioambiente. Y entendemos que es un dinero que deja beneficios a toda la sociedad, porque el aumento de la producción agropecuaria impacta directamente en la economía y eso se distribuye en toda la sociedad. No podemos olvidar que somos un país que depende mucho de la actividad agropecuaria, la mayor parte de nuestras exportaciones son de las cadenas agroindustriales. Si mejora la producción de carne, de leche, de granos, esa mejora no solo impacta directamente en el bolsillo de ese productor, sino que impacta a lo largo de una cadena que tiene un factor de multiplicación muy importante.
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Transcripción: María Lila Ltaif









