
EC —A propósito del debate que se está dando ahora en rendición de cuentas, a propósito del gasto público, ¿ese va a ser un asunto a tratar?
IA —Por supuesto que sí. Déjeme volver un segundito sobre el comercio. Estábamos hablando del acuerdo con China u otros acuerdos. De vuelta, si tenemos un precio disminuido, 6 %, 7 %, 10 %, no importa el porcentaje, para entrar a otro mercado frente a lo que entraríamos libre de impuestos –que es lo que implica un acuerdo de comercio libre– eso que dije que se traslada hacia atrás equivale a un pedido de aumento del dólar en Uruguay. Todos los exportadores dicen “el dólar no me alcanza”. El dólar no me alcanza hoy porque tengo que pagar un impuesto allá de 10 %, pero si allá no pago ese impuesto de 10 % es como si recibiera un aumento de precio de 10 % para mí en dólares, es como si el dólar en vez de estar a 31,30 estuviera a 34,50, más o menos. Y capaz que con 34,50 sí me alcanza. Pensemos en esa relación, porque siempre escuchamos “tiene que subir el dólar”.
EC —Lo que pasa es que subir el dólar teóricamente es algo que se puede lograr rápido.
IA —Teóricamente.
EC —En cambio conseguir esa baja de aranceles, un acuerdo comercial con China, ¿cuánto tiempo puede llevar?
IA —Está bien, es así. O sea que, de vuelta, mientras tanto tenemos que tener un dólar más caro. Fenómeno, pero ¿por qué tenemos que tener un dólar más caro, con lo que eso implica, si trabajamos en el sentido correcto?
Vamos al tema fiscal como tal.
EC —En uno de sus últimos artículos, estos que publica en el suplemento Economía y Mercado del diario El País, usted pedía una reducción, lisa y llana, del gasto público. Se están conociendo ahora los detalles de la rendición de cuentas que se va a presentar el sábado, y en principio lo que está previsto es una ampliación de US$ 150 millones para 2019.
IA —En esa misma columna decía que no tenía ninguna esperanza, mi mayor esperanza era un congelamiento. Porque la dinámica del gobierno ha sido esta, pero además es obvio que siendo el año previo a las elecciones no se va a ir por ese camino. En general ningún gobierno ha ido por ese camino, así que tampoco es una cosa novedosa.
EC —¿Hay autocrítica ahí?
IA —Y sí, hay ciclos políticos económicos, eso está bastante claro. Pero más allá de eso, me llama la atención el aumento del gasto, y la idea aquí es: ¿es difícil bajar el gasto? Es difícil en ciertos lugares, en otros lugares no es tan difícil, pero acá la idea es hacer una reforma de mediano y largo plazo. La reforma a la larga implica una reducción de funcionarios públicos. Carece de sentido que los mismos servicios públicos que se prestaban hace 10, 15 años con 70.000 empleados menos y mucha menos tecnología aplicada hoy se presten con 70.000 empleados más para una población que prácticamente no crece. En el fondo es eso lo que tenemos que ver, cuál es el servicio y cuál es la población.
EC —Se han creado organismos por un lado y por otro se ha fortalecido a la educación, hay más docentes, y se ha fortalecido a la Policía. Esos son algunos argumentos que maneja el gobierno.
IA —Sí, se han fortalecido y demás, se dice. Cuando uno analiza el presupuesto general dice “le dimos tantos más recursos”, pero ¿cuándo dice usted que privilegia a un sector? Yo privilegio a un sector cuando mi aumento porcentual de erogaciones en ese sector es mayor que el del resto. Cuando usted mira el aumento del gasto en educación en el período 1984-2004, ANEP más Udelar solo, para hacerlo más simple, aumentó 1,77 veces lo que aumentó el PBI. El PBI subió 56 % en ese período y el aumento del gasto subió 99 %. O sea, 1,77 %.
EC —Esto fue del 84 al 2004, hasta que asumió el FA.
IA —Exactamente, estamos haciendo esas comparaciones. Pero el total del resto del gasto subió 0,8 % respecto al PBI. O sea que 56 es el PBI, 43 el resto del gasto discrecional. Es un privilegio estricto. Es más, usted más que duplica la tasa de asignación. Cuando ve el período 2004-2012, el PBI sube 57,5 %, parecido al otro período, el gasto en educación sube 72 % más que eso, sube 99 % también, pero todo el resto del gasto sube 70 %. O sea que subió todo parejo, no es que yo privilegié a uno y le saqué a otro. Entonces lo que hizo fue una expansión fenomenal del gasto. De hecho yo la medí poniendo base 2004 y hasta abril de este año, y hay 7 puntos más del producto de gasto discrecional, 7 puntos más de gastos antes de intereses del gobierno central y BPS. Es un número descomunal, 7 puntos más del producto son US$ 4.200 millones por año más ahora en términos actuales. Entonces necesariamente tengo que matar a la gente con el IRPF. ¿Esto se puede desarmar de alguna manera? No, no se puede desarmar de un momento para otro ni nada que se le parezca.
EC —¿Cómo lo encararía a partir de 2020, porque de eso hablan ustedes en las propuestas que van a presentar hoy?
IA —Dentro de la racionalización y de un plan de reducción de funcionarios. El primer gobierno de Clinton hizo una cosa impresionante, tomó un núcleo de funcionarios expertos que revisaron una por una las regulaciones y las reparticiones, analizaron las funciones… Clinton tiene un comportamiento fiscal muy bueno al final, y no pasó nada, la economía siguió creciendo y demás. La idea es esa; usted me dice que se crearon muchas reparticiones; sí, se crearon, pero ¿qué hacen? Estamos llenos de regulaciones que en muchos casos nadie entiende para qué son, llenos de certificados y más certificados, cualquier cosa que hace le sale $ 4.000, $ 5.000 de certificados, como si la plata cayera del cielo, y va a hacer un trámite y “ah, no, me tiene que traer esto y demás”. ¿Es necesario o no es necesario? ¿Se puede obviar? Ahí está el núcleo. Toma un tiempo, es posible que no llegue a la ley de presupuesto, pero una parte tiene que llegar a la ley de presupuesto del 31 de agosto de 2020, y si queda algo, que va a quedar, tendrá que llegar en la próxima rendición de cuentas a más tardar o en una ley especial que también se puede hacer. Ahí está el foco. Usted no puede decir “yo voy a bajar el número de funcionarios públicos”; sí, está bien, lo vamos a bajar. Fenómeno, ahora dígame cómo bien.
EC —Esa es la pregunta cantada.
IA —Yo le digo cómo, hay que hacer esto. Es la única manera.
EC —Un análisis fino, línea por línea, rubro por rubro.
IA —Línea por línea, rubro por rubro y regulación por regulación, porque estoy seguro de que hoy hay más de 1.000 regulaciones que tienen impacto económico, que no tocan la “caja del gobierno”, es cierto, pero que al sector privado le cuestan disparates. Pregunte en las empresas cuántas personas tienen dedicadas a hacer trámites o a hacer cosas para informar o para el gobierno que no le agregan valor. Esas personas que están allí, trabajando para el gobierno en el fondo, que son empleados públicos indirectos, generan un costo, no le agregan valor a la empresa, pero la empresa tiene que pagarlas, porque trabajan para cumplir determinadas cosas. Eso le quita salario al resto, pero además le quita dinamismo a la economía, porque está distrayendo un recurso que aplicado en otro lugar genera valor.









