
EC —¿Cuántos estudiantes participan de todas estas actividades?
AL —Este año tenemos unos 24.300 estudiantes matriculados entre todas las carreras. Hay una preeminencia un poco mayor de estudiantes en el profesorado.
EC —Pasemos al tema de fondo que nos ocupa hoy. ¿Por qué hay que crear una universidad de la educación? ¿Por qué los cambios que se proponen no pueden instrumentarse con la actual estructura, esta que usted venía describiendo?
AL —Esta estructura nos limita en muchas cosas que quisiéramos hacer y que son parte de una universidad. Desde que asumimos en el 2015, y continuando con lo que ya había comenzado el primer Consejo que tuvo el CFE a partir del 2010, hemos establecido distintas líneas de acción. En primer lugar una transformación curricular que nos lleve a una nueva formulación de las carreras, a una nueva formulación de la formación inicial de los educadores.
En segundo lugar, un impulso de los posgrados. En este momento tenemos muchos posgrados y tenemos cuatro maestrías en funcionamiento. También un impulso de la investigación, que es propia de cualquier formación universitaria. Y algunos cambios en la estructura académica y en la estructura docente que estamos impulsando. Pero si hoy, como un desconcentrado de la ANEP, sin nivel universitario, queremos hacer un posgrado, no lo podemos hacer por nosotros mismos. O sea que necesitamos socios universitarios que son en definitiva los que dan la titulación.
Si queremos investigar, también tenemos límites a lo que podemos hacer con una estructura que no es universitaria. Y además entendemos que la autonomía y la plena representación de los órdenes en una estructura universitaria dan garantías para que esta pueda desenvolverse de mejor manera.
Y además es una vieja aspiración de los maestros, de los profesores. Hay una vieja aspiración histórica, pero hay una necesidad real, porque estamos transitando por una transformación del modelo educativo, de un modelo que hunde sus raíces en el siglo XIX a otro que pretende ser inclusivo. O sea que esto también hay que verlo en el conjunto de cosas que se están haciendo a nivel del Codicen.
EC —Y en el conjunto de la tendencia a nivel mundial. Hay países donde para ejercer la docencia se requiere un título de doctor.
AL —Exacto, o por lo menos de maestría; es el caso de Finlandia. Lo que pasa es que ese tránsito, en que se necesita una formación de los educadores acorde a la realidad actual y que la trascienda inclusive, que se formen con una mentalidad flexible, que sean capaces de crear conocimiento en situación, de trabajar en equipo, el plan que tenemos actualmente no lo garantiza. Por eso estamos yendo a una transformación del plan. Pero una estructura universitaria nos garantizaría mucho más la posibilidad de llevar adelante esos cambios, cuando está reconocido que para cualquier cambio educativo de importancia la formación de los educadores es clave. Recuerdo un artículo de Ester Mancebo que decía “transformar la educación es como un puzle, pero en ese puzle una pieza clave es la formación de los docentes”, o de los educadores, en un sentido más amplio.
EC —Una de las posibilidades que se han manejado es la de que en la actual Universidad de la República (Udelar) se creara una facultad de formación docente o algo por el estilo. ¿Por qué no esa alternativa?
AL —Es una alternativa que se viene manejando desde hace muchos años. Creo que estamos en un momento en que tenemos que pensar muy en serio lo que es específico de la formación de un educador. Y me parece que para eso corresponde una estructura universitaria. Lo cual no quiere decir que no tengamos vínculos muy estrechos con la Udelar, ya los tenemos. Tenemos posgrados en conjunto con la Udelar, tenemos asociaciones de unidades académicas que nos permiten en distintas facultades hacer cosas en conjunto. Pero me parece que la especificidad de esa formación requiere de una universidad. Además al país le viene bien una tercera universidad.
EC —Otro de los argumentos que he escuchado es que la Udelar ya es demasiado amplia, incluso en la comparación internacional, como para agregar otra facultad.
AL —También. Además se ha planteado que los docentes hagan la parte disciplinar en alguna carrera universitaria y después tengan su formación en educación. Pero aprender la parte disciplinar para un docente no es lo mismo que aprenderla para un especialista que se va a dedicar al ejercicio de otra profesión o al ejercicio de la investigación. Nosotros como universidad de la educación vamos a tener que estar centrados sobre todo en el conocimiento para ser enseñado. Y en la parte de investigación también tendremos que volcarnos a investigar sobre la enseñanza de las distintas disciplinas, de los distintos campos del saber, y también sobre lo que es educación propiamente, los contextos, las distintas variables que inciden en el hecho educativo.
EC —Vayamos al proyecto de ley que está a consideración del Parlamento. Crea una institución que podrá emitir en particular títulos de grado y de posgrado. ¿Cómo serían estos títulos?
AL —Los títulos de posgrado son los mismos que se pueden emitir en cualquier universidad: el título de especialista, el título de magíster y el título de doctor; después podría pensarse en los posdoctorados.









