
EC —La otra lectura es que es injusto no reconocerles a estas personas el 100 % de lo que les correspondería si se hubiesen amparado en el régimen de transición.
JM —Claro. Entonces ninguno de los argumentos es irracional, el problema es cómo se plantean en el debate político. Y ese “no votamos nada y me voy” o “es esto, lo respaldo porque esto fue lo que se decidió y se terminó la discusión”, esa forma de discutir, no le hace bien al FA y a la política.
EC —En definitiva entonces los cincuentones no van a tener el 100 % de lo que creían que iban a tener.
JM —No lo sé, no voy a adelantar el resultado de un proceso que está en negociación. Ese es otro de los errores, otra de las chambonadas es que no logramos que las propuestas duren dos días en la discusión interna antes de hacerse públicas. El viernes se planteó una alternativa que se venía manejando hacía algunos días y salió publicada en La Diaria digital en la misma tarde. Los mismos actores que están conversando dicen “así no podemos discutir, me marcan la cancha con el argumento público antes”. Es un tema complicado, no solo del FA, de todos, pero acá hay un problema muy complicado en la forma en que discutimos. Inmediatamente, por alguna razón de plantarnos en el escenario, filtramos, hacemos conocer las propuestas que tenemos en proceso de negociación. Por eso digo que no quiero responder cuál va a ser la solución, primero porque no la sé, y segundo porque es inadecuado cuando estamos en los procesos de negociación. Mal hacemos en decir, en un proceso de negociación, cuáles son las distintas mociones que hay en juego.
EC —¿Y usted no es parte del problema?
JM —A ver… puede ser. Seguro que sí, soy el presidente del FA.
EC —¿No es en parte responsable de estos problemas de funcionamiento interno? Ya lleva más de un año en la presidencia del FA.
JM —Por supuesto, no tenga la menor duda de que sí, me hago cargo. Justamente, uno de los papeles fundamentales de la presidencia del FA es lograr que se discuta, que se discuta a fondo, con argumentos, en el FA, y que eso se haga en unidad. Y efectivamente, no he logrado –seguramente por incapacidad propia, por no haber generado los mecanismos adecuados en la estructura orgánica del FA– que estas discusiones se procesen en el tono en que creo que deben procesarse. Sin duda, soy crítico conmigo mismo.
EC —El viernes, en una entrevista con Brecha, Óscar de los Santos, exintendente de Maldonado, hoy diputado de Alianza Progresista, sostenía: “Miranda es el presidente para el momento, pero le falta respaldo político”.
JM —Está bien.
EC —“Tiene una visión que coincide con la del gobierno y la necesidad de mirar a largo plazo, y hace enormes esfuerzos en ese sentido, pero nadie le está dando respaldo suficiente. Yo hago autocrítica”. Ahí había otra autocrítica más, la de De los Santos.
JM —Con De los Santos hemos hablado mucho de estos temas, sin duda. Yo he pedido que los distintos actores del FA jerarquicen los órganos de funcionamiento del FA, creo que eso es fundamental, la vida orgánica del FA y de cualquier partido es fundamental para procesar las discusiones. Justamente, uno de los temas que no he logrado –y esto es crítica a mí mismo– es que procesemos las discusiones en los espacios de discusión que el FA tiene, que además se reúnen semanalmente, regularmente. Y luego las discusiones se arman en otros espacios.
***
EC —Hablemos del otro gran asunto político de la semana, la suba de tarifas. Primero, y hablando de procedimientos, ¿ese era el momento político adecuado para salir con este anuncio, justo cuando la interna del oficialismo está pasando por esta crisis por las discrepancias por los cincuentones?
JM —Es curioso, parece ser un tema de forma. Yo esa misma mañana hablé con el presidente Vázquez por teléfono y el presidente me dijo: “Además te quiero trasmitir una buena noticia, hemos acordado el tema de las tarifas y vamos a hacerlo público en minutos porque logramos un muy buen acuerdo, ya llegamos a un acuerdo, cuando pensábamos que íbamos a tener un proceso un poco más largo. Rápidamente nos pusimos de acuerdo”. Es curioso que haya sido interpretado como intempestivo o inadecuado desde el punto de vista temporal. Las modificaciones de tarifas se veían venir, es más, se habían anunciado hacía unas semanas y se había armado un fueguito mediático sobre la suba de la tarifa de UTE, entonces creo que se salió a resolver rápidamente esto para que no se agrandara aquello. No me parece que haya sido un problema mayor el momento de comunicarlo. Tal vez la forma de comunicarlo, pero no veo mayor problema en eso. Creo que hay una discusión más interesante.
EC —¿Cuál es?
JM —Una vez más el “tarifazo”, en esos términos. Es obvio, absolutamente obvio, aquí un tertuliano de los jueves dijo “piove, governo ladro”. Es así, si el gobierno propone suba de tarifas la reacción inmediata va a ser “nos suben las tarifas”. A nadie le gusta que le cobren más las cosas, cualquier cosa, pero ahí se empieza a hacer caudal de titulares y no de discusiones de fondo.
EC —También está de fondo cómo el gobierno venía preparando este anuncio. El 19 de setiembre Tabaré Vázquez aseguró que el gobierno se proponía bajar las tarifas. Dijo: “Estamos trabajando fuertemente en el tema tarifas para ver si podemos definitivamente, como deseamos realmente, bajar el costo de las tarifas no solo para la gente en general, sino también para ira ayudando a nuestra producción y nuestras empresas, para que mejore su competitividad”.
Unos días más tarde, el 24 de octubre, el presidente de UTE, Gonzalo Casaravilla, dijo hablando en Subrayado que el gobierno trabajaba para poder bajar las tarifas de la energía eléctrica a fin de año.
El 10 de noviembre la ministra de Industria, Carolina Cosse, anunció que su cartera había elevado un documento a UTE con propuestas para reducir los costos de las tarifas eléctricas.
¿Entonces?
JM —Sí, justamente, la primera manifestación del presidente cuando dice “para ver si podemos, como deseamos” es “estamos estudiando para ver si las podemos bajar”. En ese proceso se está. Eso genera luego las expectativas, se toma como que efectivamente se van a bajar, y en términos reales se bajaron. Lo que pasa es que después hay que salir a explicar que si sube 3,2 % cuando la inflación es de 6,5 % en realidad eso no es un aumento, sino una rebaja. Yo compro más servicios con la misma cantidad de dinero, eso es un hecho, hay una rebaja. Pero es cierto, si yo digo “subo 3,2 %” luego tengo que salir a explicar qué significa esto.









