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Entrevista lunes 11 de junio: Álvaro Villar

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EC —Nos detuvimos en estas cuatro salas para presos, pero hay más obras en curso.

Rosario, ¿qué estás viendo?, ¿por dónde andás?

RC —Yo me he hecho acompañar por uno de los arquitectos a los cuales hacía mención Villar, Emiliano Martínez, que me ha orientado para recorrer esas salas que tú acabás de recorrer y las particularidades en función de las cuales se asegura la seguridad, pero no se hace visible el custodio. Era muy desagradable cuando estas personas privadas de libertad –según él mismo me aclaró, no presos, porque aquí no se las llama así– estaban incluidas en las salas comunes.

Además hay otro aspecto que quiero mencionar. Yo hablé de los seis patios convertidos en verdaderos jardines. Pero esos patios fueron antes verdaderos depósitos. ¿Dónde está entonces todo el material que estaba depositado y que yo llegué a ver en algún momento? Ese material desapareció de la vista y desapareció del hospital. Pero todo aquello que se puede reparar hoy tiene posibilidades de ser reparado porque en el subsuelo se ha instalado un taller que asegura herrería, las camas a nuevo, todo lo que pueda ser reutilizable aquí se reutiliza. Más allá de que hay un excelente lavadero, no solamente para la ropa del hospital, sino también para la de los acompañantes que puedan venir del interior y tener necesidad de lavar su ropa.

EC —Doctor Villar, en síntesis, ¿cuáles son las otras obras que están en curso?

AV —Lo más importante este año es el Centro de Imagen, que es una apuesta a mejorar el diagnóstico. Para eso se incorporan un angiógrafo digital y un resonador. Ya está en obra el lugar donde van a ir estos equipos. Para el angiógrafo se abren el viernes de esta semana las ofertas de licitación y este mes se está llamando a licitación para el resonador. Esto y la obra de CTI, que implica el aumento a 30 camas de internación. Este CTI es referencia nacional porque tiene un área destinada a pacientes neurológicos más amplia. Este último mes operamos 41 pacientes de neurocirugía, lo que implica prácticamente una duplicación de la cantidad que era habitual en este hospital. Ha ido aumentando el número, y son pacientes que van a este CTI, es decir que hay una subespecialización en el cuidado de estos pacientes. Aumentando a 30 camas queremos dar un giro a la forma de atender en CTI, el equipo de médicos y enfermeros del CTI está trabajando en el concepto de humanización de los cuidados intensivos.

EC —Eso implica que alguien internado en un CTI va a poder tener un acompañante con él.

AV —Que pueda tener un acompañante con él en la noche y que luchemos contra los ruidos en CTI. La mayoría de los pacientes que han estado en CTI se quejan del ruido y del frío. Los tenemos desnudos o tapados con una sábana en un proceso en el cual ven prenderse y apagarse las luces durante el día, pierden la noción de tiempo y hay un ruido constante que está vinculado sobre todo a las alarmas de los equipos. Estamos hablando de tener ocho, diez alarmas sonando a la vez.

EC —Alarmas de los equipos de control de los pacientes.

AV —Exacto. Entonces estamos buscando la forma de ir a un CTI silencioso, a un CTI donde se cuide eso, donde se cuide el tema de la temperatura por paciente. Ojo, por supuesto que esto no se hace por maldad, esto es un problema a nivel mundial. Se intenta tener lugares que sean lo más limpios posible, sin bacterias, sin infecciones, y ese afán por la limpieza, por la asepsia, muchas veces lleva a situaciones que no son del todo confortables. Entonces estamos buscando, con la tecnología nueva, soluciones que vayan hacia un CTI más confortable y más humano.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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