
EC —De todos modos, aunque se llenen las vacantes, si la cantidad de eventos es mayor de la que estaba prevista igual va a tener […].
JD —Pero es peor la situación si a su vez tengo vacantes. Acabamos de llenar cinco cargos de fiscales titulares de Montevideo en materia penal, vamos a llenar el sexto, y eso es el 22 % de los titulares de la Fiscalía de Montevideo. Es un número importante. Estamos prácticamente llegando a cubrir todas las vacantes de fiscales en todo el país. Estamos haciendo un estudio de cada uno de los lugares, porque la realidad es muy variopinta, no es lo mismo Montevideo que Canelones y no son lo mismo Maldonado y Rivera que el resto del interior, hay situaciones muy variadas. Hay departamentos del interior donde hoy tenemos más formalizaciones que procesamientos en el sistema anterior. Por ejemplo, en Mercedes hoy hay más formalizaciones en el sistema nuevo que procesamientos en el sistema antiguo. A su vez a eso hay que sumarle procesamientos por los trámites.
Es mentira que en todo el país funciona mal, hay lugares donde funciona muy bien, hay lugares donde funciona más o menos y hay lugares donde tenemos dificultades. Podemos analizar un montón de otras cosas. Usted planteaba el tema de las tablets; tuvimos dificultades serias al comienzo con el sistema informático, esas dificultades han sido superadas, el sistema informático hoy está estable y funcionando y se va mejorando semanalmente. Cualquiera que está en estos temas sabe que la implementación de un sistema de información lleva tiempo y obviamente hay que seguirlo desarrollando y mejorando, pero hoy está funcionando. Sin embargo tenemos de parte de algunos fiscales una resistencia a la utilización del software, porque también fue un cambio que fue concomitante con la normativa procesal y evidentemente genera resistencias.
EC —¿Qué más? ¿Hay más factores?
JD —Básicamente esos fueron los dos factores importantes. Y después el cambio de roles, que es absolutamente fundamental. El otro día me decía una fiscal: “Antes los jueces eran nuestros amigos y ahora no”.
EC —¿Cómo es eso?
JD —Claro, yo le digo: “El problema no es que el juez era tu amigo antes y ahora no, el juez antes hacía tu trabajo, porque el juez investigaba, y tú colaborabas con la investigación que desarrollaba el juez. Ahora tú investigás y el juez hace de juez, entonces el juez ahora te controla absolutamente todo”. Cuando hace un control de la legalidad de la detención, hace control de la legalidad de la detención, a qué hora fue detenido, si está dentro del plazo constitucional, si no está dentro del plazo constitucional, si la detención fue flagrancia, si hubo orden. Todas esas cuestiones, que son de garantía, antes nadie las controlaba o, mejor dicho, el juez se controlaba a sí mismo, y todos sabemos que si uno se controla a sí mismo los estándares de control bajan. Entonces estas consecuencias de los cambios de roles hacen que esto tenga que ir aceitándose y va a llevar un tiempo.
EC —Veamos algunos casos particulares. ¿Pudo hablar con la fiscal Diana Salvo después del intercambio de reproches que mantuvo con la Policía?
JD —No, no he hablado con ella, no he tenido la oportunidad. Estuve una semana y unos días de licencia por razones personales. No lo tengo previsto expresamente, pero no hay ningún inconveniente en sostener esa conversación.
EC —La doctora Salvo se quejó de que la Policía había demorado en capturar a Christian Pastorino, alias Kiki, entre diciembre y febrero, cuando se lo buscaba por el asesinato de su pareja, antes de que el mismo Kiki asaltara aquel supermercado donde mató a una cajera e hirió de gravedad a un guardia. La Policía contestó que las demoras se habían debido al trabajo de la fiscal, que no había pedido un allanamiento con la urgencia debida, que no había trabajado en Carnaval. A su vez la doctora Salvo contestó en El Observador: “¡Eso es mentira, una infamia, una campaña de enchastre que demuestra que la Policía tiene cola de paja!”.
JD —Creo que ninguna de esas declaraciones contribuye al necesario clima de entendimiento.
EC —¡Seguramente no!
JD —Una de las cosas que hemos repetido hasta el cansancio y seguiremos repitiendo a lo largo y ancho de todo el país es que el cambio de roles que trae aparejado el nuevo código implica que fiscales y policías tenemos que entender de una vez por todas que no existe más el nosotros y ellos, que existe el nosotros, que fiscales y policías jugamos en el mismo cuadro, que integramos –para hablar en términos futbolísticos, que en Uruguay todo el mundo entiende– el mismo equipo. Y un equipo gana todo junto o pierde todo junto. Acá no gana el director técnico y pierden los jugadores ni ganan los jugadores y pierde el director técnico.
EC —Ese es el espíritu del senador Pablo Mieres cuando convoca a las tres partes al Parlamento, encontrar la forma de encauzar esa vinculación.
JD —Nosotros lo hemos dicho y lo hemos repetido hasta el cansancio. Lo hemos dicho en entrevistas de prensa, la última entrevista de prensa que di está en el semanario Búsqueda de hace dos semanas, allí digo eso, y lo hemos dicho en todos y cada uno de los departamentos a los fiscales, a los policías, en todos los lugares donde hemos tenido reuniones y lo vamos a seguir diciendo. Porque esa es la esencia, si no entendemos eso, si los fiscales siguen sentados en sus despachos y los policías sentados en su comisaría, esto no va a caminar. Tenemos que entender que esto es un cambio de roles.
EC —De todos modos, sea como sea, acá hubo problemas de comunicación serios y consecuencias. Porque tenga quien tenga la culpa, murió una joven mujer, una cajera, y un hombre quedó con lesiones de por vida, y es probable que esas pérdidas se hubiesen evitado de haberse trabajado con otra celeridad, de haberse coordinado mejor. Esa es la sensación que quedó.
JD —Sí, creo que la sensación que queda es más bien producto de estas declaraciones altisonantes. Porque lo que habría que hacer, y es lo que lo que yo le planteaba al principio, es saber qué fue efectivamente lo que pasó, si se liberaron las órdenes; la orden de detención estaba liberada, la policía tenía orden de captura, qué pasó con las órdenes de allanamiento. Porque sobre ese otro tema también se ha hablado mucho y me interesa aclarar: hoy por hoy un fiscal desde su casa, con una tablet, puede pedir una orden de allanamiento. Hoy todos los fiscales tienen tablet y todas las tablets están conectadas al sistema de información de la Fiscalía, y en Montevideo en particular, porque hay interoperabilidad entre la Fiscalía y el Poder Judicial, no así en el interior, todavía no lo hemos logrado. También quedó claro en otro episodio que también cobró repercusión mediática que la orden de allanamiento se había expedido en 23 minutos. Es decir, los tiempos son razonables si se utilizan los instrumentos de los cuales se dispone, el problema es que muchas veces hay una resistencia a utilizar esos instrumentos. O una forma de trabajar, los fiscales tienen independencia técnica, eso está absolutamente claro, está consagrado en la ley.









