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Entrevista, lunes 5 de marzo: Luis Mayobre

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EC —Esa puntualización es muy importante. Incluso en las ONG, en las instituciones privadas como el Centro Nueva Vida, el Estado está presente, por la vía de convenios, etcétera. Pero por otro lado está la institucionalidad que es pura, propia del Estado.

LM —Claro, eso lo entendemos. Y también entendemos que podemos abarcar cierta parte del problema, pero no podemos abarcar todo el problema. Eso está claro. Las organizaciones como la mía, por ejemplo, trabajamos en el aspecto educativo.

EC —En la educación no formal, además.

LM —En la educación no formal, obviamente. Pero tenemos como misión apoyar a la educación formal, nuestro centro juvenil siempre, desde el inicio, pero más ahora, a través de los perfiles que estableció el INAU, tiene que dar un apoyo cierto y sostén para que los gurises se introduzcan en la educación formal, sea liceo, Cecap, UTU, lo que podamos, áreas pedagógicas del INAU. En esas vías estamos. De hecho, en un principio teníamos como meta que los gurises estuvieran en primero y segundo de liceo y ahora tenemos gurises en quinto año de liceo. O sea que ha sido un salto muy importante. Eso es cierto, pero nosotros no podemos abarcar el tema seguridad, no podemos abarcar el tema de infraestructura. Se necesita la presencia del Estado para transformar esas otras realidades que no nos corresponde y no podemos hacer.

EC —Volviendo al punto en el que te interrumpí, ¿cuál es la discusión que ustedes tienen planteada con los organismos públicos?

LM —Más que discusión, me parece que lo importante es que podamos…

EC —Llamémosla reflexión, conversación.

LM —La hemos tenido desde siempre. Ha habido proyectos muy interesantes en los que hemos participado, por ejemplo los Socat (Servicios de Orientación y Consulta en los Territorios), que eran muy interesantes porque lo que buscaban –y lo que buscan, porque todavía existen, aunque se han ido desgranando– es nuclear a las organizaciones, a los vecinos y demás para plantear desde allí las dificultades, los problemas y generar política social. Esa ha sido una experiencia muy positiva, muy productiva. Lo que me preocupa es cuando surgen en el propio Estado personas que tienen capacidad de dirigir ciertos ámbitos que plantean esta dicotomía o dicen “esta experiencia no debe existir, no debería existir, no tendría que estar”…

EC —¡Esto está lleno de prejuicios!

LM —Totalmente.

EC —Lo vemos a cada rato en el debate.

LM —Es más, cuando llegamos teníamos en la zona nuestra 16 escuelas y no había un solo liceo. Cuando se lo fuimos a plantear a Alex Massei, que en aquel momento era la directora de la parte de Secundaria, nos decía: “Existe desde siempre la idea de que los chicos en Casavalle tienen que salir de allí para no guetizar el barrio”. Nosotros decíamos que esa idea –que es muy lamentable, porque eso mismo tendría que pasar en Carrasco, en Malvín, en Punta Gorda, para no guetizarlos tendríamos que sacarlos de allí– hace que nuestros gurises abandonen al primer mes el liceo porque no tienen boletos, porque los liceos les quedan lejos, porque no tienen cómo ir o muchos lo hacían con grandes esfuerzos, caminando, porque tenían que ir al 40 al Cerrito, al 41 en Peñarol, etcétera.

EC —Así terminó pasando que el primer liceo fue una iniciativa privada, fue el Jubilar, impulsado por la Iglesia católica. Después vino el Impulso…

LM —Exactamente; el Impulso vino después, pero después del Jubilar se creó el liceo 69, en el Colegio de Divino Obrero, que iba a ser un anexo de otro liceo de Colón, pero los docentes se negaron a venir a un colegio que era supuestamente privado y hubo que crear un nuevo liceo. Hasta eso llegan los prejuicios.

EC —Se podía haber utilizado la infraestructura existente de un colegio privado católico y sin embargo no se pudo.

LM —Sí, se pudo, pero se tuvo que crear un nuevo liceo no dependiente de ese liceo para que los que quisieran ir a ese liceo pudieran ir. Una cosa medio absurda. Después se construyó.

EC —Es un buen ejemplo de las polémicas absurdas que terminan trancando, haciendo perder tiempo y sobre todo perjudicando a los botijas.

LM —Aparte fue una experiencia muy interesante, porque se creó este liceo público con apoyo de muchas organizaciones que sosteníamos a esos gurises que iban, porque la idea era recuperar, sobre todo, a aquellos gurises que hacía uno, dos o tres años que habían abandonado el liceo o que no lograban pasar de primero.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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