
EC —Antes de seguir, definamos el concepto de inversión. Yo decía al empezar que es uno de los motores de la economía junto con el consumo y las exportaciones. ¿Qué es una inversión?
AC —Entiendo que lo que nos importa hoy es la inversión extranjera.
EC —Sí.
AC —La inversión extranjera es el flujo de capitales de riesgo que ingresan al país originados en agentes no residentes; pueden ser personas o pueden ser empresas extranjeras que resuelven invertir en el Uruguay. Cuando hablamos de inversión extranjera neta, es el balance de los flujos que ingresan menos los flujos que egresan. Hay extranjeros que venden sus inversiones en Uruguay y retiran el dinero; para calcular la inversión extranjera neta hay que descontar este último concepto.
EC —Veamos lo más nuevo, los datos más nuevos que yo mencionaba recién. El gobierno mostró optimismo ahora en esta materia, Astori destacó el aumento del monto de proyectos que están solicitando exoneraciones tributarias al amparo de la Ley de Promoción de Inversiones en la Comap. ¿Algún dato que tú tengas en ese sentido?
AC —Creo que es importante poner esto en el marco de una mirada un poquito más de mediano plazo en Uruguay y después mirar esos pequeños movimientos que por ahora son algo muy incipiente y creo que hay que esperar a ver si se confirma. La inversión extranjera en Uruguay fue muy baja durante mucho tiempo, durante las últimas décadas la inversión extranjera fue realmente marginal, no era relevante para las cuentas nacionales.
EC —¿Algún número para situarla?
AC —Era 1 % o 2 % del PBI; 2 % era considerado éxito en la etapa anterior, y era mucho más parecido a 1 %, y de un PBI mucho más bajo. A partir de la recuperación posterior a la crisis del año 2002 la inversión extranjera directa entró en una etapa mucho más dinámica que se vinculó a distintos aspectos. Primero obviamente al superciclo que vivieron las economías emergentes, Uruguay fue parte de esa ola, en eso no tiene mérito pero la supo aprovechar. Podrá haber una discusión sobre si la aprovechó todo lo que podía o no, pero sin duda si comparamos a Uruguay con Argentina, el desempeño de Uruguay fue muchísimo mejor.
Entonces la inversión que estaba en niveles muy marginales supera el billón de dólares, los mil millones de dólares, recién a la salida de la crisis de 2002, en 2004, 2005. Para 2008 ya supera los US$ 2 billones y alcanza su pico en 2013, cuando llega a US$ 3 billones. Eso es un volumen de inversión extranjera muy alto de cualquier forma que se lo mida. Fue un éxito, y fue una combinación de los proyectos de las plantas de celulosa –en el 2013 en particular estaba impactando la inversión de Montes del Plata–, mucha inversión en el sector agropecuario de origen argentino y de otros orígenes, y toda la euforia que siguió a ese momento del superciclo de los commodities. Ahí hubo un momento realmente extraordinario.
EC —El superciclo de los commodities es la época en que los precios de las materias primas se fueron a las nubes, alcanzaron valores altísimos.
AC —Exactamente, y eso arrastró el desempeño de toda la economía en estos países. A partir de ese pico la inversión extranjera en el Uruguay empieza a bajar, para 2016 ya estaba de vuelta debajo de US$ 1 billón y hasta el año pasado –que es hasta donde tenemos números– no ha parado de bajar.









