Los hermanos Andrés y Leonardo Silva acaban de editar Prócer Zombie II, segunda parte de una saga de cómics que tiene a José Artigas de regreso en Montevideo y convertido en una especie de superhéroe. El semiólogo Fernando Andacht escribió el prólogo del tomo.
EN PERSPECTIVA
Martes 19.06.2018, hora 8.29
EMILIANO COTELO (EC) —La figura de José Artigas no siempre tuvo el respeto que se le tributa hoy. Como ocurre con el propio proceso de la independencia, la historia del prócer y de cómo lo ven los uruguayos es muy compleja. Cuenta con una visión positiva muy fuerte, que supo ser monolítica, y con una corriente revisionista que considera que las hazañas que se le atribuyen a aquel hombre son poco menos que una mentira.
En estos días pueden verse en Montevideo afiches con el rostro de Artigas que se acercan a la interpretación revisionista, aunque en una versión directamente irreverente. Se trata de Prócer Zombie, una saga de historietas que nació en 2016 y que ahora tiene su segunda parte en un nuevo libro.
En Prócer Zombie, un Artigas de aspecto calavérico vuelve a la vida en el siglo XXI y descubre que lo han convertido en un héroe. Queda desconcertado porque él había sido un mujeriego borracho y vago con escaso o nulo interés en la patria… pero entiende que si regresó es para finalmente convertirse en el referente que Uruguay necesita.
Hoy, 19 de junio, natalicio de Artigas, tenemos en el estudio de En Perspectiva a los autores de este cómic, los Silva Bros, Andrés y Leonardo, y al semiólogo Fernando Andacht, quien escribió el prólogo de Prócer Zombie II.
¡Qué forma de encarar el aniversario del nacimiento de Artigas esta entrevista!
FERNANDO ANDACHT (FA) —Exacto. ¿Por qué no? ¿Por qué no revisar […]?
EC —“¿Por qué hacen eso?”, preguntarán algunos oyentes.
FA —Hay un especialista inglés, /Benig/ Anderson, que dice que toda nación necesita, además de un territorio, de un ejército, etcétera, ser imaginada. Y yo agregaría, a través de mi contacto con Andrés y Leonardo y antes con Martín Atme, con quien colaboré en un libro presentado acá mismo exactamente hace siete años, en abril de 2011, que necesita ser reimaginada, reinterpretada.
EC —Te estás adelantando a la pregunta, que era obvia: ¿por qué participaste en la edición de este libro?, ¿por qué escribiste el prólogo?
FA —Una primera razón es que tengo el sí fácil. Pero viéndolo de vuelta, diría que creo tener buen olfato; los años traen eso, algo de sensatez y experiencia. Y cuando hace ya bastantes años el fotógrafo uruguayo y ahora amigo Martín Atme me invita a lo lejos –yo estaba en Canadá– a participar en lo que iba a ser una exposición de unas fotos que él venía sacando del prócer, de la iconografía del prócer, de la que está sembrada –lo planteo en ese libro, está saturada icónicamente toda esta República Oriental del Uruguay, tan artiguizada–, acepto y termina siendo un libro, mucho más.
Y en el caso de este inmuerto, como lo llamo en el prólogo, que es nuestro José Gervasio Artigas, bajo la mirada joven, inquieta, de los Silva Bros, que es su nombre autorial, que me gusta, tiene también la posibilidad de revisitar, de reentender desde ojos jóvenes actuales para qué, para qué toda esa imaginería, qué funciones cumple hoy, siglo XXI, aquel de quien tú bien decías que hay varias leyendas, una leyenda negra, una celeste, una roja y hasta una verde –parece el arcoíris Benetton–, que son los diferentes usos o explotaciones de la imagen del prócer desde su menosprecio, que está muy representado en este regreso del Prócer Zombie. Cuando vemos a dos burgueses diciendo “viste que parece que le hicieron esto, lo otro, se murió”, y uno dice “sí, pero hizo algo de bien”, “no, era alguien temible, se juntaba con malas gentes”, parece estar hablando del Cristo en el Nuevo Testamento. Así me parece que van dándonos elementos fundamentales para volver a entender, a reimaginar qué función cumple hoy, en medio de las tecnologías, que juegan un rol fundamental. Invito a los oyentes y televidentes a acercarse a este volumen, a superar ese shock primero, esa trasgresión evidente de que no está blanesiado, como yo digo, no aparece en la puerta de la Ciudadela, fijo para siempre.
EC —Aparece, en algún momento aparece esa imagen icónica, la clásica, aparece citada. Pero no es ese el Artigas que termina siendo el protagonista.
FA —No; ese es el que causa perplejidad al propio Artigas. Yo juego con que es un inmuerto porque lo encuentro –y esto va muy en serio, y ahora sí por qué acepté hacerlo– muy vital. Es una ironía, porque el zombie es un muerto vivo, pero lo veo muy revitalizado en esta historieta, tanto como en el prevolumen, que prologa Martín Atme, lo cual creo que es justo y me enorgullece sentir que, como decimos en semiótica, estos volúmenes –me lo dijeron Leonardo y Andrés– son un poco influenciados, tienen algún matiz. Eso en semiótica se llama interpretante, signos que salen de otro signo. Es decir que de algún modo esa lectura les hizo algún clic y lo llevaron por otro camino, independiente, creativo y valioso.
EC —¿Aquella lectura, aquel libro de Martín Atme les hizo clic a ustedes? Es un libro que recopila en fotos todas las formas, algunas absolutamente increíbles, en las que Artigas termina apareciendo representado en nuestro país.
