La presidenta del Inisa declaró la semana pasada que hay menores infractores que no se pueden rehabilitar. "Hay estudios y estadísticas internacionales" que así lo muestran, indica en conversación con En Perspectiva, y agrega haberse sorprendido por el impacto de sus declaraciones
EN PERSPECTIVA
Martes 31.07.2018, hora 8.00
EMILIANO COTELO (EC) —“No tenemos esperanza de rehabilitación para todos los menores infractores. En algunos de ellos el quiebre es demasiado profundo y, en todo caso, se requeriría apoyo de por vida, algo que el Estado no está en condiciones de asumir.”
Lo dijo la psicóloga Gabriela Fulco, presidenta del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa) desde el año 2015. Fue la sentencia más impactante pero no la única en la entrevista que concedió el jueves al semanario Búsqueda.
Su planteo provocó polémica en la población y en el sistema político. Pero además, reaccionó el sindicato del Inisa, que está enfrentado con ella desde su asunción y que ahora reclama su alejamiento.
En medio de esta polvareda, este fin de semana se sumó la muerte por suicidio de un joven internado bajo custodia de ese organismo en el Hogar Desafío.
Vamos a dialogar con la propia Gabriela Fulco.
Usted fue categórica la semana pasada cuando dijo eso de que es difícil que algunos menores infractores internados en el Inisa logren rehabilitarse. ¿Se imaginó cuando dio la entrevista que iba a provocar el debate que se abrió?
GABRIELA FULCO (GF) —No, para nada; al contrario, me sorprendí mucho, porque hay estudios y estadísticas internacionales que muestran que hay un porcentaje, que es muy mínimo pero existe, de personas para las cuales la única forma es seguir acompañando los procesos de “recuperación”, porque el objetivo es la baja de la reincidencia, lo que no queremos es que esa persona que ha estado privada de libertad, sea adulto, sea menor, reincida. Ese es el deseo desde el punto de vista de la seguridad pública cuando se interna a una persona en un centro de privación de libertad a cumplir una medida.
Son estudios mundiales que tienen algunas concomitantes, algunos detalles para no hacer estas cuestiones algo tan categórico, y a eso me voy a referir. Estas investigaciones han demostrado que para evitar una nueva reincidencia es necesario generar una serie de dispositivos al egreso, externos, que varían de acuerdo a cada persona y que pueden llevar de uno a cinco años. En general los países que pusieron en práctica esto hace más de 20 años han llegado a la conclusión de que si ese acompañamiento da resultado, es completo, es continuo y a los cinco años esa persona no ha reincidido, se estima que ya no va a reincidir más. Por lo tanto a eso me refiero, el término irrecuperable tiene que ver con la reincidencia o no reincidencia.
EC —Pero usted dice que una cantidad de estos jóvenes no son recuperables o que requerirían un acompañamiento de por vida impracticable hoy en Uruguay.
GF —Desde el año 2015 estamos generando algunos dispositivos para crear estos puentes basándonos en los modelos de buenas prácticas que conocemos. Por lo tanto hemos conveniado con el Mides (Ministerio de Desarrollo Social), con una serie de servicios de ministerios; específicamente el Mides es el más apropiado para hacerse cargo de esto, ya que abarca el territorio nacional con una innumerable cantidad de servicios. En este caso fue con el Mides y el Instituto Nacional de la Juventud (INJU), que tiene sus programas, Jóvenes en Red, etcétera. Por lo cual desde el 2015 estamos ensayando este modelo de trabajo para hacer un acompañamiento pospenitenciario.