
EC —Es muy interesante y muy emotiva la cantidad de mensajes que están llegando a propósito de los 50 años de Manos del Uruguay.
Rosana de San José: “Felicitaciones a Manos del Uruguay. Muchos lindos recuerdos se vienen a mí, conocí a mujeres tejedoras en San José que se dedicaban a producir buzos, ¡y qué buzos!. Con orgullos ellas decían: ‘Trabajo en Manos del Uruguay’. Mujeres empoderadas en su quehacer”.
Alicia de Malvín: “Todavía tengo un poncho y una manta que compré en Montevideo Shopping cuando abrió. A los 75 años aún tengo presentes las liquidaciones. Un ejemplo excelente de cooperación. Eran unas adelantadas en materia de trazabilidad: cada prenda tenía su grifa con nombre y procedencia de cada artesana”. ¿Eso fue desde el principio?
GC —Sí, y sigue hasta el día de hoy. Es nuestra identidad también.
EC —Haydée: “Mi profunda admiración por esas mujeres que superaron una montaña de dificultades para llegar al éxito internacional que ya dura 50 años y que seguramente perdurará por mucho tiempo más. Se lo merecen”.
Sara: “¿Por qué no nombran a las cinco mujeres fundadoras?”. Las nombramos en el comienzo: Sara Beisso, María del Carmen Bocking, Manila Chaneton, Dora Muñoz, Olga Santayana.
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EC —Vamos a escuchar a Rosario, que ayer recorrió con tranquilidad la exposición sobre Manos del Uruguay que está disponible en el MAPI (Museo de Arte Precolombino e Indígena).
ROSARIO CASTELLANOS (RC) —Se imaginarán lo que disfruté de esa exposición en la que fundamentalmente se muestran capas, ruanas y ponchos cortos, cosa que extraño porque la prenda que más quise de Manos del Uruguay era una ruana larga con la cual supe abrigarme en todas mis salidas para la radio. Hay también buzos tejidos, todo muy bien expuesto. Y sobre las paredes esas fotos de las que hablaban, personajes famosos del mundo usando alguna prenda de Manos del Uruguay. Pero también hay carátulas de revistas de moda que le deben de haber significado una promoción más que interesante porque son revistas que en el mundo están consideradas la primera línea en materia de moda. Pero hay un aspecto que me parece muy interesante, en una especie de corredor hay una serie de paneles que indican el proceso desde la lana que se obtiene de la oveja hasta la forma de señalarla, de ovillarla, y hay varios telares donde está el trabajo a mitad de realizado para mostrar la forma en que estas mujeres trabajan. No ya solo mujeres, porque más allá de que todo empezó con el tejido en lana, hoy se han sumado otros materiales, como el cuero, la madera, la guampa, y una de las salas en particular –son tres en el segundo piso– está dedicada a estas artesanías realizadas en otro tipo de materiales que resultan realmente interesantes.
EC —De eso hablaba Gabriela.
RC —Y quiero jugar también con mi memoria, porque recuerdo –no sé si fue el primer desembarco– el lugar donde descubrí Manos del Uruguay, en la esquina de Reconquista y Juan Carlos Gómez, en una vieja casa que el arquitecto Armas había reciclado –lo que significaba uno de los primeros reciclajes–; allí fundamentalmente había tejidos. Tejidos que recuerdo perfectamente que venían con el cartoncito agarrado con una lana en el cual se señalaban la autora y el lugar de donde provenía la pieza. Lo cual le hacía sentir al montevideano una identificación con aquel trabajo que venía del interior, en algunos casos de lugares que no conocía, que era parte del encanto de la pieza que obtenías.
En ese sentido la exposición bien vale la pena. Está en el MAPI, se puede visitar de 10 a 18, y la recomiendo, porque como todo lo que hace el MAPI está muy bien montada en el segundo piso –hay ascensor–. En estas tres salas más el patio cubierto se expone el material que hoy se hace.
EC —Algunos oyentes preguntan qué formación tienen, de dónde surgen los diseñadores.
RG —Los diseñadores que trabajan en Manos del Uruguay vienen con distintas formaciones, hay gente de la Escuela de Diseño, de Peters Hamers, de la Universidad ORT, hay gente que ha pasado por distintos lugares.
EC —¿Cuántos son? ¿Es un equipo fijo de diseñadores?
RG —Manos trabaja con un equipo de cuatro diseñadoras en forma estable.
EC —¿Son todas mujeres también?
RG —Sí. En este momento, pero hubo diseñadores hombres también. Y eventualmente se suman otras diseñadoras o diseñadores para proyectos específicos.
EC —Hace un rato le preguntaba a Rodolfo a propósito de exportaciones en la historia de Manos del Uruguay. ¿Y hoy cuánto exporta? ¿Cuánto factura en total?
RG —La facturación neta de Manos del Uruguay oscila entre los US$ 5 y US$ 6 millones, y aproximadamente la mitad son exportaciones. Depende del año, cuando el dólar está bajo la facturación en plaza crece en forma relativa, pero en términos generales es eso.
EC —¿A qué mercados está exportando Manos del Uruguay?
RG —Fundamentalmente a Estados Unidos y a algunos países de Europa, también a Canadá. Manos exporta distintas cosas. Hay una línea muy interesante que son hilados teñidos en forma artesanal que se venden para gente que quiere tejer su propia prenda. Es un negocio bien interesante, además en la madeja que compra la persona aparece el nombre de la artesana que la tiñó. Después hay productos que se trabajan en conjunto con marcas de primer nivel. Algunas marcas no nos permiten decir que trabajamos para ellas, pero otras sí.
EC —Manos del Uruguay tiene como clientes a varias marcas de muy alto perfil internacional. Mencionemos algunas.
RG —Trabajó con Stella McCartney, desde hace muchos años estamos trabajando con Ralph Lauren y de hecho una de las cosas que nos dan mucho orgullo es que para su grifa Purple Label, que es una línea especial que tiene, algunas prendas tienen la grifa de Manos del Uruguay junto a la grifa de ellos.
EC —En otros casos no, es la prenda producida por Manos del Uruguay pero con la marca de Stella McCartney, por ejemplo.
RG —Sí, de otros clientes. Es importante destacar que no es que estos clientes nos digan “tenemos esta producción, háganla ustedes”, porque justamente no somos competitivos en precios ni en capacidad de producción. Entonces tenemos que ofrecer mucho más, un apoyo en el diseño, un apoyo en el desarrollo del producto. Ahí cabe destacar la importancia no solo del diseño, sino de los departamentos técnicos, lo que es una buena tejedora, una buena modista.
EC —¿Cómo funciona concretamente uno de esos contratos?
RG —Se visita dos veces por año a los clientes y se les lleva una presentación de lo que se llaman swatches, que son pequeñas muestras de tejido y de telar. Una diseñadora de Manos se reúne con los equipos de desarrollo de productos de los clientes y a partir de eso el cliente elige: “Me interesa esto, vamos a desarrollarlo”, “me gusta esta tela o este punto para hacer tal o cual producto”, y se da un ida y vuelta muy importante hasta llegar al producto final.
EC —De todos modos ustedes nunca van a poder exportar cantidad.
RG —No, hay un tema de capacidad. La mayor producción para todas esas marcas se hace en Lejano Oriente. Incluso hay algunos clientes que ponen la marca junto con la nuestra, como Ulla Johnson. También hay una diseñadora uruguaya, Gabriela Perezutti, que en su marca Gabriela Hearst nos honra trabajando con nosotros y poniendo la marca Manos del Uruguay acompañando su grifa.









