
EC —Estaba el intendente Orsi, pero hace un rato estábamos reseñando algunas de las salidas públicas que pudieron escucharse a lo largo del día de ayer. La senadora Ivonne Passada, del diputado Sebastián Sabini -por mencionar dos ejemplos nada más-, el consejero de Educación Inicial y Primaria, Pablo Caggiani. Paralelamente, desde el MPP como tal, se hizo circular el miércoles mismo una serie de mensajes en Twitter donde se resaltaban logros. El hashtag era "La educación sí avanza" y se enumeraba una cantidad de cambios positivos que han ocurrido a lo largo de estos casi 15 años de gobierno frenteamplista. ¿Cómo vieron esa jugada?
RO —Bueno, yo creo que es parte, como bien decía Adriana, del saludable juego del sistema democrático. Ahora, frente a eso, sin entrar en polémica porque queremos es ser un puente del sistema político y no nos vamos a quitar de esa idea…
EC —Qué brete es ese… ¿Cuánto polemizan?
RO —Pero es el desafío. No vamos a polemizar, queremos acordar y queremos este espacio de la sociedad civil sea un espacio verdadero de interlocución. Ahora, para que quede claro y tú sos un atento lector y lo has leído: en el segundo párrafo del resumen ejecutivo de Eduy21, que fue publicado y que está disponible en la página web nuestra, está inventariado el conjunto de avances positivos de los últimos 30 años. Con particular énfasis en los últimos diez años; es una larga lista que coincide con algunos elementos con el listado que tú decís. El tema no es discutir si hubo avance o no, avances ha habido y estamos de acuerdo con los diputados Sabini y con la senadora Passada en decir que avances hubo, Eduy21 dice que avances hubo. La discusión para nosotros está en otro nivel: es si los avances que hubo son suficientes para que el país dé un salto en profundidad y en calidad de propuesta para enfrentar los tres problemas que hablábamos ayer.
EC —De todos modos…
RO —Ahí está el debate, en la intensidad y en la profundidad de la propuesta. No está en discutir si hubo o no avances, porque Eduy21 reconoce que hubo avances.
EC —Pero me parece que ahí hay algo que, por lo menos yo de afuera, resalto: esto de que en el documento se haga esa enumeración que estaba mencionando recién Renato Opertti. Da la impresión de que en el discurso de Eduy21, hasta ahora en estos meses anteriores, no se ponía tanto cuidado en esa materia. Parecería que ahora hay un especial foco en ese reconocimiento para que la base para negociar, para acordar sea más amplia.
AA —Sí, yo creo que es un acto de inteligencia porque fuimos madurando la idea de qué vamos a escribir en el libro, el libro queda escrito, es un instrumento de discusión; fuimos madurando la idea y yo te quisiera relatar un poco cómo fue mi evolución, muy brevemente. Cuando uno investiga, recorre y ve cosas que piensa que son disfuncionales y que no están llegando a buen puerto, uno tiene como una rebeldía, empieza a buscar explicaciones con investigaciones e interlocutores, habla con las autoridades y con las personas que están en los centros educativos. A mí me fue pasando, a lo largo de los años y no solo con el último año con Eduy21, sino que fui llegando a la concepción de que hay una arquitectura del sistema, una manera de funcionar del sistema, que inclusive impide el cambio: "Uno llega con muchas ganas de cambiar y de cosas, pero el sistema es una cosa que sobrevuela todo el mundo. El sistema no te deja", el sistema es la burocracia, la forma en que se toman las decisiones, la forma en que se gobierna, la forma en que se manejan los recursos, la forma en que los docentes llegan a los centros educativos. Esas cosas son importantes, Emiliano, son macro, son las cosas que nosotros queremos reformar. Está bien que se puede cambiar en el centro educativo, yo estoy convencida porque lo he visto, lo promuevo y lo enseño, pero uno siente que tiene un techo, y ese techo es el sistema, que es lo que dicen las autoridades. Nosotros queremos ir por eso a más, podemos seguir como estamos pero si seguimos como estamos vamos a peor.
EC —Entonces, ustedes sostienen que estos aportes que han ocurridos, que están en implementación, no han sido suficientes para mejorar sustancialmente los resultados y por eso proponen "una transformación integral del sistema educativo". Ahora vamos a ver en qué consiste esa transformación, pero antes les pregunto: ¿Para qué?
RO —Para que el Uruguay se recree como una sociedad de oportunidades y de convivencia a la luz de un mundo que nos propone una serie de cambios disruptivos que no podemos evitar ni soslayar; cambios que tienen que ver con la irrupción de la cuarta revolución industrial, que tiene que ver con la automatización, la creciente importancia de la inteligencia artificial, la relaciones que va a haber entre los humanos y los robots, la propias calificaciones que las personas van a tener que tener para enfrentarse a un mundo de irrupción. Eso es lo que Eduy21 hicimos, sociedad de oportunidades y convivencia, porque Uruguay tiene que recrearse en su modelo de desarrollo y por eso la propuesta Eduy21 empieza por discutir el para qué. ¿Qué educación queremos? ¿Qué sistema educativo queremos? ¿Qué tipo de propuesta educativa queremos para qué tipo de sociedad y persona? Ahí viene la discusión para nosotros: para que el Uruguay pueda tener una oportunidad de desarrollo en un mundo que le plantee una cantidad de desafíos que hoy, dicho en forma explícita, no le estamos dando a esos niños y jóvenes las herramientas necesarias para enfrentar ese mundo. Ahí está el debate, no está en ponerse en si esto estuvo bien o mal sino, ¿cuáles son los conocimientos y las competencias -ayer lo hablábamos- que necesitan esos niños para enfrentar el mundo? Necesitan tener formación en capacidad crítica, innovación, creatividad, en ser ciudadanos que asumen la globalidad del mundo y su aterrizaje local, que necesitan ser formados para desarrollar su vida personal y su vida de trabajo, que necesitan ser alfabetizados en las cuestiones fundamentales -lengua, matemática y también la programación-, para que ellos lideren a los algoritmos y que los algoritmos nos lideren a nosotros.
Cómo la tecnología se transforma un elemento de apoyo a un estilo de vida sostenible, cohesiva, integrador y no que la tecnología se transforme en un elemento que nos dictamina nuestra vida. Si no le damos a ese niño la capacidad de reflexión y de pensamiento crítico, vamos a vivir en un mundo dominado por los algoritmos. Nosotros queremos todo lo contrario.
EC — ¿Adriana? ¿Agregas algo a lo que decía Renato?
AA —Sí, quiero agregar que cuando uno va a determinados centros educativos y ve lo que le estamos ofreciendo, que de hecho en la Universidad hago lo mismo: parado frente a un grupo donde está todo el mundo quieto, callado, donde están recibiendo algo de manera pasiva y no pueden prácticamente pensar. Luego cuando los evaluamos le pedimos que repitan conocimientos, pero si uno lo confronta a ese mundo que no tienen la oportunidad de ver y de saber que se viene, uno siente que no entiende lo que tiene que hacer como ciudadano y ni siquiera como educador. Uno analiza la sociedad y dice: "Vamos mal", los que están, ¿y los que se cayeron? En Casavalle el 3% termina la educación media superior, ese 97% va hacia el mundo de la exclusión.
RO —Además hay un tema ahí, Emiliano, que es coherente con lo que decía Adriana, hay un tema que el país tiene que plantearse en perspectiva de largo aliento: repensar las políticas educativas de cara a este mundo también va a implicar repensar las políticas sociales y culturales. Es decir, hay un tema ahí que el país tiene que encarar porque no solo con educación va a ser suficiente, vamos a necesitar -Adriana mencionaba el caso de Casavalle- un shock, y lo han dicho gente del Gobierno y de la oposición, de inclusión. Un shock de inclusión es, por ejemplo lo que plantea Eduy21, tomar el desafío de que toda la población de zonas vulnerables esté atendida en un modelo tiempo extendido, completo, con una propuesta educativa sólida al 2024. Ese tipo de cuestiones, cuando hablamos de shock de políticas de inclusión, que…
EC — ¿Ustedes se plantean otras metas?
RO —Tenemos metas para todo, pero esa meta en particular tiene que ver con priorizar la vulnerabilidad. Es decir, nosotros creemos que tenemos que hace un shock de políticas educativas y sociales -esto lo ha dicho el propio ministro del Interior-.
AA — ¿Sabes qué? Se puede, porque no son tantos. Hay que hacerlo diferente a como lo estamos haciendo ahora pero se puede.
RO —En un país que tiene el desbalance entre haber reducido la pobreza, nosotros celebramos que el Uruguay haya crecido y que haya invertido más educación -y lo decimos en el informe-, pero los temas de reducción de la pobreza no se ha correspondido con la reducción de la marginalidad. Tenemos un problema de segmentación de la marginalidad que requiere un repienso de las políticas educativas como parte de las políticas sociales y culturales porque la educación es, a la vez, política económica, política social y política cultural.









