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Entrevista, viernes 22 de junio: Diego Piñeiro

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EC —Es muy curioso que esto se esté dando nada menos que en la Facultad de Ciencias Sociales.

DP —Sí, posiblemente por el lugar donde estamos y la política de puertas abiertas. Pero pasa en todas las facultades, que yo sepa no hay ninguna facultad que restrinja la entrada a la gente. He hablado este tema con el rector y el rector ha dicho que va a hacer una recorrida por las facultades para que la Udelar tenga claro hasta dónde esto está sucediendo también en otras facultades.

EC —Mire lo que decía una oyente, Carolina, ayer en un mensaje que nos mandó después de las 8 de la mañana: “Mi nombre es Carolina y estudio en la Facultad de Ciencias Sociales en el turno de la noche. Me estoy enterando por ustedes –por la nota de Búsqueda– de este atropello. Voy tarde y derecho a mi clase y no he prestado atención. Pero me parece inadecuada la actitud por ejemplo del Centro de Estudiantes, que es proclive a albergar, a aceptar a estas personas. Es cierto que un 80 % son estudiantes de Trabajo Social, pero yo, que estudio Sociología o quien estudia Ciencia Política no tenemos por qué vivir en la facultad un estudio de campo de Trabajo Social. Además es una facultad tan linda y cuidada que sería una lástima que la malograran”.

DP —Le agradezco lo de que es una facultad muy linda y cuidada, estamos de acuerdo en eso. Los trabajadores sociales son el 45 % de los estudiantes, no son el 80 %, y también en Sociología, en Desarrollo y en Ciencia Política se tratan estos temas. No somos ajenos, ninguna de las carreras de nuestra facultad es ajena a los problemas que estamos presenciando hoy en la facultad.

EC —Usted hablaba recién de la cara positiva que también tiene la presencia de esta gente dentro de la facultad, compensando un poco lo que informa el artículo de Búsqueda, que según usted carga las tintas en los episodios más chocantes.

DP —Me hubiese gustado que consultasen al decano, porque recorrieron toda la facultad pero nunca me pidieron una entrevista.

EC —Lo cierto es que esta situación desafiante implica también problemas, implica riesgos. Ha habido robos, ha habido escenas de violencia, ha habido roturas, destrozos, por ejemplo en esa escena que se cuenta de un partido de pimpón entre dos de estas personas en situación de calle que después se pelean y una de las consecuencias es que voló la mesa, se terminó la mesa. Entonces, ¿cómo están considerando ustedes globalmente el asunto? Por lo que el equipo de En Perspectiva averiguó ayer, dentro de la facultad básicamente hay dos posiciones. Una, más contemplativa hacia los indigentes, que entiende que hay que permitir que estas personas ingresen pero trabajar con ellas sobre sus conductas; ahí están los estudiantes, algunos docentes y usted, entre otros. La otra postura, más restrictiva, propone prohibir el ingreso de esta gente a las instalaciones; en esa se encuentran funcionarios no docentes y varios docentes también.

DP —Sí. Este tema se ha discutido, como hemos dicho, hace dos meses y medio que venimos discutiéndolo en el Consejo, y la posición de cerrar las puertas de la facultad es minoritaria dentro del Consejo.

EC —Por ahora no se cierran.

DP —No, por ahora no se cierran. Por ahora la actitud es otra, es tener una actitud de responsable.

EC —No tendría que irse al cierre, bastaría con establecer un sistema de ingreso en el que la persona que entra justifique por qué está entrando, justifique que va a una conferencia, que va a la biblioteca por tal razón, que va a participar con un grupo de estudiantes en una investigación.

DP —Sí, pero eso es no hacernos responsables de la situación, que no es solamente de nuestra facultad, sino que es de todo el país. Nosotros enseñamos en la facultad cómo trabajar con personas que están en esta situación. Y queremos enseñarlo no solo a través de los libros y de las conferencias o de las clases, sino también con lo que hacemos. Tenemos que hacer lo mismo que enseñamos. Eso no quiere decir que debamos reemplazar al Mides, quiere decir que tenemos que tener una actitud responsable frente a esta situación. Nosotros decimos que tenemos que hacer un proceso de disuasión y derivación responsable. O sea, tenemos que empezar a tener dispositivos que disminuyan la cantidad de gente en situación de calle que ingresa a la facultad.

EC —Cuando dice nosotros, ¿a quién se refiere?

DP —A la facultad toda. Pero hemos creado un grupo de trabajo, que se reunió por primera vez la semana pasada, que está integrado por docentes y ahora también por estudiantes y por los asistentes del decano; estamos encarando esta situación y viendo cómo la manejamos. No estamos no haciendo nada; por el contrario, tenemos una actitud activa. Pensamos que es eso, que tenemos por un lado que disuadir, disminuir la cantidad de gente que ingresa a la facultad, y por otro lado ayudar a la derivación de estas personas hacia las instituciones que tienen que hacerse cargo porque están específicamente para eso. Por ejemplo el Mides, por ejemplo ONG que trabajan con personas en situación de calle. Estamos entrando en contacto; como digo, el lunes tengo una entrevista con el Mides, ya tuvimos una entrevista con una de las ONG que trabajan con gente en situación de calle y vamos a tener otras con otras instituciones. Estamos buscando los apoyos que nos permitan derivar a estas personas hacia otros lugares. Y creemos que dentro mismo de la facultad, a través de la Unidad de Extensión, es posible tener un proyecto específico para que estudiantes de nuestra facultad hagan una práctica con estas personas para que ambas partes salgan favorecidas: los estudiantes hacen una práctica con sus objetos de estudio específicamente y esta gente recibe una atención de este grupo de trabajo.

EC —Esa es una de las ideas que están manejando, pero todavía no concretadas.

DP —No, no concretadas porque todo esto es muy reciente. Lleva tiempo, lleva trabajo, hay que reunir voluntades, hay que convencer a los compañeros. Lleva su tiempo.

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