Informe de Ángela Reyes para EnPerspectiva.net ///
RIGA, Letonia — Avijit Roy fue asesinado en Bangladesh el 26 de febrero, al salir junto a su mujer de la Feria del Libro en un campus universitario. Era periodista freelance y cubría asuntos vinculados a la homosexualidad, el ateísmo y la libertad de género. Días después, el guatemalteco Danilo López, del periódico Prensa Libre, fue acribillado a tiros por dos sicarios mientras caminaba por un parque de la ciudad de Mazatenango.
Estos crímenes sucedieron cuando aún está fresco el recuerdo de los once integrantes de la redacción del semanario satírico francés Charlie Hebdo, asesinados en enero cuando dos islamistas entraron a la sede de la publicación y abrieron fuego contra los profesionales en respuesta a la publicación de caricaturas de Mahoma, profeta del Islam.
En lo que va de 2015, 22 periodistas fueron asesinados según el Committee to Protect Journalists. En 2014 fueron 61. Estos son apenas algunos de los datos que alarman a autoridades de todo el mundo vinculadas a la libertad de expresión, que se reunieron en Riga, Letonia, para conmemorar el Día Mundial de la Libertad de Prensade la Unesco, entre el 2 y el 4 de mayo.
Durante este evento, los relatores para la libertad de expresión de todos los continentes emitieron una declaración conjunta en la que alertaron sobre los “aberrantes ataques contra la libertad de expresión” por parte de gobiernos y otras entidades, como el crimen organizado que azota especialmente a América Latina y las organizaciones terroristas que causan estragos en Medio Oriente.
Los relatores, que representan a Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, la Organización para la Cooperación Europea y a la Comisión Africana de Derechos Humanos, deploraron estos ataques que ocurren “en los más diversos contextos” y que incluyen “el asesinato premeditado y calculado de periodistas” que lleva “a una autocensura generalizada”.
Durante la conferencia, los relatores hicieron especial hincapié en que el crimen organizado y el terrorismo están afectando en más de una manera a los periodistas. Por un lado están los ataques directos contra los profesionales que quieren ejercer libremente, pero, por otro, existe una actitud por parte de los gobiernos que, amparándose en su lucha contra estas organizaciones, aplican medidas que censuran y amordazan a los periodistas, como estados de sitio o violaciones de la privacidad.
“Las medidas legales y administrativas no deben ser usadas para restringir los movimientos de los periodistas”, advirtieron los relatores, para luego agregar que “las autoridades deben evitar el reaccionar contra los ataques a la libertad de expresión (como puede ser un atentado) mediante la aplicación de leyes a gran escala que restrinjan aún más la libertad de expresión”.
Mujeres en los medios: del Caribe a Siria, un panorama alentador
Hace 20 años, 189 países firmaron la Declaración de Beijing, en la que se comprometieron a lograr una mayor inserción de las mujeres en los medios de comunicación. En la actualidad, casi dos tercios de los periodistas a nivel mundial siguen siendo hombres y solo una cuarta parte de los puestos gerenciales en los medios están ocupados por mujeres, según cifras manejadas por la Unesco y organizaciones dedicadas a promover la igualdad de género durante el encuentro en Riga.
La equidad de género en los medios fue el otro eje de la conferencia anual de la Unesco. "Se hizo bastante, se logró algo y falta mucho por hacer". Esta es la forma en que resumió la situación Friederike Tschampa, experta del Servicio Exterior Europeo. La posición minoritaria de las mujeres en los medios no solo influye en las estructuras de las empresas, sino en los contenidos producidos: un 30 % de las mujeres informa sobre cuestiones de género contra un 8 % de los hombres, dijo en Riga Alton Grizzle, especialista de la Unesco. Esta discrepancia en los intereses se tradujo incluso a la celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa: en el panel que debatía sobre el tema participaron seis mujeres y un solo hombre.
Sin embargo, para las especialistas que debatieron en Riga el panorama es más alentador de lo que los números permiten suponer. De hecho, las barreras al acceso de las mujeres a los medios se están desmoronando en los países más afectados por la desigualdad de género. Siria es el mejor ejemplo. Yara Bader, del Centro Sirio para los Medios y la Libertad de Expresión, explicó en el evento que el estallido de la guerra civil en 2011 -que ya dejó más de 200.000 muertos, según la ONU- obligó a las mujeres a ocupar roles que tradicionalmente estaban en manos de sus esposos, ahora muertos o en combate. Este cambio en el lugar de la mujer en la sociedad comenzó en la vida privada pero se tradujo a otras esferas, entre ellas el periodismo. "Lo que pasó en Siria fue un cambio de abajo para arriba, y creo que eso es una gran cosa porque estás cambiando las bases y eso es lo más importante", explicó Bader.
Otros países, sin embargo, han logrado importantes resultados mediante la aplicación de políticas específicas para promover el estudio y trabajo de las mujeres. Este es el caso del Caribe, explicó Corletha Ollivierre, secretaria general de la Alianza Mundial sobre Medios y Mujeres.
En esta región, el ingreso de las mujeres al sistema educativo y los medios creció de manera exponencial. Allí, llamativamente, la preocupación es exactamente la contraria: la poca cantidad de hombres que cursas estudios terciarios en comparación a las mujeres.
La calidad de los medios en el ojo de la tormenta
Los medios de todo el mundo intentan resolver hoy una difícil ecuación: ¿cómo mantener e incluso aumentar la calidad de los productos periodísticos cuando las fuentes de financiación escasean y los competidores provenientes de todas las áreas se multiplican? Pero, para despejar esta incógnita, primero deben acordar sobre la definición de "periodismo de calidad", en el centro del debate durante la celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa.
Los expertos que debatieron en Riga incluyeron en la definición un elemento a menudo dejado de lado en los manuales que se enseñan en las facultades de periodismo: la audiencia. Para Cilla Benko, directora general de la radio pública sueca, se trata de "obtener la confianza de la audiencia, porque si tienes la confianza de la audiencia, entonces es más difícil que los políticos te lastimen". En Suecia este sistema da resultado: la radio pública es la empresa en la que mayor cantidad de la población confía (un 71 %). La televisión pública la sigue de cerca, ubicada en el tercer lugar del ranking -luego de las universidades- con un 67 %.
Obtener la confianza de la población depende, entre otros factores, de contar con los recursos necesarios para hacer productos innovadores que a su vez mantengan el rigor y la independencia de los poderes políticos y económicos que caracterizaron desde siempre al buen periodismo. ¿Cómo obtener estos recursos? Tanto Benko como Paul Steiger, fundador de ProPublica -organización estadounidense sin fines de lucro dedicada al periodismo de investigación- insisten en que los gobiernos deben ser fuentes de financiación de la actividad periodística.
"La Unión Soviética 2.0″
Letonia es un país fronterizo con Rusia, pero eso es apenas el principio de una relación entre vecinos por demás truculenta. El pequeño país báltico estuvo durante más de cuatro décadas bajo el control de la Unión Soviética, y recién logró su independencia hace 25 años.
La relación con su gigante vecino es complicada: aunque es innegable la influencia cultural que se traduce en aspectos como la arquitectura y la utilización extendida del idioma ruso, también es perceptible un incesante esfuerzo de los habitantes por marcar sus diferencias.
No extrañó entonces que, en el congreso celebrado en la capital letona, uno de los temas recurrentes fuera el análisis del estado de la libertad de expresión en Rusia.
El aparato propagandístico del gobierno del presidente ruso Vladimir Putin es el principal problema que enfrenta hoy el periodismo de ese país. La manipulación de la opinión pública y la falta de independencia de las encuestadoras hace que sea imposible saber con exactitud qué porcentaje de la sociedad apoya a Putin. Mikhail Zygar, editor jefe de TV Rain, estimó que ese apoyo se encuentra cercano al 80 % de la población, incluidos muchos periodistas.
Lo que hoy sucede con la libertad de expresión en Rusia hace que, a algunos kilómetros de allí, muchos recuerden a la Unión Soviética. "Estamos en la Unión Soviética 2.0. Todas las restricciones a la vida privada, las nacionalizaciones, la economía planificada y otros aspectos están en curso pero con un solo cambio: tenemos a la Iglesia Ortodoxa en vez del Partido Comunista", dijo durante el debate la periodista Galina Timchenko, encargada del portal Meduza.io.
Timchenko trabajaba como editora de Lenta.ru, una de las publicaciones online más populares del país. Sin embargo, en 2014 fue despedida por su cobertura independiente del conflicto en Ucrania y decidió abandonar Moscú. Se instaló en Riga, desde donde maneja su página web dedicada a la actualidad rusa.
La mayoría de medios depende en forma directa del Estado o de amigos del mandatario, tal como sucede con las empresas de otros sectores de la economía. Pero la influencia no termina aquí. Además de las presiones, los pocos medios independientes que quedan deben enfrentar otra ardua batalla: la existencia de un "ejército" de personas pagas por el gobierno que se dedican a multiplicar en los sitios de Internet y las redes sociales los comentarios a favor de Putin y en contra de los opositores, explicó durante un panel sobre libertad de expresión en Rusia, Roman Anin, editor del periódico Novaya Gazeta.
Este periódico decidió hacer frente a los llamados "trolls" y cuenta con empleados especializados en identificarlos y eliminar sus comentarios del sitio de Novaya Gazeta. Tal es su experiencia que ahora incluso entrena a medios de algunos países occidentales en la tarea.
Al mismo tiempo, los medios independientes luchan contra la falta de publicidad: las empresas privadas no se animan a pautar por temor a ser señalados como opositores por parte del gobierno. "Los medios independientes no están viviendo", dijo Anin. "Están sobreviviendo".
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