La Mesa de Politólogos con Fernanda Boidi y Daniel Buquet, martes 27 de octubre de 2015.
EN PERSPECTIVA
Martes 27.10.2015, hora 10.18
EMILIANO COTELO (EC) —El subsecretario de Educación y Cultura, Fernando Filgueira, seguirá en funciones hasta que sea designado su sustituto y hoy incluso se daba como un hecho que acompañaría a la ministra María Julia Muñoz a la comisión del Senado en la que esa cartera debía exponer sobre su capítulo del proyecto de ley del presupuesto.
Filgueira presentó su renuncia ayer en solidaridad con el maestro Juan Pedro Mir, que fue cesado el viernes en su cargo de director de Educación a pedido del presidente, Tabaré Vázquez.
Los diarios El Observador y La República informaron en base a una fuente que Vázquez removió a Mir no por lo que dijo en el Plenario del Frente Líber Seregni del otro fin de semana, sino por cómo lo dijo, ya que Mir era consciente de que lo estaban grabando y manifestó allí una posición que nunca antes había transmitido a la ministra ni a ningún jerarca de la educación, lo que fue interpretado por el presidente como una “deslealtad”.
Estamos con dos de los integrantes de La Mesa de Politólogos, Fernanda Boidi y Daniel Buquet. ¿Cómo están siguiendo estas alternativas del caso del Ministerio de Educación y Cultura [MEC]?
DANIEL BUQUET (DB) —Yo creo que al gobierno no le ha ido nada bien en este asunto, porque por un lado frustra su proyecto de reforma estructural de la enseñanza -por lo que parece que la política del gobierno con relación a la enseñanza va a ser más o menos mantener las cosas como están-, pero al mismo tiempo está enfrentado con los que prefieren esa política. Es decir: perdió la simpatía y el apoyo de lo que tenían la expectativa de una reforma estructural y ya había perdido el de los que no querían esa reforma, entonces ahora el MEC carece de popularidad por completo.
EC —Fernanda, ¿tú por dónde vas en tu primera intervención?
FERNANDA BOIDI (FB) —En la misma línea de lo que decía Daniel y me parece que va más allá del caso puntual de la educación, que es como un mojón más en los problemas o los errores, si se quiere, de comunicación y de estrategia que hemos venido detectando en lo que va de la administración Vázquez. Me parece que este caso puntual además habla de sustancia pero también de forma. Sustancia por lo que decía Daniel: se queda como totalmente huérfano el intento o lo que se podría haber hecho en materia de cambiar el ADN de la educación, que era uno de los caballitos de batalla de la campaña de Vázquez. Pero al mismo tiempo volvemos a ver formas que no son las más simpáticas -por decirlo casi que con un eufemismo- en cómo se toman y se comunican las decisiones del gobierno. Me parece que lo que está pasando es: si algo nos molesta, lo cortamos de cuajo, y creo que eso no es muy bien recibido en ningún ámbito. Si hay un efecto positivo de esto, si se puede considerar que existe, es que vuelve la educación al centro de la agenda.
EC —Sí, la pone en el centro de la agenda, pero otra vez a partir de problemas, de inconvenientes con la reforma que se quiere encarar.
FB —Sin duda, pero me parece que de modo similar a lo que sucedió con el decreto de esencialidad de la educación, empieza a mover el tema, a sacudir hasta al ciudadano menos interesado o más apático. Tal vez no sea el mejor camino, pero llegar a irritar a la mayor cantidad posible de personas con este tema podría ser la base de una demanda genuina, más universal, por realmente un cambio en la educación.
Cuando las encuestas de opinión pública preguntan sobre el problema más importante del país, los ciudadanos hablan de seguridad yd e economía, la educación nos preocupa, pero cuando tenemos que elegir un problema nunca es la educación. Tal vez un efecto no buscado o deseado, pero que podría ser considerado positivo desde este punto de vista, es que llegamos al hartazgo en materia de lo que está pasando en educación y esto podría llevar a que los ciudadanos empiecen a reclamar efectivamente un cambio para mejorar lo que todos sabemos que no está funcionando desde hace tiempo.
DB —Lo que dice Fernanda en todo caso no ayuda en lo más mínimo al gobierno, ¿no?
EC —¿Por qué?
DB —Y bueno, porque justamente sería un frente adicional que se le pone en contra. Lo que yo creo es que de alguna manera este gobierno ha resuelto entregarle la educación a los docentes, a una sensibilidad cercana a los gremios docentes, que son básicamente anti-reformistas. Además lo ha hecho con muy poco tino, porque si vas a hacer la política que prefieren los gremios docentes o la que está más cercana a su visión de las cosas, tendrías que hacerte amigo de ellos para que te den apoyo, pero no, lo hiciste enfrentándote a ellos. Luego te enfrentás a los reformistas, porque se van los cerebros de la reforma, y la ministra los destrata o los trata mal. Además convencés a la opinión pública de que los problemas de la educación son realmente graves, pero que el gobierno no va a hacer nada.
Por lo tanto, el escenario para el gobierno sigue empeorando. Quizás para el debate público y para un futuro no inmediato esto sea positivo, pero en el contexto actual el gobierno está perdiendo muchísimos puntos y, o bien desaparece su política educativa de la agenda, o va a tener que hacer un cambio importante, que es el cambio de ministro.
EC —Desde el gobierno y desde el MEC se enfatiza en que los sustitutos, tanto de Mir como de Filgueira, van a estar alineados, van a ser técnicos, docentes eventualmente, alineados con la reforma que el Frente Amplio prometió en la campaña electoral. ¿Entonces?
FB —Pero más alineados de lo que estaban estos técnicos resulta difícil, porque estos técnicos no llegaron ahora y se los convenció de la reforma, Filgueira y Mir participaron de la elaboración del programa [de gobierno del FA] y de la propuesta. Entonces, ¿qué es lo que se busca?, cuando se habla de alineados se habla de técnicos que no osen criticar lo que está sucediendo, mucho más allá de la posición técnica de la reforma. Porque más alienados a esta reforma que quienes precisamente la diseñaron va a ser difícil de encontrar, al menos desde el punto de vista técnico, desde el punto de vista político es otro cantar.
EC —¿Para ustedes era claro que existía una pulseada, un roce, entre Filgueira y Mir por un lado, y el Codicen [Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública] encabezado por Wilson Netto, por otro?
DB —Sí, absolutamente, eso incluso había tomado estado público en algún evento en el que Filgueira caracterizaba los principales objetivos y lineamientos de la reforma y Netto había manifestado su radical descontento o inconformidad al menos con algunas de las propuestas.
La reforma obviamente tiene muchos puntos y seguramente la mitad de ellos los comparte todo el mundo porque son hacer más liceos y cosas de infraestructura. Pero la reforma estructural, que está mucho más asociada a un estructura de contenidos educativos, de secuencia educativa, y que implica además modificaciones en la forma de trabajo -de los profesores de secundaria en particular- es la que los sindicatos enfrentan, y creo que Netto termina ubicándose del lado de los sindicatos y que es el principal obstáculo para una reforma que quiera cambiar un ADN.
El punto para mí es que los propios reformistas se dieron cuenta, evaluaron que la reforma se había inviabilizado, porque lo que hace que Mir termine desplazado -más allá de lo inconveniente de que públicamente confiese que los objetivos que se proponen no van a ser cumplidos-, es justamente eso: decir que esta reforma no se va a poder hacer, y si no la pueden hacer ellos menos la van a poder hacer otros.
Lo de cambiar el ADN quedará como un titular, un eslogan, pero evidentemente no habrá una reforma estructural que apunte, sobre todo, a un cambio en la forma en que trabajan los docentes, que obviamente lo que quieren es trabajar mejor pero de la forma en la que lo vienen haciendo, haciendo las mismas cosas que saben hacer, porque a nadie le gusta que le cambien la forma de trabajar y lo pongan a hacer cosas en las que no se siente muy seguro.
EC —Daniel aparece muy pesimista en su análisis en cuanto a las posibilidades. Tú, Fernanda, ¿estás en una línea similar?
FB —Sí, estoy en una línea similar. Me parece que también cabe la evaluación o de un excesivo optimismo cuando se nombró a estos cargos de alta dirección en el MEC y se decidió dejar a Netto en su lugar, o de una falta de visión estratégica flagrante, porque esta oposición desde el Codicen respecto al MEC debería haberse previsto o manejado de otro modo si realmente había un compromiso con la reforma educativa, con el cambio del ADN.
Entonces me parece que, también desde la conducción gubernamental es imperativo que se realice una autocrítica y un parate para plantear cuáles son las estrategias de gobierno y de comunicación, porque claramente no están funcionando ninguna de las dos.
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Transcripción: Andrea Martínez