Entrevista con el doctor Rodolfo Silveira, consejero de la UTEC.
EN PERSPECTIVA
Miércoles 15 de julio, hora 8.17
En este 2015 la Universidad Tecnológica (UTEC) atraviesa por primera vez un momento clave en la vida de toda institución educativa: el Parlamento discutirá su presupuesto quinquenal.
EMILIANO COTELO (EC) —La UTEC nació por ley en 2012 y empezó a dar sus primeros pasos en 2013. Hasta el momento venía funcionando con rubros provistos directamente por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). No obstante, ha conseguido poner en marcha cuatro carreras y tiene abiertos los cupos para una quinta, mientras imparte clases en tres departamentos: Colonia, Paysandú y Río Negro.
¿Cómo viene este proceso de consolidación de la UTEC? ¿Qué es lo que proyecta a corto, mediano y largo plazo? ¿Qué va a pasar en el debate del presupuesto?
Vamos a conversarlo con uno de los tres consejeros, el doctor Rodolfo Silveira.
La UTEC ha estado en mayor o menor medida en el debate, en la agenda pública, pero todavía falta que nos familiaricemos con ella. Ubiquemos primero qué se buscó con la creación de la UTEC.
RODOLFO SILVEIRA (RS) —La UTEC nació a fines de 2012, nosotros asumimos en marzo de 2013, ahí se conforma el Consejo, y el primer presupuesto llega en noviembre de 2013. O sea que de trabajo efectivo llevamos un año y medio, un año y un poquito más. La ley mandaba que los consejeros, que integramos un Consejo Central provisorio, tuviéramos un período de cuatro años hasta el 2017 para el diseño institucional. Desde el comienzo decidimos que teníamos dos actividades importantes para hacer: pensar el diseño institucional y comenzar a trabajar en ofertas educativas en el interior del país.
La característica principal de la UTEC es que va a estar localizada en el interior del país, ese es su cometido central. Fue todo un desafío en Uruguay, con más de 160 años de una única oferta pública terciaria universitaria, animarse, animarnos todos como uruguayos a crear una nueva universidad, algo en lo que todos los partidos políticos estuvieron de acuerdo.
EC —Esa es una seña de identidad de la UTEC, su ubicación en el interior. Y la otra es para qué: ¿para dictar qué tipo de cursos, para organizar qué clase de actividades, para llevar adelante investigación en qué rubros?
RS —Su nombre lo dice: universidad tecnológica. Las universidades tecnológicas –conocidas también como institutos politécnicos, algunos muy famosos en la región, como el Politécnico de Monterrey en México– básicamente son universidades con un corte hacia las tecnologías más duras, hacia las ingenierías, muy cercanas al sector productivo. En general esas son las características de las universidades tecnológicas, a diferencia de las universidades más tradicionales, más académicas, cuyo fuerte es la producción de conocimiento original. Esa hasta hace unos 50 años era una división bastante clara, hoy las universidades mezclan cada vez más ambas cosas. Lo vemos en nuestra Universidad de la República (Udelar), allí los sectores académicos están cada vez más vinculados a la producción, a las necesidades del país, a procesos de descentralización que la Udelar hizo muy bien también, llegó al interior.
EC —¿Qué carreras que no están en la Udelar sí están o van a estar en la UTEC?
RS —Tenemos dos cosas en lo que tiene que ver con la formación de recursos humanos. Por un lado, Uruguay es un país claramente basado en la explotación de recursos naturales, esa es y va a seguir siendo nuestra gran riqueza.
EC —Pero en la Udelar están la Facultad de Agronomía y la Facultad de Veterinaria. ¿Entonces?
RS —Venimos a hacer dos cosas. Una tarea es dar continuidad educativa a una institución de formación terciaria no universitaria como la UTU, que es muy importante. Una de las misiones fundamentales de la UTEC es darle la posibilidad de continuidad educativa a UTU. Y eso es parte de lo que estamos haciendo, algunas de nuestras licenciaturas hoy en marcha son continuidad educativa de UTU. Por ejemplo, la Licenciatura en Alimentos que estamos dando en Paysandú, que es continuidad de la formación de los tecnólogos químicos y de los tecnólogos cárnicos, que surgen de UTU. Esto les permite tener un título profesional universitario terciario.
La otra tarea es complementar la formación universitaria que brinda la Udelar con carreras u ofertas educativas que la Udelar no está brindando y en zonas o en regiones donde la Udelar no tiene una presencia significativa como sí tiene en otras. De un estudio que hicimos durante más de un año en todo el Uruguay surgió la elección de tres regiones: la Región Litoral y Sur, que comprende los departamentos de Río Negro, Soriano y Colonia básicamente; la Región Centro-Sur, en la que hablamos de ciudades, Paso de los Toros, Florida, Durazno y Flores, y la Región Norte, en Rivera, donde sí hay oferta universitaria, pero entendemos que podemos complementar lo que hay en un campus multiinstitucional en el que están presentes el Instituto de Formación Docente, la UTU, la Udelar y ahora la UTEC.
ROMINA ANDRIOLI (RA) —¿Ese fue el principal criterio, la complementariedad respecto a lo que había en otras zonas, para definir las regiones donde se iban a instalar?
RS —Ese fue uno de los criterios. El otro fue oferta y demanda educativa en cada una de las regiones, qué había. Lo relevamos con información propia y con información secundaria del Instituto Nacional de Estadística. Si hay algo que este país tiene es que está sobrediagnosticado, entonces hay mucho dato; era juntar datos, mirar. Pero también relevamos en el sitio algunos datos que nos interesaban directamente, trabajando con el concepto de pacto territorial. La UTEC tiene necesariamente que vincularse con el territorio, porque es en el territorio que surge la demanda. Por ejemplo, en cada una de estas tres regiones que nombré hay entre 4.000 y 6.000 jóvenes de 17 a 25 años que completaron la enseñanza secundaria y no continuaron estudiando. Es un dato importante.
Por otro lado, la matriz productiva del Uruguay ha cambiado sustancialmente en los últimos 15, 20 años. Con lo cual han surgido demandas que muchas veces no se cubren con la formación tradicional. Por ejemplo, estamos planificando una carrera en Producción Sustentable en Agroindustrias y Georrecursos que comienza en el 2016. Es un ingeniero con dos tramos, un tramo corto de tecnólogo, de tres o cuatro años, tras el cual el estudiante si quiere puede ir al sector productivo o iniciar su propio emprendimiento, y un tramo para continuar la carrera de ingeniero inmediatamente o a posteriori. Hay una necesidad imperiosa de ese tipo de cosas flexibles, que el estudiante pueda trasladarse fácilmente de una opción educativa a otra, facilitar ese tipo de cosas, la formación continua. Hoy es imposible pensar en culminar una carrera en cualquier disciplina y no continuar formándose. No hay forma.
RA —¿Eso puede ser un cometido de la UTEC?
RS —Es parte de los cometidos de la UTEC.
RA —¿…Que alguien que termine una carrera en la Udelar después pueda hacer un curso en la UTEC?
RS —Totalmente. Y lo mismo con UTU. De hecho tenemos algunas ofertas, como la que refería, que son continuidad de UTU. Y otras son en conjunto con UTU, por ejemplo estamos trabajando en conjunto en Nueva Helvecia para ofrecer una carrera en producción lechera. Ya hay una colaboración entre ambas instituciones basada en la experiencia que tiene UTU de años de desarrollo en esa área que es clave para el país, más allá de que en este momento el sector lechero está pasando por un momento muy especial. De todas maneras la leche y sus subproductos van a seguir siendo parte importante de nuestros recursos y de nuestra oportunidad de exportar productos con alto valor agregado.
EC —¿Cómo viene la matrícula de la UTEC en las cuatro carreras instaladas y en esta quinta que comienza el 3 de agosto?
RS —Primero quiero aclarar que nosotros desde el comienzo decidimos que en la UTEC hubiera cupos. No tenemos inscripciones abiertas sin límite.
EC —¡Qué curioso…! Cuando se ha intentado eso en la Udelar ha sido siempre muy polémico.
RS —Puede ser polémico, no lo niego, pero a veces hay que ser desafiante si uno cree que tiene razones para serlo. Estamos en el comienzo, en muchos casos estamos haciendo pruebas piloto, y acá no hay verdades reveladas, en muchos casos vamos al ensayo y el error, estamos tratando de aprender sobre la marcha. Obviamente, con un bagaje, una experiencia y una ayuda. Por ejemplo, hemos tenido consultores internacionales mediante un proyecto BID, el BID nos ha dado una gran mano en el comienzo. Hemos consultado a muchísima gente, hemos traído expertos con experiencias de otros lados, no para copiarlas, porque es muy difícil copiar experiencias educativas. Alguien puede decir que en los países nórdicos han encontrado soluciones… Sí, pero los países nórdicos y Uruguay no son lo mismo, los que hemos vivido en los países nórdicos lo sabemos. Está muy bien sacar algunas ideas.
EC —Usted dice que se está en una etapa piloto, se está tanteando.
RS —Estamos en una etapa piloto.
EC —Y por eso lo de los cupos, entre otras cosas.
RS —Sí. Igual creo que lo de los cupos es necesario. Una universidad tecnológica tiene que tener la capacidad de atender a sus estudiantes en la resolución de problemas tecnológicos. El estudiante no es un estudiante teórico, es un ingeniero, un técnico, que se va a enfrentar a un campo laboral, a un emprendimiento personal propio en el cual resuelve problemas, no es solo alguien que va a trabajar en la teoría. Entonces tienen que estar las capacidades, por ejemplo de laboratorios.
EC —Pero la pregunta original era cómo viene la matrícula.
RS —En este momento, con las carreras que tenemos, la matrícula anda en unos 180 estudiantes en total.
RA —¿Y cómo ha sido la demanda con relación a la capacidad, a los cupos establecidos?
RS —En algunos casos ha sido satisfecha prácticamente en su totalidad, por las características de estas primeras generaciones. En la Licenciatura en Alimentos en Paysandú es gente que viene toda del Tecnólogo Químico y del Tecnólogo Cárnico, ahí prácticamente cubrimos la demanda, por lo menos en la región. Casi todos los estudiantes son de la región, están trabajando en la región y lo que quieren es hacer un upgrade de sus conocimientos y de sus posibilidades.
En el caso del técnico en Informática, que es una carrera que comienza el 4 de agosto en la base Santa Bernardina de la Fuerza Aérea en Durazno, hubo una demanda de unos 100 estudiantes y tenemos cupos para más o menos 55, que van a ser seleccionados de acuerdo a diferentes criterios. Esa es más o menos la realidad.
EC —¿Cómo ha sido manejarse con estos recursos acotados que les provee el MEF en esta primera etapa?
RS —Muy bien, nada para decir. Creo que desde el comienzo hubo una conciencia en primer lugar del Poder Ejecutivo, que fue el que generó la idea, una muy buena recepción en el Parlamento y principalmente un muy buen trabajo con el Congreso de Intendentes. El Congreso de Intendentes, lo recalco siempre, fue uno de nuestros mejores aliados a la hora de constituir las primeras instancias de discusión en el territorio. Recorrimos todo el país visitando no solo las capitales departamentales, sino también el resto, y realmente los recursos han sido suficientes.
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EC —¿De qué orden es el monto que han manejado hasta este momento?
RS —Si juntamos 2014 y 2015, andamos entre US$ 15 millones y US$ 17 millones. Hay que tener en cuenta que estamos en una etapa de implantación, en que comenzó la construcción del primer instituto regional en el Frigorífico Anglo, en Fray Bentos, y se adquirió el equipamiento de los laboratorios, que es la parte más significativa en inversión en esta primera etapa. Los laboratorios y las carreras ingenieriles suele ser lo más caro en cualquier parte del mundo.
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EC —Rodolfo Silveira es doctor en Medicina y doctor en Ciencias, también MBA, es máster en Dirección de Empresas. Antes integró el directorio de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y fue presidente del Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU). Lo hemos invitado porque es uno de los tres consejeros de la UTEC.
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RA —Veamos una noticia de la semana pasada: la UTEC apareció vinculada a los festejos por la incorporación del Paisaje Industrial Fray Bentos a la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Ocurre que allí, en un sector del viejo edificio del Frigorífico Anglo, está en construcción uno de los locales que tendrá la UTEC. ¿Cómo es el plan concretamente?
RS —Ese va a ser el primer Instituto Tecnológico Regional, que así se llaman los institutos de la UTEC en el interior del país. Es la figura visible, allí se van a concentrar la mayor parte de los recursos de esa región en lo que tiene que ver con investigación, docencia, vinculación con el territorio. Y se dio esa cosa casi mágica, porque son casualidades, se eligió esa región porque había una demanda de oferta educativa importante. Cuando se declara patrimonio histórico uno tiene que pensar que allí comenzó la revolución industrial en el Río de la Plata allá por el año 1865, con sus grandes virtudes y sus pequeñas miserias también. Porque ese fue un frigorífico emblemático en lo novedoso, Uruguay se conoció por la palabra Fray Bentos y por la palabra corned beef en muchísimas guerras, le dimos de comer al mundo desde ahí. Ahí se prendió la primera lamparita eléctrica en el Uruguay, tres años antes de que se prendiera en Montevideo.
A veces el patrimonio parece una cosa vieja y que quedó allí, pero ese edificio hoy va a tener adentro un instituto tecnológico regional moderno, con una estructura de campus. Los tres institutos que estamos diseñando, el de la Región Litoral Oeste, el de la Región Centro-Sur y el de la Región Norte, los pensamos como campus universitarios. El estudiante y los docentes tienen que tener un lugar de estudio que sientan como propio, tienen que tener actividades más allá de las aulas tradicionales, el estudiante tiene que integrarse al entorno, al territorio, y la gente tiene que acercarse a la institución.
EC —A esos efectos el predio del barrio Anglo y de lo que fue el frigorífico es, en principio, ideal: por el tamaño, por la distribución. Está de por medio todo lo que hay que invertir en obras de refacción, de actualización y eventualmente, como ustedes están haciendo, en obra nueva también.
RS —En un lugar donde hace muchos años se quemó uno de los galpones del Anglo estamos levantando unos 2.500 m2 de edificación nueva, de intervención edilicia real. Como somos parte del proyecto de Unesco, el Instituto está considerado dentro del proyecto, hay que toquetear eso respetando determinadas características. Y estamos interviniendo otro de los galpones. Eso hace que tengamos ahí esa mezcla de lo que fue la revolución tecnológica e innovación en ese momento, 180 años atrás, y lo actual. Como dijo Pablo Chilibroste, uno de los otros consejeros: antes había materia prima, ahora tenemos materia gris. Estuvo buena la frase, por eso la cito y la plagio.
RA —Como parte de los festejos por la declaración de la Unesco también inauguraron la carrera de Tecnólogo en Mecatrónica. ¿Qué es la mecatrónica?
RS —Es de esos nombres que inventamos los que trabajamos en estas cosas para hacérsela difícil a la gente. Es una mezcla de mecánica, electrónica, informática y demás. Para revisar un auto, antes el mecánico levantaba el capó, miraba adentro, metía dos tornillitos y decía “acá pasa esto”. Hoy, si no tiene una computadora para mirar adentro del motor no puede saber qué es lo que le está pasando. Eso supone todos los procesos de robotización, de automatización de procesos que tienen que ver con la robótica; ya las cosas no son solo mecánica, sino que tienen que ver con la microelectrónica, con la informática. En el mundo esto tiene varios nombres, pero quizás el más fácil sea mecatrónica, por eso de mecánica, electrónica, informática.
EC —¿Cómo viene esa carrera?
RS —Esa carrera viene bien. Es todo un desafío en Uruguay.
EC —¿Cuántos años?
RS —Casi todas nuestras carreras están diseñadas en dos tramos, un tramo de tecnólogo y un tramo de ingeniero, que totalizan unos seis años de formación. Y siempre, en todas las carreras, hay un período de por lo menos seis meses de lo que llamamos pasantía en las empresas. Todos nuestros estudiantes van a pasar una etapa en la cual van a tener su experiencia laboral.
Los otros días hablando con una estudiante en la parte de leche dijo una frase que me gustó mucho: “Acá a mí me están enseñando a trabajar”. No dijo “me están enseñando a estudiar”, dijo “me están enseñando a trabajar”. Me gustó mucho que alguien que está involucrado en una cosa que parece casi toda de educación esté incorporando saberes que ve necesarios para su actividad laboral.
RA —Justamente, en Colonia se están llevando a cabo las carreras vinculadas a la lechería. Otra noticia vinculada a la UTEC de los últimos días fue la inauguración de la infraestructura donde se dictará la Licenciatura en Leche y Productos Lácteos en la localidad de La Paz. La otra carrera que funciona en Colonia es Tecnólogo en Manejo de Sistemas de Producción Lechera. ¿Qué fue concretamente lo que inauguraron allí? ¿Qué soluciones ofrece para las carreras que están en funcionamiento?
RS —Nueva Helvecia y Colonia Valdense están en la cuenca lechera, esta zona del sur, suroeste y centro del país es quizás la mayor concentración tanto de industrias lecheras como de producción primaria, de tambos. Esas dos carreras estaban vinculadas a la Escuela de Lechería de Nueva Helvecia, allí estamos trabajando estrechamente con UTU para complementar las facilidades que ofrece. UTU tiene una parte de industria lechera, tiene una planta piloto relativamente reciente de productos lácteos, y nosotros inauguramos allí una serie de laboratorios de última generación, con un equipamiento que realmente vale la pena. Ese equipamiento les va a permitir a los estudiantes no solo tener acceso a lo que se usa en la industria lechera para certificar la calidad y la inocuidad de los productos, sino también aprender algunas materias básicas, como la microbiología, las propiedades fisicoquímicas de la leche, todas esas cosas que hay atrás de la bolsita de leche que compramos en el supermercado. Y no digamos nada de cuando compramos en otro país una leche que se exporta. Hay una serie de cosas que tienen mucho que ver con todo el proceso de producción, ya no es solo ordeñar las vacas y meter la leche en un tarro como se hacía antes –uno los veía al costado de la carretera–, hay toda una tecnología asociada a eso. Y nuevos saberes, hay un conocimiento que se incorpora continuamente en estos sectores. Hoy la tecnología y el conocimiento se incorporan en todos los sectores, y fundamentalmente en el sector alimentario.
RA —Cambiamos de región. En Durazno el próximo 3 de agosto comienza la quinta carrera de la UTEC, la Tecnicatura en Tecnologías de la Información. Esa quizás es la que suena más familiar, más conocida. ¿En qué consiste exactamente?
RS —Esa es una carrera que discutimos mucho con la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI), que fue la que la promovió. Insisto, estamos muy cerca de los sectores productivos y de servicios, porque creemos que las universidades tecnológicas deben tener esa vocación. Hay una necesidad de mano de obra, Uruguay es el país que exporta más software per cápita de toda América Latina, pero están faltando recursos humanos allí. Esta carrera es 70% no presencial, solo el 30% es presencial. Es una carrera que se presta para eso.
EC —Quiere decir que los alumnos toman las clases en sus casas.
RS —En sus casas.
RA —¿A través de videoconferencias, por ejemplo?
RS —Muy buena pregunta. La videoconferencia es una herramienta para el aprendizaje, no es un e-learning, no es un aprendizaje virtual. El aprendizaje virtual es algo mucho más complejo, allí el estudiante interactúa sea a través de una computadora, sea a través de un teléfono inteligente, sea a través de una tableta, con su proceso de aprendizaje.
EC —No necesariamente se refiere a la interacción que se puede hacer vía videoconferencia con un profesor que está dictando la clase a distancia. Usted se refiere de otras variantes. Por ejemplo, que el alumno desarrolle un trabajo y vaya consultando con el profesor por correo electrónico o eventualmente mediante un chat o algo por el estilo.
RS —Exacto. Adquirimos una plataforma de gestión académica que se llama Universitas 21, certificada internacionalmente, que se usa en más de 100 universidades en el mundo y permite este tipo de cosas. El e-learning, la educación a distancia es algo mucho más interactivo, el estudiante puede interactuar con la máquina y hay que crear una serie de contenidos digitales, no es solo la clase. En definitiva una videoconferencia es una clase tradicional trasmitida a través de una camarita. Puede ser tan aburrida como una clase tradicional de esas a las que asistimos nosotros alguna vez. Todo lo que es enseñanza virtual es una cosa mucho más interactiva, y ahora estamos en una etapa de creación de contenidos, el estudiante tiene la interacción no solo con el docente, sino con el propio sistema, que es un sistema inteligente.
RA —¿Cuáles son los planes de crecimiento de la institución en el mediano plazo?
RS —Por razones presupuestales, tenemos un plan para el quinquenio, hasta el 2020. Estamos pensando en crear tres carreras más de las importantes. Por un lado, una carrera en logística, el Ingeniero en Logística, que a su vez tiene varias subespecialidades. La logística es una necesidad en el Uruguay, hay carencia de recursos humanos. Esa carrera va a estar localizada en el Instituto Tecnológico Regional de Rivera.
También vamos a crear una carrera en Ingeniería Biomédica, que es una novedad en el Uruguay.
EC —¿De qué se trata?
RS —Todos nosotros hemos asistido a preguntas como: “Este aparato que están usando para hacerme tal cosa –un aparato de rayos X, etcétera–, ¿estará funcionando bien?”. Los ingenieros biomédicos, entre otras tantas cosas, son los que se encargan de certificar que los aparatos de uso médico cumplen con las especificaciones, están dentro de su vida útil, que los datos que proporcionan son los datos de la realidad.
EC —¿Cuándo se lanza esa carrera?
RS —Esa carrera se lanza en 2016 en Fray Bentos.
EC —¿Qué otros planes tienen?
RS —Tenemos la carrera de Energías Renovables, que se lanza en Durazno el año que viene. Y después se replican algunas. Mecatrónica se va a replicar en Rivera a partir del 2017. Y quizás la que tenga más posibilidades de expansión, por sus características, es la de Informática. Incluso estamos en conversaciones en la comisión Udelar-UTU-UTEC para ampliar la formación, que no sea solo una tecnicatura, sino que tenga una proyección más de tecnólogo y de ingeniero, para que nuestra asociación con la Udelar sea provechosa y complementar esfuerzos.
RA —¿Cómo encaran la discusión presupuestal que se viene, teniendo en cuenta que es la primera vez que van a ir a “pelear” en la bolsa de recursos del Estado?
RS —En los últimos meses la encaramos con muchísimo trabajo. Primero porque no tenemos histórico, entonces es muy difícil hacer un presupuesto, que tiene toda una lógica. Muchas veces a uno le dan ganas de maldecir a los economistas y a los contadores, porque son ocho, diez horas de trabajo solo de números y de presupuesto. Pero por otro lado creemos que es un desafío interesante, sabemos que estamos en una época de ser mesurados en el uso de los recursos públicos, de los que dependemos.
Vamos a tener un presupuesto escalonado. En 2016, 2017 vamos a tratar de administrar el presupuesto con responsabilidad, para dejar para 2018, 2019, cuando la matrícula va a ser mayor, tenemos una proyección de 3.000 estudiantes matriculados en el 2020.
Somos optimistas, sabemos que no es un momento fácil, pero somos conscientes de que esta apuesta, que es una apuesta de todos los uruguayos, va a tener un apoyo económico. Además soy un convencido de que tenemos que ser muy activos en salir a buscar recursos extrapresupuestales.
EC —¿De qué tipo? ¿En qué está pensando?
RS —Las grandes beneficiarias de los recursos humanos que estamos formando son nuestras empresas del sector productivo, tanto públicas como privadas, nacionales, extranjeras. Ellas tienen que tener una participación activa en aportar recursos a esta universidad, en un sistema de ganar-ganar.
EC —¿Han hecho sondeos? ¿Hay ambiente?
RS —Hay ambiente. Y después hay que salir activamente a conseguir recursos internacionales. Hay plata en el mundo, yo soy un convencido, el asunto es tener propuestas serias, estar convencido de que esto realmente va a mejorar al Uruguay, mediante una educación equitativa, para todos, y que mejore la calidad de los uruguayos, que en definitiva es lo que importa.
RA —Dentro de los recursos del presupuesto, ¿tienen un número afinado de lo que le van a pedir al MEF?
RS —En números grandes, en los cinco años va a ser menos del 10% del presupuesto de la Udelar.
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Transcripción: María Lila Ltaif