Audio y video de la entrevista en este link
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Entrevista con Arturo Castagnino, gerente general de OSE
EN PERSPECTIVA
Lunes 15.05.2023
EMILIANO COTELO (EC) —En Uruguay se han postergado de manera inexplicable, por décadas y más décadas, las inversiones que serían necesarias para asegurar el abastecimiento de agua potable en el área metropolitana en caso de sequía y/o contaminación del río Santa Lucía. Eso ya es un hecho, lamentable, pero indiscutible.
Ahora, ¿cómo se entiende que tampoco se haya considerado una propuesta del geólogo Guillermo Popelka, de los años 2015 y 2016, de explorar un acuífero que, sostiene, existe debajo del río Santa Lucía y del cual, dice, podría obtenerse la quinta parte del agua que se consume en Montevideo y probablemente más? Popelka afirma que esa sería agua mucho más limpia que la de la superficie y destaca que su aprovechamiento requiere una inversión baja, menor de 15 millones de dólares.
Recién lo escuchábamos fundamentando su planteo desde el archivo de En Perspectiva, en una entrevista de febrero de 2016. ¿Hay alguna posibilidad hoy?
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EC —Estamos con Arturo Castagnino, ingeniero civil, gerente general de OSE.
Lo llamamos por varias razones. Primero porque es el gerente general, pero segundo porque tiene una larguísima trayectoria en OSE. ¿Cuántos años?
ARTURO CASTAGNINO (AC) —Ingresé en OSE en 1980, desde 1993 fui gerente general hasta 2005, me reintegré en el año 2020 y tras conversaciones con el presidente de la República, aquí estoy de nuevo.
EC —En la entrevista de la semana pasada el presidente de OSE, Raúl Montero, aludía a este acuífero que señalaba Popelka que existe por debajo del cauce del río Santa Lucía. ¿Ustedes ahora están pensando en explorar aquella iniciativa?
AC —Siempre estamos pensando en todas las posibilidades. En particular la propuesta del licenciado Guillermo Popelka, que se remonta a su presentación al presidente de la República de la época, el doctor Tabaré Vázquez, en 2015. OSE hizo un análisis –exactamente hace siete años, creo que fue en mayo de 2016– y el 1 de junio de 2016 el directorio le contestó a la secretaría del señor presidente de la República de la época. En ese informe OSE establece primero los antecedentes, la Gerencia de Agua Potable y las unidades que tienen que ver con el planteo de Popelka, sobre todo Aguas Subterráneas, le comunicaron que la idea no era desconocida para OSE. Ya se había estudiado en forma bastante exhaustiva, según el informe que me han dado, como parte del Plan Director de Agua Potable de Montevideo; eso fue del año 2000, fue un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Ahí se evaluaron espesores de aluviones, potenciales volúmenes a ser extraídos, y se habían diseñado ciertas formas de captación. Esos informes fueron a la gerencia general de la época, y en base a ellos y a los estudios que hasta ese momento se habían realizado sobre el aprovechamiento del acuífero aluvial que indicaba Popelka para el abastecimiento del área metropolitana de Montevideo, OSE informó que –en aquella oportunidad– no era una alternativa oportuna. Y daba las razones. Entre otras cosas que decía de los caudales de aprovechamiento, decía que podía ser para abastecer a ciertas poblaciones de pequeño porte. Hasta ahí llegó el informe de OSE que después fue elevado a la Presidencia de la República por el señor presidente de OSE de la época.
EC —La visión de Popelka era diferente. Él sostenía que en ese acuífero hay agua muy limpia, menos contaminada que la de la superficie del río, lo cual es una ventaja desde el punto de vista del proceso de potabilización. “Está la posibilidad –decía– de obtener por lo menos 15 a 20 % del agua que consume el área metropolitana”, pero que podía ser bastante más. Decía que el requerimiento de inversiones era muy bajo y recordaba que en otros países se utilizan este tipo de acuíferos a estos efectos.
AC —El acuífero aluvial que indica Popelka reamente existe. Es un acuífero no de gran profundidad que existe en ambos cauces del río Santa Lucía, prácticamente desde la desembocadura y casi todo el curso del río, incluso probablemente del Santa Lucía chico. Eso es cierto. Esos fueron los informes de OSE de aquella época. Ese acuífero aluvial además no es muy profundo y tendría un sistema de captación del agua distinto de la captación de agua subterránea en acuíferos convencionales, en profundidad.
EC —Requiere perforar de manera horizontal.
AC —Exactamente, en lugar de perforar en forma vertical, se perfora en forma horizontal. Actualmente existe maquinaria especializada para hacerlo, tengo entendido que Brasil tiene ese tipo de maquinaria. Yo en particular conversé hace unos meses, a raíz de la conversación que tuve con Guillermo Popelka, con un científico, creo que de la Universidad de San Pablo, y me aseguró que ahí tenían toda la maquinaria y sobre todo la metodología para hacer una investigación de ese tipo.
Pero lo más interesante de la idea de Popelka es lo siguiente. Las reservas de Paso Severino se llenaron por última vez en noviembre del año pasado, 2022, y hemos recorrido seis meses de escasísimas precipitaciones, casi nulas en la cuenca. La represa de Paso Severino tiene un volumen de almacenamiento de agua bruta de alrededor de 65 millones de metros cúbicos; y si se tiene en cuenta el caudal diario promedio de Aguas Corrientes, que son unos 620.000 metros cúbicos, si no lloviera, como no llovió, y el río Santa Lucía aportara muy poco caudal, como el que está aportando, muy bajo, las reservas de Paso Severino habrían dado para unos tres meses y medio, un poco más. Siempre ha sido así, desde hace años, y así están estimadas, calculadas y construidas las reservas que normalmente se realizan a los efectos de embalsar agua bruta para la producción de agua potable. Quiere decir que en febrero de este año ya nos habríamos quedado sin agua y no habría abastecimiento de agua potable a la región metropolitana.
EC —¿Por qué cuenta toda esta historia?
AC —Porque, justamente, es una de las razones por las que creo que lo más probable es que Popelka tenga razón.
EC —O sea, lo ocurrido con Paso Severino en estos meses demostraría que el acuífero funciona y provee agua al río.
AC —Claro. Porque a los tres meses y medio, en febrero, se iban a acabar las reservas de Paso Severino, y comenzamos a bombear con mayor intensidad desde aguas abajo de la presa de captación de la usina de Aguas Corrientes. En Aguas Corrientes hay una presa de captación, que sirve como embalse para tener nivel de agua para que las tomas puedan tomarla y elevarla al tratamiento, pero en algunos casos también actúa como barrera contra la intrusión salina. Estamos tomando agua desde aguas abajo del cauce del río Santa Lucía –que desemboca en la zona de Santiago Vázquez en el Río de la Plata– hacia aguas arriba de la represa de captación.
Ese sistema de bombeo, que por supuesto no es una novedad, es un sistema que fue construido y se ha utilizado desde la década de 1980. Y en base a esos caudales, desde noviembre del año pasado, 2022, hemos bombeado una cantidad de 35 a 40 millones de metros cúbicos, en promedio, que han permitido continuar con el abastecimiento y seguir reservando, en la medida de lo posible, el agua almacenada en Paso Severino.
EC —El “problema” es que esa otra agua es más salada, ¿no?
AC —Ahí está. No hemos tenido problemas porque los bombeos se regularon de manera tal que hasta fines de abril cumplimos con las recomendaciones de la norma de 250 miligramos de cloruros por litro de agua. Lo que ocurre es que si uno mira la cantidad de agua que bombeamos desde aguas abajo hacia aguas arriba y vemos la concentración de cloruros en el Río de la Plata; después a unos 20 kilómetros aguas abajo de Aguas Corrientes, en el Parador Tajes; luego a 10 kilómetros aguas abajo de Aguas Corrientes, en Paso Belastiquí, y después inmediatamente aguas abajo de la presa, vemos que hay una evolución decreciente, un descenso bastante importante de esa concentración de cloruros. Los cloruros son iones que no son degradables, quiere decir que si la concentración en el lugar, por ejemplo en el Parador Tajes, es 6.000, en Belastiquí es 4.000 y aguas abajo de la presa de Aguas Corrientes es 500, esa concentración desciende debido a que hay un aporte de volumen de agua. Entonces vemos que en forma variable y de acuerdo a las mareas, a lo largo de los días y las semanas, hay un aporte importantísimo. Y la única explicación de ese aporte es lo que decía Popelka, el aporte del acuífero aluvial.
EC —O sea que este problema de agua más salada que estamos padeciendo sería “peor” si el acuífero no estuviera aportando agua.
AC —Directamente no lo hubiéramos podido hacer, porque la concentración de cloruros estaría en el nivel de concentración del Río de la Plata en la zona de Santiago Vázquez.
EC —Es interesante eso, la práctica de estos meses de situación extrema de déficit hídrico está comprobando la lectura que hacía en aquel momento Popelka a propósito de la existencia de este acuífero y su potencial.
AC —Claro, es evidente que hay un aporte. Ha sido un bombeo continuo de todos los días, a veces un poco más, a veces un poco menos, porque hay tener controlados el nivel de cloruros y otros parámetros. Ahora, un aviso a los navegantes, porque alguien puede decir: “Ah, bueno, estoy tomando el agua embalsada en el cauce desde su desembocadura hasta aguas abajo de la presa de captación de Aguas Corrientes”. Eso puede haber ocurrido en un momento, pero ese volumen embalsado es de muy poquitos millones y no se condice con los 35 millones, por lo menos, que hemos extraído desde noviembre hasta ahora, que prácticamente son más de la mitad del volumen de Paso Severino. En definitiva, hay buenas razones para pensar que Popelka tiene razón.
EC —Entonces, ¿se puede avanzar más?, ¿se puede ir directamente a investigar ese acuífero y poner eventualmente en funcionamiento su explotación?
AC —Claro. Ya se lo he comunicado a la sala de directorio y a la sala de gerentes que estamos trabajando en eso desde hace meses. Estamos impulsando la concreción de un contrato de investigación con gente especializada y por supuesto en este caso –es mi opinión como gerente general– invitar a Guillermo Popelka para que nos acompañe en esos estudios.
EC —O sea que el olfato de Popelka el viernes andaba bien rumbeado. Todavía no está concretado esto…
AC —No, no está concretado. Las contrataciones en la Administración Pública, y sobre todo algunas de este tipo de especialidad, tienen que hacerse con mucho cuidado, hay que respetar las normas. En ese camino estamos. Pero es evidente que hay un aporte importantísimo de ese acuífero aluvial, la realidad marca eso. Y gracias a ese aporte el abastecimiento público de Montevideo, de la región metropolitana y de todas las ciudades de Canelones, que son algunas decenas, se ha mantenido y la gente no ha sufrido en primer lugar cortes. Porque a veces no se explica bien y la gente dice “si el agua no está bien, no la manden, si no está perfecta, hagan cortes, cortemos para que se prolonguen en el tiempo las reservas de Paso Severino hasta que llueva”. El directorio de OSE ha adoptado esta estrategia por dos razones fundamentales: los cortes de suministro –cortar un día, dos días en un lugar y después darle agua– instalarían un escenario de peligro potencial de contaminación de la red. Porque la seguridad más grande en las redes de agua potable, en las tuberías de bombeo, es la presión interna y la continuidad del servicio. En el agua potable tenemos tres variables: cantidad, calidad y continuidad. La continuidad es fundamental, la presión interna de las tuberías cuando el servicio está funcionando es lo que impide que ingrese algo de afuera, ya sea por las juntas o por las conexiones. Estamos evitando una contaminación general y un peligro sanitario, que sería un escenario gravísimo para la población. Eso número uno.
Número dos, hacemos esto porque en la región metropolitana, la ciudad de Montevideo y las ciudades de Canelones que se sirven de Aguas Corrientes hay alrededor de 550.000-560.000 viviendas, y sin continuidad de suministro de agua no habría posibilidad de evacuar las aguas residuales, las aguas de los baños de esas casas, no habría posibilidad de que funcionaran los sistemas de saneamiento, y eso atraería problemas muchísimo más graves que los imaginados con otras situaciones. Así lo dice la Organización Mundial de la Salud (OMS): la prioridad es proteger a la población de los riesgos biológicos, microbiológicos, virales, parasitarios y de todo tipo.
EC —Es interesante la fundamentación, la explicación que usted da de por qué no se está yendo por el camino de los cortes programados.
AC —Sería un sistema fácil de decidir: “Hoy no tenés agua, mañana o pasado tenés”, por zonas. En primer lugar es muy difícil aislar las redes y maniobrar las tuberías grandes, pero la decisión de OSE se debe a que de lo contrario se habría instalado un escenario de enorme riesgo sanitario con peligro de aparición de epidemias. Por eso la barrera es la continuidad del servicio, dar agua que sea apta para consumo, que no represente un riesgo para la salud desde el punto de vista microbiológico, siguiendo las recomendaciones del Ministerio de Salud Pública (MSP). El MSP ha consultado a la OMS, a la Organización Panamericana de la Salud, a la Academia de Medicina del país –que es una de las mejores del mundo–, a la Facultad de Química, seguramente a la de Ingeniería. Ya escucharon al presidente de la República hace unos días…
EC —Pero, entendido el criterio con el que se está manejando, y teniendo en cuenta que este acuífero por debajo del cauce del río Santa Lucía ya está haciendo su aporte, ¿se puede acelerar el trabajo de investigación, prospección y puesta en marcha de extracción de agua de forma más regular para que llegue lo antes posible?
AC —Es lo que estamos impulsando desde la Gerencia General. El agua subterránea –aunque como está debajo del subsuelo la gente no le da mucha importancia– es una de las ramas más difíciles de la ciencia. Los geólogos, los ingenieros agrimensores, toda la gente que se dedica a eso sabe muy bien que es una ciencia complicada. Mi padre era un especialista en eso y me decía siempre: “Cuando uno hace un pozo en la tierra lo difícil es no encontrar agua. El problema más complicado es cómo estudiarla y cómo extraer los caudales sin dañar el acuífero y a través de la metodología que la ciencia y el estado del arte establecen”.
EC —¿Podríamos llegar a tener por esta vía una nueva fuente de agua potable para sumar al área metropolitana en un plazo corto, por lo que señala Popelka?
AC —Yo estoy seguro de que sí. Hay que hacer en el inicio una inversión interesante, hay que hacer los estudios, que llevarán su tiempo. Pero vale la pena consumir ese tiempo que sea necesario analizando esa perspectiva. Y tenemos una fuente más.
EC —Porque si uno piensa en 10, 12 millones de dólares de inversión para obtener el 20 % del agua que hoy necesita el área metropolitana en un corto plazo y agua de muy buena calidad, parecería una opción francamente redonda…
AC —Vamos a ver las inversiones, vamos a ver cuáles son los resultados. De cualquier manera, Arazatí es la seguridad para el sistema metropolitano en cantidad, en calidad y en continuidad.
EC —Eso implica ir a la “fuente infinita”, y otra usina potabilizadora; además, abrir una segunda usina.
AC —Y otra, porque no son solamente los problemas de la cuenca que estamos viviendo hoy, son los problemas del centro de producción…
EC —Mire que no le estoy preguntando esto para que esta idea de Popelka sustituya a Arazatí ni tampoco a la represa de Casupá.
AC —Todas las fuentes tienen que ser utilizadas y aportar todas al mismo sistema. Esa es la idea, por eso sería una decisión muy inteligente impulsar y promover esos estudios y llegar definitivamente a la conclusión. Hoy la realidad nos está diciendo que eso está ocurriendo. ¿Alguien tiene alguna otra explicación? Nadie. Entonces la explicación es la que nos estaría dando Popelka. Así que vale la pena, después los resultados dirán. Una cosa es que el agua esté ahí, en esa zona, otra cosa es que pueda explotarse con caudales importantes. Recuerdo que Popelka me decía que podrían tenerse almacenados algunos millones de metros cúbicos. Pero es evidente que Uruguay tiene que ir a otras fuentes, tener multiplicidad de fuentes, ya sea agua subterránea, las cuencas de sus ríos y por supuesto el magnífico Río de la Plata y todo el océano Atlántico que baña las costas del este del país.
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Transcripción: María Lila Ltaif