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EN PERSPECTIVA
Emiliano Cotelo (EC): ¿El sistema tributario uruguayo es el motor de nuestro desarrollo o es un freno? ¿Es adecuada la distribución del peso de los impuestos dentro de la población?
¿La sociedad demanda nuevos servicios públicos que solo pueden financiarse con fuentes de ingresos alternativas?
Estas preguntas no figuran en la agenda oficial en este periodo de gobierno, ni en el Poder Ejecutivo ni en la oposición.
Sin embargo, la realidad económica, algunas transformaciones globales de los últimos años y los compromisos internacionales asumidos por el país dibujan un panorama mucho más complejo y desafiante. Y por otra parte, ahora el PIT -CNT y sectores del Frente Amplio han salido a proponer un impuesto al 1 % más rico de la población para financiar las políticas sociales necesarias para combatir la pobreza y sobre todo la pobreza infantil. Entonces, ¿es necesario encarar una reforma tributaria que actualice la más reciente, la del año 2007?
Con el apoyo de FESUR, la Fundación Friedrich Ebert Uruguay, el contador Gustavo Viñales publicó en estos días un artículo titulado Aportes para un debate tributario inexistente. El contador Viñales es máster universitario en Hacienda Pública y Administración Financiera y Tributaria, profesor e investigador asociado al CINVE, Centro de Investigaciones Económicas.
Con él vamos a conversar en los próximos minutos. Gustavo, bienvenido, gracias por acompañarnos.
Gustavo Viñales (GV): Hola, buen día. Muchas gracias a ustedes.
Lo digo ahora en público, te dije en privado: es un gusto estar acá.
EC: En el artículo usted señala que en Uruguay el debate en materia de impuestos no existe. ¿A qué atribuye esa ausencia?
GV: Bueno, a ver, este documento fue escrito antes de iniciado este periodo de gobierno, es verdad que ya habían pasado las elecciones, con lo cual ahí lo más evidente era que la campaña electoral había sido un tema casi que oculto, pero voluntariamente oculto, incluso con manifestaciones expresas de los candidatos a la presidencia, de que, o sea, parecía algo que decir no vamos a subir impuestos, se decía en un tono positivo, es decir, que en principio parecía que es lo que la gente quería escuchar.
EC: Sí, de los dos candidatos que fueron al Ballotage, Álvaro Delgado fue el que primero insistió en que si ganaba en su gobierno no se iban a subir impuestos, y cuestionó reiteradamente a su contrincante, a lo que iba a hacer, porque el programa del Frente Amplio no era claro en esa materia, y Yamandú Orsi, que durante varios meses fue reticente a pronunciarse, en el debate que mantuvieron terminó diciendo: nosotros tampoco vamos a aumentar impuestos si llegamos al gobierno.
GV: Yo creo que es eso, por eso digo un debate inexistente, creo que el sistema político en principio no participa del debate, hoy empieza a ver, lo decís tú, empieza a ver algunas inquietudes o movimientos, pero que parten de organizaciones sociales y se trasladan al sistema político, y al sistema político no necesariamente al poder ejecutivo, sino a las fuerzas políticas, donde hay unas distancias, digamos, distintas.
EC: Sí, recordemos, el origen fue el primero de mayo, en el Día Internacional de los Trabajadores, en la proclama del PIT -CNT, se propuso instaurar ese tributo al 1 % más rico de la población para financiar políticas sociales necesarias, sobre todo para terminar con la pobreza infantil, y después esa idea fue permeando dentro del Frente Amplio con el apoyo de varios senadores. Por ejemplo, Gustavo González del Partido Socialista, Óscar Andrade del Partido Comunista, Constanza Moreira de Casagrande.
GV: Por eso yo creo que hay una primera lectura, que esto puede ser discutible, hablarán los cientistas políticos, de que en algunos casos donde la dirigencia política dice lo que la ciudadanía parece querer escuchar, o parece decir, o sea, no necesariamente hay un liderazgo a veces del sistema político, las campañas electorales incluso se dice públicamente, vamos a escuchar a la gente, cuando uno a veces pensaría, bueno, pero podría funcionar al revés, o muchos años funcionó al revés, el sistema político liderando los procesos. Bueno, yo creo que claramente en este tema particular, del tema tributario, es esta cosa de amputarse la discusión por temor a que ese sea un tema sensible en términos negativos.
EC: ¿Esa es la causa, esa es la razón por la cual está dándose esa congelación?
GV: No, no, de fondo hay un problema mucho más complejo que tiene que ver con, a ver, yo lo digo en el documento, pero además hace mucho tiempo que intento fundamentar esto, que los procesos tributarios finalmente tienen mucho más que ver con procesos políticos internacionales que con los procesos políticos domésticos, que incluso muchas tendencias y cambios ocurren, más allá que los tiempos a veces no necesariamente coinciden, y en Uruguay muchas cosas llegan tarde, pero finalmente son derivados de marcos fiscales globales y no nacionales. Y yo creo que hoy existe en el mundo, eso yo creo que es bien evidente, una cierta desconformidad con los sistemas tributarios, hay países que lo miden, o sea que hacen encuestas periódicas de percepción, de opinión pública respecto al sistema tributario, a la calidad de los servicios públicos, a la calidad de los servicios de las administraciones tributarias, y está claro que hoy tenemos un mundo visible, porque ni siquiera hay que hacer una elaboración muy grande, visiblemente de aumento de la desigualdad, digamos, grandes personalidades mundiales pasan a ser los millonarios, o los jugadores de fútbol millonarios, para ir acaso todavía más evidente en nuestra cabeza futbolera, con altos niveles de desigualdad en ingresos y en patrimonio, y regímenes tributarios, y por otro lado, grandes empresas multinacionales que efectivamente logran planificaciones fiscales globales que les permiten tributar a tasas muy bajas o no tributar, y después sistemas tributarios pensados para otra época, con altas cargas de seguridad social, y de impuesto al consumo, y de impuesto a la renta de las personas. Entonces, hoy está medido, ahí sí hay fundamentos y estudios en los distintos países, incluso en Uruguay, el peso tributario es mucho más alto en cómo se remunera el factor trabajo que cómo se remunera el capital, y los millonarios, en general, se remuneran con el factor capital. Voy a poner un ejemplo muy simple, pero que en esta lógica de los futboleros que somos, los grandes jugadores de fútbol no sólo ganan mucho dinero por jugar bien al fútbol, a medida que empiezan a crecer como marca, ganan muchísimo dinero, resultado de los regalías y de los derechos que tiene esa marca. Esos ingresos, que en algunos casos pasan a ser más relevantes que el propio sueldo como jugador de fútbol, esos ingresos tienen una tributación muy baja. Y en general, el capital en el mundo tiene tasas de imposición, en términos relativos, más bajas que el factor trabajo, porque el factor trabajo no sólo tiene imposición, por ejemplo, del impuesto a la renta de las personas físicas, sino de la seguridad social. Otro ejemplo muy simple es un empresario que puede tener un muy buen ingreso, pero seguramente, si es el dueño de una empresa, tiene la opción de que su remuneración, más allá de que vaya a trabajar todos los días, la pueda hacer como dividendos y no necesariamente la va a hacer como un sueldo gerencial muy alto, porque eso le implica una alta carga de seguridad social y una alta carga de IRPF. Entonces, seguramente entre una carga que le podía oscilar, no sé, el 20 o el 25%, termina optando por una carga de capital que le termina tributando a una tasa del 7%. Entonces, eso es muy visible en el mundo de hoy.
Y además es un debate como permanente que también deriva de los problemas de la seguridad social.
EC: Eso es muy visible en el mundo de hoy y a Uruguay no llega. Porque estábamos hablando de las razones por las cuales el debate sobre una eventual reforma tributaria no está instalado acá.
GV: Llega, tal vez un poco más lento. Yo creo que, bueno, llega de alguna manera lo que creo que el sistema político, por distintas, vuelvo a decir, consideraciones que no tengo certeza, prefiere evitar la discusión o al menos no hemos logrado como sociedad llegar a niveles de discusión fundadas y razonables con evidencia.
Yo siempre digo, más allá de la discusión de impuestos sí, impuestos no, porque finalmente los impuestos existen desde que el mundo es mundo, más allá de los cambios históricos, la discusión fundamental debería decir de quién, es decir, a quiénes sustraemos parte de sus ingresos o su patrimonio, para quiénes, es decir, qué sectores deberían ser los más privilegiados en la distribución de ese ingreso y para qué, es decir, cuáles son los niveles de gasto que… Entonces, y por otro lado, no sólo el nivel de la presión tributaria, es decir, cuál es la presión tributaria que discutimos todo el tiempo, Uruguay no tiene capacidad de mayor…
Son siempre factores relativos, o sea, que no son en términos absolutos. Yo creo que además del nivel de presión tributaria, siempre deberíamos pensar y por lo menos entender cómo está compuesto el set de herramientas de impuestos que se graban, quiénes son finalmente los que soportan la mayor carga tributaria.
Hay un tema que hablaremos ahora, yo creo que ahora aparentemente se apagó, pero no se va a pagar, y no es que yo tenga la bola de cristal, es que finalmente esto va a ocurrir, lo digo respetuosamente, pero créanme que va a ocurrir, a corto plazo o a mediano plazo, el sistema de IVA que tenemos va a mutar por múltiples características, y el IVA hoy tenemos evidencia en Uruguay y en el mundo, que efectivamente lo soportan en mayor medida los sectores de menores ingresos, o sea que es un impuesto regresivo.
EC: Dice el artículo, hay razones externas y también internas que abren una oportunidad para profundizar el debate tributario con una mirada actual y de mediano plazo. “Abren una oportunidad”.
¿Abren una oportunidad o es que Uruguay va a recorrer ese camino, va a tener que recorrer ese camino?
GV: A ver, yo creo porque eso también genera algunas sensibilidades cuando hablamos de una reforma tributaria de segunda generación, en términos de actualizarla del 2007, la del 2007 tuvo una característica muy especial, no es que Uruguay no hiciera cambios tributarios, sistemáticamente y todos los gobiernos hacen cambios tributarios a pesar de que a priori puedan declarar, nosotros no vamos a tocar los impuestos. Eso lo digo con absoluta certeza porque es medible. La reforma del 2007 tuvo la gran virtud, más allá de lo que cada uno crea respecto de qué significó en términos de los cambios, tuvo la gran virtud que fue una mirada integral, no integral absoluta porque quedaron cosas pendientes, pero tuvo la pretensión de mirar el sistema tributario en conjunto, es decir, afectando de manera equilibrada a distintas herramientas. Eso ocurre muy pocas veces, en Uruguay de hecho veníamos de sucesos, de la salida democrática hasta el 2007, de pequeños ajustes tributarios periódicos de cada gobierno, de presupuesto y etcétera, etcétera. La reforma del 2007 tuvo una mirada integral.
Ahora, la reforma del 2007, claro, este mundo tan dinámico tiene 20 años y yo digo, en esos 20 años, lo principal que ha cambiado, aunque me cuesta a veces hacer comprender a algunos, incluso colegas en la discusión, es que hoy el acceso a la información global, el acceso, por ejemplo, a información financiera con fines tributarios, es absolutamente distinta de lo que era hace apenas 10, 15 o 20 años atrás.
EC: ¿Y eso cómo incide en el sistema tributario?
GV: Por ejemplo, Uruguay mantiene históricamente y tiene explicaciones de ese modelo uruguayo de captar inversión internacional y ser un país abierto, o sea, viene de muy lejos, un principio de territorialidad, y no quiero hacer expresiones muy complejas, porque la gente hasta ahora, yo quiero al revés, que me entiendan. En esencia, Uruguay grava las rentas y el patrimonio obtenidas en Uruguay, es decir, si una persona obtiene rentas en el exterior, o una empresa en el exterior, se entiende que no están dentro de nuestro territorio y, por ejemplo, y por lo tanto Uruguay no las grava en términos tributarios. Lo mismo ocurre con el patrimonio.
Eso, en términos de personas físicas, porque ya en empresas es más complejo, porque ahí hay sistemas de intercambio, digamos, para evitar la doble imposición, entonces tiene otra complejidad que no me voy a meter, pero en términos de personas físicas, ese régimen prácticamente no lo tiene ninguno de los países del mundo, tenemos unos pocos países que seguimos sobreviviendo con eso (Uruguay, la región, Panamá, Centroamérica, algún otro país), pero eso no funciona en el mundo global. Es decir, que las personas físicas pagan por sus rentas obtenidas en el país y en el exterior y pagan, si tienen impuesto al patrimonio, por el patrimonio obtenido en el país y en el exterior.
Uruguay tiene ese criterio. Eso se perforó parcialmente, ese principio, en el 2012, no fue la reforma tributaria sino que fue después.
Entonces Uruguay grava los rendimientos de capital en el exterior y los rendimientos son básicamente para la gente que tiene intereses de una cuenta bancaria o dividendos de una acción. Pero después hay otro concepto que le llaman incremento patrimonial que tiene que ver, por ejemplo, si yo compro algo y después lo vendo y en esa diferencia gané dinero.
O sea, tuve un incremento en mi patrimonio a partir de operaciones. Y después hay otro que son los rendimientos inmobiliarios.
Tengo un inmueble que lo arriendo. Uruguay no grava en el exterior ni los rendimientos inmobiliarios ni los incrementos patrimoniales.
Eso, entre otras cosas, ¿por qué ocurrió? Porque hace no tantos años atrás obtener información de esa era de baja calidad o era poca.
Entonces está la discusión de decir voy a poner un impuesto que no grabo, que no cobro, que se va de mucho, que es injusto porque los más ricos lo pueden eludir fácil y los menos ricos no. Entonces, esa es la solución.
Hoy Uruguay tiene, integra un estándar internacional y obtiene información financiera con fines tributarios de casi todos los países razonables, digamos, del mundo. Y acéptenme esta vulgaridad.
Y en el caso de Estados Unidos, que es el principal país donde Uruguay, digamos, exporta capital financiero para colocaciones, tiene un acuerdo que si bien no tiene intercambio automático de información, tiene un acuerdo de intercambio de información que además, curiosamente, se firma en el periodo de gobierno pasado. Acá es cuando voy a donde los procesos globales muchas veces no van en la misma velocidad que los procesos políticos internos. Cualquiera pensaría que no hubiese sido en un gobierno donde en principio no era una prioridad.
Sin embargo, se firma el convenio con Estados Unidos, se termina de formalizar en 2024.
EC: O sea, en el gobierno de Lacalle Pou…
GV: De Lacalle Pou, exactamente. Con lo cual hoy la administración tributaria tiene un nivel de información, por ejemplo, lo comentábamos fuera del aire, los 62 mil millones de dólares que los residentes fiscales uruguayos tienen invertidos en el exterior, es un dato que no sale más del Banco Central, o sea, no se calcula a partir de flujos financieros, sino que es un dato exacto, no son 62 mil, es 61 mil 826, estoy diciendo una cifra arbitraria, pero quiero decir, y eso lo da la administración tributaria, o sea, que es exacto. Puede haber más, lo que saben que eso sí está.
Y eso es lo que cambió en el mundo en estos pocos años. Entonces eso hoy permite que algunas cosas que hace algunos años Uruguay, digamos, no participaba, hoy en realidad, algo pasa con el impuesto mínimo global, hoy en realidad cambiaron las condiciones en concepto internacional.
Está la viabilidad de aplicar ese tipo de tributos. Falta la decisión política.
Sin duda, el sistema tributario, lo digo ahí y lo pienso, es esencialmente político, es esencialmente histórico, de contexto de las fuerzas políticas y los poderes internos dentro de los países y poderes, digamos, de relación internacional también.
EC: El implícito en lo que está señalando es que hay recursos que podrían captarse, mayores ingresos que podrían obtenerse. Sí, con herramientas que tal vez no teníamos hace pocos años.
Y esto a su vez conecta con la presión fiscal, ¿no? La presión fiscal en Uruguay se ubica en 26 ,6 % del PBI.
Usted compara ese ratio con el de otros países. ¿Cómo estamos?
GV: A ver, porque esta es una discusión como bastante punta del iceberg, ¿no? Mucha gente, no, la presión fiscal en Uruguay es alta.
¿Es alta respecto de qué? ¿Es alta respecto de quién?
Yo siempre digo, ¿es alta respecto de quién? O sea, ¿de qué países?
Y en general con la gente que converso, le digo, mira, en todos los países que tú y yo estaríamos dispuestos a vivir, tiene presión fiscal más alta que Uruguay. Es como que yo te diga a ti, ¿dónde estaríamos dispuestos a vivir?
Salvo que vayamos a una isla caribeña, paraíso fiscal, en todo el resto de los países que entendemos desarrollados, tiene presión fiscal más alta que Uruguay. Pero digo, para que la gente más o menos mida.
En el promedio de América Latina, el promedio de los países de América Latina en presión fiscal es en el entorno de 20, 21%. Esto se mueve con pequeños…
El de Uruguay es 26 ,6 ahí, pero supongamos 27. Y el promedio de los países de la OCDE, que ya no necesariamente los países de la OCDE son solo países desarrollados, porque integra México, Colombia, Chile, es 34.
Con lo cual Uruguay está a mitad de caminos, unos 7 puntos más que el promedio de América Latina y unos 7 puntos menos que el promedio de la OCDE. Pero además, si miramos solo la Unión Europea, ahí la Unión Europea está por encima de 40.
O sea que nosotros tenemos…
EC: 40 % del PBI… 41 casi.
GV: O sea, estamos como 14 puntos abajo de la Unión Europea. Entonces, nada, yo digo ahí, y por supuesto no es una afirmación que pretenda ser una evidencia empírica, ni mucho menos, pero seguramente el nivel de oposición fiscal acompaña las tendencias de desarrollo de los países, a la inversa de lo que algunos creen de que efectivamente aumentar impuestos nos retrasaría en términos…
EC: Esa afirmación es fuerte, ¿no?
GV: Es fuerte, sin duda.
EC: …porque usted la plantea después de otra manera, a partir de esa constatación, si Uruguay aspira a ser el país más desarrollado de América Latina, como se expresó en la campaña electoral, ¿será necesario aumentar la presión fiscal?
GV: Sí, yo creo porque fue una frase que se usó mucho en la campaña electoral, en general, además yo creo que a la gente, al fin aquello de la Suiza de América, lo seguimos sintiendo, parte de la sociedad uruguaya. Si queremos ser el país más desarrollado de América Latina, si es que lo somos en algunos indicadores, en otros no, si queremos serlo, seguramente la presión fiscal va a ir, en términos de proyección de mediano plazo, creciendo. ¿Por qué?
A ver cómo es. Históricamente es así.
Sí, porque los países más desarrollados, más allá que, bueno, esto de hablar del desarrollo, ahora también lo podemos poner un poco entre comillas, han ido aumentando, y es parte de la demanda y de la inconformidad de algunas sociedades más desarrolladas, han ido aumentando, porque hoy tienen servicios relativos peores a los de sus padres, han ido aumentando los bienes y servicios públicos, no solo los que presta el Estado, sino los bienes y servicios públicos, en algunos y muchos casos, que también prestan los privados.
Hoy yo escuchaba, digamos, uno de los slogans de ustedes (En Perspectiva) es “Periodismo como servicio público”, omo calidad democrática.
Efectivamente, eso impacta en los sistemas tributarios, porque muchas veces los servicios públicos, pues Estados por Cuidados, por ejemplo en Uruguay la educación, por ejemplo en los medios de comunicación, más allá del detalle, tienen en muchos casos seccionaciones tributarias, parciales, totales, dependiendo de las épocas. Cada vez más los países desarrollados han ido aumentando la calidad y cantidad de los bienes y servicios públicos. Uruguay no es ajeno a eso.
Hay una cierta contradicción entre la demanda que la gente hace al Estado de bienes y servicios públicos en calidad y cantidad, porque cada vez hay más. O sea, yo podía empezar a reseñar cosas que para la época de nuestros padres serían impensables, y hoy las reclamamos como casi que un derecho.
Voy a decir algo, por ejemplo, muy básico de lo que ocurre hoy, que yo creo que es una disputa de mediano plazo hacia adelante, en lo que nosotros, en los términos de la salud y la brecha que empieza a haber entre una salud de servicio general y una salud vinculada a la tecnología, a los medicamentos de alto costo, a las grandes intervenciones. Bueno, claramente el Estado va acompañando eso con las contradicciones que nos provoca, que algunos financian, otros no financian.
Eso requiere fondos y recursos públicos para financiarlo, más allá que lo preste un privado o un público. Y esa es, en esencia, parte de la calidad de vida que reclaman las clases medias en los países desarrollados.
EC: Y después podríamos agregar, en el caso de Uruguay, déficits que arrastramos, ¿no?
Pienso en la pobreza infantil…
GV: Sin duda.
EC: Está claro que hay que aplicar políticas sociales para revertir esa situación. Otro caso es la gente en situación de calle, por ejemplo.
Y para eso se necesitan recursos.
…La gente en situación de calle, la calidad del sistema carcelario.
La educación, la educación pública. Y podría agregar todavía los fondos destinados a ciencia, tecnología e innovación.
GV: Exactamente.
EC: Esa es una demanda de la sociedad. Eso es un déficit que arrastramos y que, dice usted, sería lógico encarar con aumento de la presión tributaria.
GV: Es que ahí está la contradicción de la gente. Reclama eso como un problema en nuestra sociedad que debe solucionarlo en términos de bienes y servicios públicos, más allá que lo pueda apuestar un privado.
Pero después dice, yo no quiero más impuestos. O los impuestos están a tope y no caben más.
Pero la gente entiende que la calidad de vida en términos de cohesión social, digamos, de relacionamiento democrático, en muchos casos, los que tú decís, la seguridad, entre otros, evidentemente, está fisurada. Entonces, bueno, ahí está la tensión.
EC: Pero vayamos al Ministro de Economía actual, Gabriel Oddone. Él ha sido terminante en cuanto a que la presión tributaria en Uruguay es suficientemente alta y en este gobierno no está previsto aumentarla.
GV: Sí, ese ha sido un posicionamiento político del gobierno y del Ministro en particular. Yo vuelvo a insistir que la presión tributaria no es ni alta ni baja.
Es, en términos relativos, respecto de quién? De otros países o de nosotros mismos en otro contexto histórico.
Porque finalmente la presión tributaria no es más que un indicador. Y cuando uno lo compara como indicador con otros países, con los que nos queremos comparar o a los que aspiramos a llegar a niveles de desarrollo parecidos, claramente nosotros no tenemos una presión tributaria alta.
Después, cuál es la capacidad económica y además de espacio político para modificar algunos impuestos, es otra discusión. Pero no es un problema de capacidad, digamos, de presión tributaria alta.
Es un problema de las condiciones de política para modificar, entre otras cosas, cuáles impuestos. Porque uno podría aumentar algunos y subir otros.
EC: ¿Cuál sería una agenda para discutir el sistema tributario de nuestro país? El contador Viñales, en su artículo, incluye ocho puntos.
¿Cuáles son ellos? De esos y otros temas conversaremos en la segunda parte de la entrevista.
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EC: En Uruguay, la discusión en materia de impuestos no existe porque, en esencia, casi todos los dirigentes políticos creen que hablar de impuestos tiene riesgos y mala prensa. Sin embargo, la realidad económica, algunas transformaciones globales de los últimos años y compromisos internacionales asumidos por el país dibujan un panorama mucho más complejo y desafiante.
Quien realiza este llamado de atención es el contador Gustavo Viñales, investigador de CINVE y de la Fundación Friedrich Ebert Uruguay, que publicó recientemente un artículo titulado “Aportes para un debate tributario inexistente”. Con él estamos conversando en la entrevista central para entender, para preguntarle justamente, ¿es necesaria?
Entre los factores internos que harían necesaria o conveniente una reforma tributaria, usted menciona en el artículo la reforma del 2007, la del primer gobierno del Frente Amplio, que dice, logró el sistema tributario más equitativo, equilibrado y progresivo de la historia económica del Uruguay.
Sin embargo, también señala que hubo una reversión de esa tendencia en el periodo 2020 -2025, o sea, en el último gobierno. ¿Por qué? A ver, ¿qué fue lo que ocurrió?
GV: A ver, la reforma del 2007, más allá de lo que la gente tiene como percepción, y yo no pretendo cambiar la percepción a la gente, pero en esencia, si uno mira los datos, no significó un aumento de la presión fiscal. Y cuando uno mira qué tributos fueron los que aumentaron, digamos, en el ingreso, porque al fin la presión fiscal se mide en términos de ingresos, cuál es el total de ingreso público por tributos sobre el Producto Bruto Interno. Cuando uno mira, en realidad, lo que aumentó más fueron los ingresos de seguridad social, que eso tuvo que ver más con un proceso de formalización que con un cambio de tasas, más allá que incluso hubo un cambio de tasas a la baja, pero se eliminaron algunas exoneraciones, ahí que es difícil entender cómo fue el impacto. Pero sí está claro que hubo aumento de la formalización.
Con lo cual, y además hubo disminución de impuestos indirectos, disminución de la alícuota del IVA, de la básica del 23 al 22, y la mínima del 14 al 10, se eliminó el COFIS y se redujeron, digamos, impuestos directos, y aumentaron los impuestos directos, en particular el IRPF y el IAS. En este periodo de gobierno anterior, digamos, en la presidencia de Lacalle Pou, la primera decisión de gobierno, antes que incluso iniciara la pandemia, fue eliminar la devolución de dos puntos del IVA en las compras con instrumentos electrónicos de pago, que tenía un fundamento original en promover la inclusión financiera, pero también, yo lo he dicho muchas veces, después que iniciamos ese proceso de devolver con instrumentos electrónicos de pago, que es alguna manera muy simplificada de personalización, no vamos a volver más a la devolución genérica, a la disminución de tasas, porque efectivamente no siempre las tasas, la disminución de las tasas en los impuestos indirectos, se trasladaban al precio de los bienes que la gente consume, o sea, bajan la tasa, pero si no cambia el precio, al fin se lo quedó el comerciante, por decirlo fácil. Entonces, la primera medida es disminuir o eliminar esa devolución de dos puntos del IVA en impuestos al consumo, o sea, que aumentan los impuestos indirectos, y después, más sobre final de periodo, se disminuye la presión en el IRPF y en el IAS, yo digo que lo que se disminuye o lo que se modifica fueron parámetros, con lo cual lo único que se hizo fue efectivamente consolidar históricamente y validar el IRPF y el IAS, pero en esencia se reduce la recaudación por unas modificaciones paramétricas, con lo cual disminuye los impuestos directos. Yo creo que la reforma de 2007 había logrado, en términos de esto que hablo, a ver, cuando digo indirectos, es que en principio lo soporta no quien designa la ley como contribuyente, sino que no lo soporta a alguien que no se lo puede trasladar a nadie. En los directos, si bien esto puede ser discutible, porque al final el impuesto a la renta a las empresas en algún lado lo trasladan a precio, pero no se dan vuelta y te lo trasladan directamente en la factura, sino que lo incorporan a sus costos y después trasladarán lo que puedan, dependerá de qué mercado estemos hablando. Entonces, efectivamente, en la reforma de 2007 mejoramos la equidad en términos de peso relativo de los impuestos indirectos y peso relativo de los directos en este último periodo de gobierno. Eso vuelve un cierto paso atrás, no es una magnitud relevante, pero cambia la tendencia.
Yo creo que eso es un tema muy relevante en términos de lo que dice el sistema tributario, que es mucho más que un conjunto de leyes y decretos, es política económica. Yo digo, parte de lo digo en el documento, yo no creo que sea bueno que un país y un gobierno, digo, no quiero hablar de ninguno, ni de este, ni del anterior, ni del que vendrá, se ampute la posibilidad de utilizar el sistema tributario como una herramienta de política económica. Es como que no utilizara la política monetaria dentro de su política económica.
Es una herramienta de política, ha sido históricamente, o sea, no en Uruguay, en el mundo. Entonces, me parece relevante eso.
EC: Entonces, por ejemplo, acá también hay un caso de una situación interna que podría llevar a trabajar en una reforma tributaria, en un ajuste del sistema tributario.
Pero sobre todo, el artículo menciona factores exógenos, digamos, o internacionales o tendencias globales, no sé cómo llamarlo. A ver si está bien este punteo que yo hice acá:
Nuevas demandas de la sociedad en cuanto a servicios del Estado, el cuidado del impacto ambiental, el cambio climático, la revolución de la tecnología digital y en especial la inteligencia artificial generativa, la percepción ciudadana sobre la legitimidad del sistema tributario, y por último, y es muy fuerte, la nueva fiscalidad internacional. Estos son elementos que están incidiendo.
GV: La fiscalidad internacional ha avanzado a niveles increíbles a lo que podíamos pensar hace unos años y tiene sentido en este nivel de globalización y de integración inédito en términos del mundo y de tecnología. Y yo, por ejemplo, digo, ahora no estoy seguro si lo hablamos entre nosotros o lo dije, pero el efecto Temu, lo que pasa con Temu.
EC: Ah, ese es un ejemplo interesante.
GV: Incluso sale una demanda que yo creo que no termina de depender de la sociedad. Entre otras cosas, yo comparto parte de la problemática que hace la Cámara de Comercio.
O sea, yo comparto el planteamiento. Lo que pasa es que, claro, la sociedad también lo ve como de un sector corporativo que se siente afectado si hubiera cambios en eso.
Pero yo creo que hay un tema de interés general, no de interés corporativo del comercio. O sea, yo creo que efectivamente no hay capacidad, no tendríamos ninguna posibilidad de desarrollo como país si creemos que consumiendo un producto vulgar, quiero decir, común, un vaso, porque acá veo un vaso delante mío, trayéndolo del otro lado del planeta sin impuestos al Uruguay. O sea, del otro lado del planeta literalmente.
Estamos a más o menos 12 horas de diferencia. Y por creer que lo compramos más barato a los chinos, ese va a ser nuestro modelo de desarrollo de consumo absurdo y que eso finalmente hace la felicidad de un país y la capacidad de desarrollo en mediano plazo.
Pero lo que quiero decir con el efecto Temu es cómo nos hace, y por eso vuelvo al IVA personalizado, efectivamente bombardea el concepto de IVA que teníamos desde la década del 70, del siglo pasado, que tiene que ver con un impuesto que va grabando etapas de un valor agregado. O sea, históricamente Uruguay y el mundo tenía impuestos al consumo, pero no al valor agregado en esta lógica que vendo y descuento. Era el consumo final.
Hoy si nosotros creemos que nuestro modelo de consumo va a ser que todo lo importamos y lo consumimos, sean autos, vasos, bombitas de luz, etc., etc., no tiene casi lógica un impuesto al valor agregado, porque efectivamente lo que deberíamos es lograr grabar al consumidor en el territorio donde lo consume. Lo que pasa es que es evidente que hay una cierta incapacidad del IVA, y voy por ejemplo a los servicios digitales. Todos nosotros consumimos servicios digitales cada vez más, en el teléfono, aplicaciones, en la televisión, música, cine, lo que fuera, que son servicios digitales globales que no están pensados, o mejor dicho, el IVA no estaba pensado para entender este tipo de comercio digital.
¿Y entonces? Entonces, hay cosas, y voy a otro tema que no me quiero olvidar, que tiene que ver con la seguridad social, pero es parte de lo mismo.
Los cambios en las modalidades de contrato de trabajo, con cada vez más autónomos, y no lo va a revertir un gobierno, podrá haber distintos énfasis, pero esto no tiene que ver con que en Uruguay haya un gobierno más de centro, más de izquierda o más de derecha, finalmente el modelo, no es por dar nombres, pero el modelo este de servicios pedido ya, por ejemplo. O sea que nos hemos acostumbrado a creer que la felicidad y nuestro consumo tiene que ver con que pido una pizza sentado en el sillón, y quiero que me llegue ya caliente y a mi sillón.
Si creemos que ese es el modelo, y tenemos unos sistemas laborales precarios, con sistemas de aporte a la seguridad social precarios, sobre fictos y sobre fictos muy bajos, y si ese es el modelo, está en crisis. O sea, la seguridad social estaba pensada para otra lógica, cuando hablábamos de salarios nominales, de gente que integraba una empresa durante muchos años. Hoy la gente se mueve, primero, seguramente tus hijos, mis hijos, los hijos de muchos que nos están escuchando, no saben dónde van a vivir o a trabajar dentro de pocos años.
Van a estar afuera, van a estar adentro, trabajan para afuera.
EC: Sí, y dentro del país incluso la movilidad es muy alta, ¿no?
Dos años en un lugar de trabajo.
GV: Exactamente.
EC: Quizás ya es mucho.
GV: Y en uno sos autónomo, en otro sos dependiente, entonces eso se ha desarbitrado, las diferencias entre un sistema de aportes y otro es muy grande. Entonces, eso realmente va muy rápido, va más rápido de la capacidad que tenemos de pensar los sistemas tributarios.
Entonces, hay cuestiones que tienen que ver, entonces, con cambios en las tendencias que están vinculadas a la tecnología, en el caso del comercio digital, en cambio los cambios en los hábitos de consumo, ¿sí? Que son globales, con lo cual Uruguay los puede frenar un poquito, pero nos llevan puestos.
Después tenemos cambios en la fiscalidad internacional. Yo vuelvo a decir, hoy tenemos sistemas de intercambio de información como nunca hubo en el mundo.
Y además tenemos como estándares, y ahora me meto en esto del estándar mínimo global, ¿por qué ocurre lo del estándar mínimo global? Porque, ¿o dónde está el déficit en la fiscalidad internacional para que no se haya desarrollado aún más?
Es que no tenemos hoy instituciones supranacionales que den las garantías que daban en otra época.
A ver, expliquemos el impuesto mínimo global.
Es un intento centrado en la OGRE, que eso es discutible, ¿por qué OGRE y por qué no Naciones Unidas, por ejemplo? Entre otras cosas, por la debilidad política que puede tener Naciones Unidas en estos tiempos.
Pero OGRE saca como dos herramientas, una que no se ha desarrollado, y no me voy a meter, que es el Pilar 1, que era un intento de distribuir los impuestos en función de la presencia física de algunas empresas multinacionales en los países. Voy a nombrar una, no es por pasar mal, pero es decir, iPhone, bueno, ¿cómo participan los distintos países? Se hace una liquidación central y se devuelve impuestos o se paga impuestos.
Ahí tiene la dificultad de qué organización administra eso, porque efectivamente perderíamos el vínculo. Un día te mandarían un cheque de alguna parte del mundo a la DGI nuestra diciendo esto es por esta empresa.
Bueno, eso todavía está detenido, entre otras cosas, por los cambios en Estados Unidos, ¿está? Del bombardeo al multilateralismo que hizo Trump.
Pero hay otro, que es el Pilar 2, que efectivamente está funcionando y va a funcionar, a pesar de muchos, hace años que vengo diciendo que esto va a ocurrir, a pesar de los gobiernos uruguayos, que es un impuesto que pretende grabar a las empresas multinacionales, cuando digo multinacionales, que facturen más de 750 millones de euros, por las rentas obtenidas en los distintos países en los que actúan, con un mínimo, es decir, un piso del 15%. ¿Para qué?
Para evitar esta competencia fiscal permanente en que quiero captar inversión extranjera disminuyendo impuestos. Una práctica que Uruguay, de hecho, la tiene como un pilar.
EC: Sí, sí. Tiene varios sistemas a esos efectos.
GV: Ese pilar dos tiene como tres instrumentos. Uno es un calificado local, que es el que Uruguay va a aplicar.
Es decir, las empresas, por las rentas obtenidas en Uruguay, Uruguay, digamos, implementa un impuesto mínimo del 15%, y es 15 % sobre los resultados financieros, no sobre la liquidación fiscal, que después tiene un montón de exoneraciones. Es decir, de tus utilidades, 15%.
El otro instrumento dice que las empresas de la casa matriz, si en la sucursal no pagaron ese impuesto, lo van a pagar en la casa matriz. Entonces, las empresas uruguayas, que son finlandesas, suizas, españolas, o sea, lo que fuera, si no lo pagaran en Uruguay, igual lo pagarían en sus países de residencia de la casa matriz.
Eso ya ocurrió el año pasado. Mejor dicho, este año 2025, como Uruguay no lo tenía implementado, muchas empresas instaladas en Uruguay, aunque estén en una zona franca y pagarán cero, van a pagar en su país de residencia de la casa matriz, el 15 % de las utilidades de Uruguay.
Es decir, que Uruguay les da un beneficio, que ya la empresa dice, mira, el beneficio que me dabas, que era no pagar impuestos, lo perdí, porque un sistema global me hace pagar en mi casa matriz, en España o en Finlandia. Entonces, ya este incentivo no me está sirviendo como me servía.
Y ese Pilar 2 tiene una tercera herramienta, que esa es la que está detenida por el caso Trump y Estados Unidos, que es básicamente un tercer país, que no es ni el de la residencia de la inversión, ni la casa matriz, que levanta la mano y dice, vamos a repartirnos las rentas, y tiene una lógica multilateral. Ese está detenido por él. Pero entonces eso va a ocurrir, y de hecho que no haya ocurrido ya, es decir, que Uruguay no lo tenga implementado, esto es un compromiso que se hizo en el periodo de gobierno anterior, en un marco de 136 países, no es que Uruguay fue una excepción, de hecho Uruguay se abstuvo, pero se abstenía sabiendo que la abstención jugaba como un voto a favor. O sea, porque era, abstenerse era como dar el sí, había que dar el no si uno quería estar en contra.
Uruguay participó, apoyó, y nunca lo implementó. Este impuesto, con la pandemia se demoró, algo que ocurrió en 2022, se demoró, terminó ocurriendo entre 2023 y 2024.
EC: El ministro Oddone, el gobierno, entiende que este sí es un cambio que habría que adoptar, pese a esa decisión de no aumentar la presión tributaria, etcétera, esta sería la excepción, digamos.
GV: Es que sería irracional no adoptarlo, porque es un ingreso, por un impuesto, de rentas que ocurren en nuestro país, es decir, que no entramos en conflicto con otros países por eso, porque además lo que paguen aquí, no lo van a pagar doblemente en ningún lugar, porque hay mecanismos de compensación, y evitar la doble imposición, y casi con cero costo político. Yo lo que digo, que los grandes impactos, los cambios en la fiscalía local, pero que tienen que ver con la fiscalía internacional, si uno mira para atrás, lo que ha ocurrido en estos últimos años, prácticamente ha pasado por el Parlamento sin dejar rastro.
Incluso el gobierno anterior hizo una modificación.
EC: Los cambios que se discutieron en el gobierno anterior prácticamente no existieron en el debate público.
GV: La Unión Europea un día nos puso una penitencia y cambiamos nuestro sistema nacional del régimen local, digamos, para cumplir con esa demanda de la Unión Europea, que prácticamente pasó por el Parlamento y los legisladores, los que entienden, acompañan, los que no entienden, no entienden, dicen, yo no me voy a poner en esto que es algo global, y pasan por los parlamentos. Y esto va a ocurrir lo mismo, lo vengo diciendo hace años.
Uruguay va a adoptar un impuesto nacional calificado, porque el beneficio que tenían las empresas de no pagar impuestos a Uruguay, desapareció. Entonces sería de una irracionalidad absoluta no adoptarlo.
EC: Enseguida venimos con la última parte de la entrevista con el contador Gustavo Viñales, a propósito de su artículo “Aportes para un debate tributario inexistente”.
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EC: ¿Qué cambios hay que encarar, o se podría encarar, habría que discutir en materia de reforma tributaria acá en nuestro país? Completamos la entrevista.
Contador Viñales, teniendo en cuenta todas estas consideraciones que hemos ido recorriendo en la entrevista, y otras, porque el artículo es más largo, Usted sobre el final arma una especie de agenda tentativa para una discusión tributaria.
Sí, son ocho puntos. A ver, ¿cómo podemos sintetizarla y después quizás desarrollamos algunos de los puntos?
GV: Sí, los nombro y los leo para evitar y para ir más rápido, porque algunos ya además incursionamos en ellos.
El tema de la imposición mínima a las empresas multinacionales yo creo que va a ocurrir, está preanunciado al menos. Después yo creo que hoy está en el debate justamente mejorar el impuesto al patrimonio que Uruguay tiene en armonía con esta discusión de la imposición a los superricos.
Uruguay tiene un impuesto al patrimonio que es viejo, desde la década del 60, yo lo he dicho públicamente del segundo gobierno colegiado blanco, pero después un impuesto que empezó como transitorio, después en el gobierno, ya Pacheco Areco estaba en ese momento, en el año 67, lo termina dejando como definitivo y sobrevivió hasta hoy, o sea, es una herramienta que está vigente, súper perforada, cuando quiero decir perforada, es que tiene criterios de exoneración, de no inclusión, de evaluación diferentes a los valores de mercado y con una alícuota bajísima históricamente, la más baja de la historia entre el 62 y hoy. Pero esa herramienta está vigente y en armonía de la discusión de lo que está pasando hoy con esta imposición a los ricos, yo creo que Uruguay la va a terminar incorporando nuevamente porque es un set de herramientas que hoy se discute cuando el impuesto al patrimonio hace algunos años, a inicio de este siglo, se había empezado a degradar en el mundo y a quitar en algunos países del mundo. Hoy vuelve a cobrar a cobrar vida. De hecho la Unión Europea ahora asume Dinamarca, estaba Polonia, asume Dinamarca y parte de la discusión es decir, ahora con Dinamarca hay posibilidades de volver a discutir sobre el impuesto al patrimonio en esta lógica de los ricos, pero además ya se en nuestra región lo lidera Brasil, bueno, España en Europa, Sudáfrica, o sea, ya empieza a ver, salió el otro día un paper de 7 premios Nobel de Economía, eso en esencia puede decir más o menos de lo que yo estoy diciendo, pero son 7 premios Nobel de Economía que marcan en términos de agenda política.
EC: Este es el que se vincula con el planteo del PINCNT que va a estar acompañado por una serie de senadores, sectores del Frente Amplio, la imposición al 1 % de la población más rica.
GV: Exacto, ese se aceleró en términos de la discusión interna y mundial.
Después hay un tema que es lo que también hablamos, de eliminar de una vez por todas el principio de territorialidad, después veremos cuáles las alícuotas que quedan, pero es decir, tratar igual a los rendimientos de capital en el exterior que lo que las tratamos en el Uruguay o a las imposiciones patrimoniales para las personas físicas, tratar igual si la renta o el patrimonio está en el exterior o está en el Uruguay. Yo creo que hoy eso habilita la discusión que tenemos información que no teníamos en el 2007, por ejemplo, con la reforma tributaria, eso es evidente.
Después voy a un tema que lo he hablado y yo creo que más allá que ahora aparentemente se apagó, es una discusión porque técnicamente es relevante discutir esto, es pasar a un régimen de IVA personalizado.
EC: O sea, en pocas palabras…
GV: Lograr ir a una alícuota única, por lo menos para la mayor parte de los productos y no tener tres alícuotas. Uruguay tiene exoneraciones, tasa mínima de 10 % y tasa máxima de 22 % y después diferencia por productos elige una u otra.
Ir a una única, que no quiero decir números porque eso debería ser un punto de equilibrio para no degradar recabación y devolver por mecanismos que hoy la tecnología permite, sean pagos electrónicos, sea la cuenta de un EPS de un jubilado o sea la cuenta de la EGI de un activo, devolver para algunas compras que se entiendan que es oportuno según las características de ingresos de esa persona. La discusión con la garrafa, por ejemplo, que para mí es absolutamente absurda la discusión que hemos dado en todos estos años con la garrafa, la garrafa sigue que va al 22%, entonces si no está subsidiada y resulta que sectores de muy bajos ingresos más allá de los subsidios pagan sobre la garrafa un IVA al 22%, el agua envasada, son cosas que ahí tenemos que resolver.
EC: Incluso acá entraría el factor TEMU, las compras realizadas en el exterior.
GV: Sin duda, acá además en un consumo digital extraterritorial, con servicios digitales ya con consumo directo de bienes, eso nos hace bombardear el IVA. Hoy nosotros tenemos un IVA, la gente cree que el IVA funciona bien porque es el impuesto que más recauda.
No, el IVA funciona muy mal, tiene un montón de ineficiencias para la administración tributaria, para bolsones de evasión que tenemos que encarar como país porque hay bolsón. Yo voy a decir una cosa que a veces cuesta entenderlo, nuestro principal sector de actividad que es el sector agropecuario, en términos económicos, gran parte de los productores del sector agropecuario están por fuera del ámbito del IVA, es decir, algunas de sus compras están exoneradas, la mayoría, entonces no les impacta, pero después algunas de otras compras sí les impacta y no pueden deducir el IVA, el transporte, por ejemplo, de ganado, los honorarios profesionales o los consignatarios de ganado, todos ellos están con IVA al 22%, pero la mayoría de los productores medianos y pequeños no están dentro del ámbito del IVA.
Bueno, nosotros tenemos que resolver eso porque genera bolsones de evasión que hacen ineficiente el impuesto. Eso va a ocurrir, yo no pretendo ser un agorero, pero los fundamentos son más que suficientes.
EC: Nos quedan tres puntos.
GV: La otra es que es un tema que ha empezado hace años que está y Uruguay creo que tiene las herramientas pero tampoco ha tomado la decisión política que es algunos impuestos, nosotros tenemos el impuesto específico a algunos bienes que es el IMESI, ese tipo de impuestos específicos se ha empezado a usar para grabar consumos no saludables, por ejemplo, bebidas azucaradas, productos con altos contenidos de sal, de sodio, de azúcar, de grasa, que no los voy a nombrar porque en este caso pero tienen en términos de lo que hoy hablamos de bienes y servicios públicos, esto justamente lo que tiene es externalidades negativas que el privado no las asume porque tiene impactos en la salud pública que después termina pagando el servicio público de salud y el privado no las asume. Lo mismo nos pasa con el tema hoy ambiental, nosotros no tenemos ningún impuesto, tenemos impactos negativos en el agua, está claro, no voy a dar ejemplos por el tema de las floraciones, etcétera, nuestro mayor problema no es la calidad del aire como puede ser Chile donde ya tienen impuestos de ese tipo pero en el agua sí tenemos un problema, el tema de los residuos, nosotros seguimos pensando en los residuos y esto le pasa a los gobiernos departamentales, los residuos con la lógica que teníamos una pequeña bolsita de residuos que sacábamos a la puerta y pasaba al basureo a levantarla, hoy los volúmenes de residuos son de una magnitud que requiere inversiones absolutamente superiores a los impuestos que están pensados originalmente en la mitad del siglo pasado para financiar ese servicio, entonces eso obviamente que requiere una mirada nueva. Lo otro que yo digo es bueno, esto puede sonar muy para alguna gente increíble pero es necesidad de revisar los sesgos de género de los sistemas tributarios y los impuestos son construcciones yo dije históricas y políticas por lo cual cuando uno los mira en profundidad claramente tiene sesgos de género que hay que revisar en la lógica de lo que hoy tenemos.
EC: ¿Un ejemplo?
GV: El caso más visible son los productos de la higiene menstrual de las mujeres que siguen estando por ejemplo a tasa básica pero voy a decir otro un poquito más sofisticado que es Uruguay tenemos en el IRPF la capacidad o la opción de que cada contribuyente elija si liquida como persona física única o como núcleo familiar cuando analizás quién es y optando por núcleo familiar tenés un beneficio cuando analizás con quién funciona eso o para quién está pensado es para en el núcleo familiar un perceptor de ingresos medianos o altos es decir que paga IRPF y el otro componente del núcleo familiar que no percibe ingresos cuando mirás eso ocurre que por encima del 80 % es la mujer que no percibe ingresos y el hombre perceptor de ingresos no estoy descubriendo nada esa es la modalidad que teníamos y del mundo del que venimos lo que esto hace es que indirectamente estimula porque te estoy dando un premio para que la mujer no integre el mercado de trabajo es un premio muy menor pero funcionaba en esa lógica y funcionaba en el mundo no en Uruguay eso claramente en la mirada actual hay que decir salimos de esto y por último ¿cuál sería? en realidad hay 8 hay 2 más te digo 2 más muy rápido uno nosotros tenemos todo un sistema de fictos para MIPIMES que en Uruguay son muchas que están pensados como fictos de una época que no había información entonces los fictos son simples pero son muy inequitativos hoy tenemos muchísima capacidad de información y de tecnología para decir pasemos a regímenes más parecidos a lo real y por último y yo creo que ese es un desafío importante la principal riqueza en Uruguay cuando uno mide ahora que hablamos de distribución de riqueza y ricos o no ricos la principal es el bien inmueble tierra y mejoras y nosotros tenemos que los principales impuestos nacionales digamos del país son digamos de potestad subnacional vía contribución inmobiliaria los que están vinculados a la propiedad además del impuesto al patrimonio o el que está partidamente inexistente y el de primaria que es una cosa muy rara que graba inmuebles con destino especial pero la contribución inmobiliaria ahí claramente tenemos muchos desfasajes en términos de cosas que están pensadas también en la década de 60 lo que significa el índice Coneat que mide niveles de productividad de lana y carne cuando decís bueno no incorpora ni lechería ni forestación ni turismo o sea nadie puede pensar que una chacra en Maldonado la voy a medir por su indicador de producción de carne y lana cuando a lo sumo tiene una cabra o una oveja caramora porque es linda y simpática para cortar el pasto en el jardín y está todo bien yo me encanta pero eso no es un factor para medir el valor y en la contribución de inmobiliaria rural por ejemplo también tenemos que a principio de este siglo ya no del siglo pasado era con la urbana el principal ingreso hoy se ha degradado muchísimo el principal ingreso de los gobiernos departamentales es la patente de rodados que claramente hoy no es un bien en términos de riqueza el auto pasó a ser casi un bien que tiene un valor de reventa muy bajo o sea que después que lo empadrona ya la riqueza se degrada inmediatamente entonces bueno hay que pensar cambiar catastros pensar esto de una lógica un poco más moderna o sea yo creo que lo que estoy diciendo es lo muy evidente que está servido en la mesa para poder discutir con fundamentos y después el sistema político por supuesto que toma decisiones políticas
EC: La pregunta que queda es si habrá ambiente, ¿no?, ¿qué ocurrirá en este periodo de gobierno?
¿Será posible una discusión?
GV: Yo creo que el debate debería existir el debate no necesariamente lo da el poder ejecutivo pero si lo da ¿por qué? porque son cosas razonablemente visibles que eso o que algunos de estos puntos se transformen en cambios bueno ahí ya es más difícil porque de vuelta yo entiendo que no hay mayores condiciones de política en general pero si también afirmo que algunas de estas cosas van a ocurrir por el imperio de la realidad
EC: Contador Gustavo Viñales, Máster universitario en Hacienda Pública y Administración Financiera y Tributaria, profesor e investigador asociado en CINVE y en FESUR, la Fundación Friedrich Ebert Uruguay, le agradezco que nos haya acompañado esta mañana dejando estas ideas arriba de la mesa este planteo que vamos a retomar vamos a seguir escuchando otras voces.
GV: El agradecido soy yo y de verdad un gusto estar acá contigo; hasta la próxima.
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Transcripción: María Lila Ltaif









