Fútbol para contar

Eliminatorias Mundialistas setiembre 2025: Uruguay-Perú | Al Mundial con susto

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Uruguay-Perú
Por Homero Fernández

Lunes 01.09.2025

Uruguay recibe a Perú en el Centenario con el objetivo bien claro: sellar con una victoria la clasificación para el Mundial del 2026.

Una situación similar le tocó vivir hace dos años cuando enfrentó a los incaicos por las eliminatorias para el Mundial de Qatar.

Aquella noche del 24 de marzo, la Celeste ganó 1 a 0 con gol de Giorgian de Arrascaeta cuando el primer tiempo agonizaba.

Fue un alivio para todos porque una vez más la clasificación había pasado por un proceso dramático que terminó con el largo ciclo del Maestro Óscar Washington Tabárez. Diego Alonso lo había reemplazado y esa noche se sacaba un gran peso de encima.

En la alineación inicial estaban todos los que ahora intentarán repetir el paso, salvo Diego Godín y Luis Súarez. Sergio Rochet y Facundo Pellistri eran algunas de las innovaciones que había traído el nuevo entrenador.

El golero de Nacional tuvo un papel protagónico en aquella película.

Primero salvando un gran cabezazo de Gianluca Lapadula que había logrado escabullirse entre los altos zagueros uruguayos. Eso apenas empezado el partido, a los cuatro minutos.

Poco después, nuevamente la defensa celeste conformada por Araújo, Godín, Giménez y Olivera, volvía a zozobrar. Y otra vez la lanza era Lapadula y el escudo, Rochet.

Era una noche de nervios indudablemente y el cancerbero tricolor que había dejado en el banco a un histórico como Fernando Muslera, demostraba su temple.

Después de ese par de sustos, Uruguay se adueñó del trámite del partido y a través de los remates de media distancia de Federico Valverde entonó la noche. Fue justamente un disparo del jugador del Real Madrid que propició el córner que culminaría con el tanto de Arrascaeta, quien aprovechó un rebote de un tiro en el palo de Pellistri para vencer así al golero Gallese.

Pero, seguramente, de Valverde muchos recordarán el “misil” desde afuera del área que dejó literalmente temblando la estructura del arco peruano al rebotar en el horizontal.

Sin embargo, aunque apenas iniciaba el segundo tiempo, la espectacular jugada sería lo más aproximado al gol que habría de estar la Celeste en el complemento del partido.

Era cierto que a medida que el reloj transcurría se olvidaba de generar más opciones y se aferraba a la administración del tiempo como la mejor herramienta para fraguar la clasificación. Una decisión muy uruguaya que muchas veces ha dado resultados, pero también arriesgada.

Ya estaba el partido en el tiempo de prolongación y la tribuna y los jugadores celestes viéndose en medio del festejo cuando, apenas pasado el medio de la cancha, el número 6 peruano Miguel Trauco levantó un centro hacia el arco de Rochet. El golero uruguayo, héroe de los primeros minutos, estaba bastante adelantado, tal vez arrimándose inconscientemente al centro de la cancha para el abrazo del triunfo.

Fue cuando se dio cuenta que si no retrocedía la pelota voladora podía caer dentro de su valla. Los corazones se detuvieron, incluso el de Rochet.

El golero uruguayo se vio, de pronto, adentro de la caja de red. Sus brazos se estiraron hacia afuera y las manos aferraron la pelota. Y dio pasos rápidos hacia adelante mostrando el balón, aparentando una normalidad que nadie, ni él, tenía.

Muchos la vieron adentro, en la cancha, en la tribuna y en la tele. Que sí, que entró, decían los peruanos. Que no, que no, los uruguayos.

Algunos se miraban sin poder creerlo. ¿Había entrado? ¡No puede ser!

Y los puristas defendían: entrar entró, pero no más de la mitad como marca el reglamento. Alguien reprochó la impericia de Rochet y recordó a Muslera, en las buenas y en las malas.

El marcador no se movió.

Cuando terminó el partido, los brazos se levantaron hacia el cielo.

¡Uruguay en el Mundial! Unos agradecían a Dios y otros a los árbitros brasileños que decidieron mirar hacia Qatar.

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