
Mundial de Clubes
Por Homero Fernández
Martes 24.06.2025
Con su vocación amateur el club neozelandés, que representa a Oceanía, es el que más veces ha participado en el Mundial de Clubes.
En una esquina remota del Pacífico Sur, donde la brisa huele a sal y el horizonte se confunde con el mar, hay un equipo que desafía toda lógica del fútbol moderno.
Sus jugadores no viajan en jets privados. No se hospedan en hoteles cinco estrellas. Algunos de ellos cortan el cabello por las mañanas y otros dan clases por la tarde. Otros reparten paquetes o surten las estanterías en un supermercado.
Estamos hablando del Auckland City, un club que parece salido de otro tiempo.
Mientras sus rivales cuentan con presupuestos millonarios y plantillas de lujo, este equipo de Nueva Zelanda llega a un torneo de élite como quien se atreve a cruzar el océano en un bote de madera: con fe, coraje y mucho amor por lo que hace.
Auckland City no es solo un representante de su país sino de un continente entero: Oceanía. En el nuevo formato del Mundial de Clubes, son los únicos que llevan esa bandera.
Pero la historia de este club se remonta a los años 50 con el antiguo Jadran Yugoslav Sports Club. Luego, en los 60, con el nacimiento del Central United.
De esa fusión y de otros dos equipos surge en 2004 el actual Auckland City FC. Su estadio, aunque parezca inverosímil tiene capacidad para apenas 250 personas.
En la primera temporada de la liga neozelandesa fue el primero en el torneo regular con 46 puntos en 21 partidos y en la liguilla venció al Waitakere United por 3-2 coronándose como el primer campeón del nuevo torneo neozelandés.
A pesar de su poco poderío económico se ha constituido en un gran acaparador de títulos en Australia y Oceanía.
Ha ganado ocho veces el antiguo Campeonato de Fútbol de Nueva Zelanda y en trece ocasiones la Liga de clubes Campeones de Oceanía.
Su dominio absoluto en la máxima competición de clubes de su confederación no tiene parangón en ningún otro lugar del mundo, ni ahora ni en el pasado, dice una publicación de la FIFA. Así, sus alucinantes 10 títulos continentales en 12 años suponen un récord que quizá nunca llegue a superarse.
Y como viene siendo habitual dada su impresionante trayectoria, su última victoria en la Liga de Campeones de Oceanía fue una clase magistral a ambos extremos del terreno de juego, con 13 goles a favor y tan solo dos en contra en sus cinco partidos en Tahití.
Eso lo ha llevado 11 veces al Mundial de Clubes, siendo el equipo que más veces ha participado en ese torneo.
Su mayor distinción es una medalla de bronce en el Mundial de Clubes 2014- 15, donde eliminó al Cruz Azul de México en la tanda de penales.
Pese a su filosofía semiprofesional, el club opera bajo una estructura directiva que ha crecido con el tiempo.
El propietario es el grupo Black Knight Football Club, que además de este equipo de Nueva Zelanda tiene la licencia de otros clubes, como el Bournemouth de la Premier League inglesa, el primer negocio que hizo esta compañía inversora fundada a fines de 2022.
Y en ese crecimiento ha sabido conservar sus raíces. El escudo, por ejemplo, contiene la Sky Tower, símbolo del perfil ciudadano de Auckland, y la silueta del volcán Rangitoto, Y en los bordes, el tablero de ajedrez amarillo y blanco que recuerda al Central United.
Los colores azul marino de su uniforme no son casualidad. Son los tonos del deporte en Auckland, los del rugby y cricket. Por eso les llaman los “Navy Blues”.
Evidentemente, Auckland City no es un equipo más. Es una declaración. Es un recordatorio de que el fútbol puede ser noble, puede ser comunitario, puede ser real.
En una época donde las cifras mandan y los lujos ciegan, ellos avanzan con una bandera que no tiene precio: la del orgullo amateur, la del esfuerzo compartido, la del barrio que sueña con conquistar el mundo.
Y a veces, con eso… basta.
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