Varios operadores financieros de Argentina dan como un hecho que la política económica cambiará gane quien gane las elecciones de octubre. El corresponsal de En Perspectiva en ese país, Fernando Gutiérrez, dijo que los equipos económicos de los principales candidatos, Daniel Scioli y Mauricio Macri, coinciden en que el cepo cambiario es un problema que está evitando la llegada de inversión extranjera.
También están de acuerdo en que deben ajustarse las tarifas de los servicios públicos. El problema es cuándo: si de golpe o en forma gradual.
En Argentina, hay muchos que, más que pensar en la elección, ya están pensando en el día después. Sobre todo, en la agenda económica, que presenta varias cuestiones urgentes. En los últimos meses hemos estado analizando en este espacio el calendario electoral en ese país y las posibilidades que tienen los principales candidatos de convertirse en el sucesor de Cristina Kirchner a partir del 10 de diciembre.
Pero, más allá de quién gane, hay una idea que se está consolidando entre los empresarios, los economistas y operadores del mercado financiero: se viene un cambio importante en la política económica argentina. Han surgido algunas señales bastante claras al respecto. Vamos a examinarlas hoy con nuestro corresponsal en Buenos Aires, Fernando Gutiérrez.
FERNANDO GUTIÉRREZ (FG) —Así es. Como suele ocurrir en muchos países, también aquí en la Argentina los discursos de la campaña electoral pueden generar la sensación de que hay programas antagónicos, con miradas totalmente divergentes sobre lo que hay que hacer en la economía. Pero la realidad suele ser bien diferente. La realidad de los fríos números de la economía, sumado al condicionamiento del contexto internacional, hace que no exista un margen muy amplio respecto de qué hacer.
Y, al final, todo queda reducido a una cuestión de matices. Si hay que hacer los cambios en forma de shock o paulatinamente, en un plan gradual. Pero casi nadie discrepa sobre el sentido de esos cambios.
Concretamente, como tantas otras veces en la historia reciente, el diagnóstico es que hay una pérdida de competitividad como producto del atraso cambiario. Además hay un grave déficit fiscal, que a fin de año podría llegar a 8 puntos del PBI, y hay un fuerte retraso en el precio de las tarifas públicas. Ustedes saben que un hogar porteño puede pagar por la luz hasta diez veces menos de lo que ustedes pagan en Uruguay.
Así que hay ciertos temas sobre los que no se discute mucho. El tema, naturalmente, es que en el marco de una campaña electoral hay ciertas cosas que son un tabú. Nadie puede mencionar la palabra “devaluación” sin arriesgarse a perder multitud de votos.
Es algo que han aprendido todos. Por ejemplo, el economista Federico Sturzenegger, del partido de Mauricio Macri, había cometido el error, en las legislativas de hace dos años, de decir que el tipo de cambio necesitaba una suba del 40 por ciento. Y desde su propio partido le dijeron que no hablara más en los medios de comunicación. Ahora, ya entrenado, no sólo no habla sobre devaluar, sino que dice que si gana Macri el precio del dólar va a bajar, por la gran cantidad de capitales que van a ingresar al país.
Pero eso forma parte del folclore de la campaña. La cuestión es que, cuando hablan ante un auditorio de empresarios, o cuando hablan en privado con banqueros que llegan desde Estados Unidos para informarse sobre cómo van las cosas, ahí les cuentan sus planes de verdad.
EC —Me imagino que esos interlocutores, que son los que en definitiva van a tomar la decisión sobre invertir o no invertir en la Argentina, deben pedir señales claras sobre todos los temas tabú, desde si se va a mantener el cepo cambiario, si se va a negociar con los llamados “fondos buitre” y hasta quién va a ser ministro.
FG —Sobre toda esa agenda piden señales. A veces se las cuentan de manera clara, y otras veces las leen entrelíneas.
Empecemos con quiénes pueden ser los funcionarios que decidan sobre la economía argentina. En el equipo de Daniel Scioli, hay una figura que sobresale, el economista Miguel Bein, quien ya fue funcionario, aunque curiosamente no en gobiernos peronistas, sino en el del radical Raúl Alfonsín y luego en el del también radical Fernando de la Rúa, con quien ocupó el cargo de viceministro de economía.
La semana pasada, Scioli lo llevó a una entrevista televisiva y lo presentó como su principal asesor, lo cual fue interpretado casi como la bendición para ocupar el Ministerio de Economía. Sin embargo, todavía no está claro si su rol será en ese cargo o si quedará como asesor personal en la eventualidad de que Scioli fuera presidente.
Hay otros referentes del equipo, como Mario Blejer, ex funcionario del Fondo Monetario, y ex presidente del Banco Central. Suenan también los nombres de los actuales funcionarios de la provincia de Buenos Aires, como la actual ministro Silvina Batakis. En el caso de Bein y de Blejer, se trata de nombres que han sido bien recibidos por el mercado financiero. Nadie los ve como continuadores de la política que actualmente lleva adelante Axel Kicillof.
De hecho, luego de la aparición televisiva de Bein, el banco Barclays, uno de los principales en banca de inversión a nivel mundial, difundió un reporte en el cual decía que era una señal amigable hacia los mercados. En cambio, los funcionarios que actualmente se desempeñan en la provincia generan menos confianza.
EC —Y en el equipo del PRO de Mauricio Macri, ¿cuáles son los nombres que se están barajando?
FG —En cuanto al equipo de Mauricio Macri, lo que se comenta es que hay dos grupos, una especie de interna. Aunque todos coinciden en una visión bastante liberal de la economía.
Por un lado, el grupo liderado por Carlos Melconian, uno de los economistas más respetados del mercado, pero además uno de los más conocidos, porque tiene buenas dotes de comunicador y aparece con mucha frecuencia en la televisión.
Melconian es todo un personaje, hincha fanático de Racing, y se caracteriza por explicar la economía con un lenguaje muy llano, usando metáforas de la vida cotidiana.
En el otro bando, hay economistas menos conocidos por el público, pero considerados como confiables en el mercado financiero. Allí destaca Rogelio Frigerio, actual presidente del banco Ciudad de Buenos Aires, nieto del principal teórico de la doctrina desarrollista de los años 60.
EC —¿Y qué es lo que hace pensar que ambos equipos, el de Scioli y el de Macri, tengan visiones similares sobre la economía? Porque la verdad es que cuando se los escucha hablar, parece que discreparan en casi todo…
FG —La sensación es que discrepancia mayor es sobre los tiempos, pero no sobre las cuestiones de fondo.
Por ejemplo, Macri ha dicho que si gana, el cepo cambiario se desarmará de inmediato. Y el equipo de Scioli ha contestado que eso es imposible, porque implicaría una gran devaluación.
Pero no han cuestionado el tema de fondo, que es que el cepo es un problema y está evitando la llegada de inversiones desde el exterior.
De hecho, en ambos equipos económicos se está analizando una medida que se ha aplicado en otros tiempos, el llamado “bono patriótico”. Sería una forma de cancelar la deuda que tiene el Banco Central con los importadores y las empresas multinacionales.
La cifra podría llegar a unos US$ 15.000 millones, que obviamente el próximo gobierno no estará en condiciones de pagar con dólares, entonces se instrumentará alguna forma de pago con bonos de manera compulsiva.
Tampoco han negado los economistas de Scioli que el retraso cambiario provoca problemas a los exportadores de las producciones agrícolas provinciales. Pero ellos pretenden resolver el tema con la eliminación de impuestos a la exportación.
Y todos están de acuerdo en que resulta insostenible que la clase media porteña pague facturas de US$ 10 cada dos meses por la electricidad. Escucharon bien, US$ 10 cada dos meses.
Pero claro, lo complicado es el timing, como le llaman aquí. Porque cuando la gente se acostumbra a pagar muy poco por un servicio público, después es muy difícil hacerle entender que hay que multiplicar por cinco o seis la factura.
En la Argentina todos tienen muy presente lo que pasó en Brasil antes del mundial cuando la suba del boleto de ómnibus en San Pablo provocó protestas masivas contra el gobierno.
Así que, otra vez, las diferencias son sobre si este ajuste se debe hacer de golpe o gradual.
EC —Así que lo que se viene es devaluación y aumento de tarifas, como era clásico en otras épocas de la Argentina. ¿Pero qué pasará con la relación del futuro gobierno y el mercado de capitales? ¿Hay voluntad de salir del default y de retomar el acceso al crédito externo que la Argentina tiene cortado desde hace casi 15 años?
FG —Todos quieren fumar la pipa de la paz con los mercados. Como botón de muestra, los equipos de economistas de los dos candidatos van a viajar el mes que viene a la asamblea anual del FMI, que se realizará en Perú.
Y el objetivo es claro: van a entrevistarse con los funcionarios del fondo y también con directivos de bancos de inversión, para asegurarles que de ahora en adelante las cosas serán distintas.
En concreto, esto significa que, gane quien gane, habrá una negociación con los “fondos buitre”, a quienes se les ofrecerá el pago de un bono para terminar de saldar el litigio. Y que, gane quien gane, tratarán de normalizar la relación con el FMI y volver a pedir préstamos.
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Foto en Home: Imágenes de Daniel Scioli (izq.) y Mauricio Macri (der.), los principales favoritos en las elecciones presidenciales del próximo 25 de octubre de 2015. Crédito: Juan Vargas/Guillermo Viana/AFP Photo