La delegación uruguaya se retiró este jueves de la Asamblea General de la OEA que se estaba realizando en Colombia, cuando iban a votarse las credenciales para representantes del opositor venezolano Juan Guaidó, cuando el país caribeño se retiró del organismo en abril
Uruguay se retiró ayer de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) debido a que en esa instancia se estaba formalizando la participación en esa institución de delegados del líder opositor venezolano Juan Guaidó.
Fue el único que tomó la decisión de levantarse de la asamblea, que sesionaba en Medellín, Colombia. Las delegaciones de México, Bolivia y Nicaragua expresaron una protesta similar pero permanecieron en sala.
En su intervención ante sus colegas el subsecretario de Relaciones Exteriores, Ariel Bergamino, alegó que la OEA no puede reconocer “por la vía de los hechos” a un nuevo gobierno. “Es ni más ni menos que un avasallamiento de la legalidad de la OEA y, por lo tanto, Uruguay no puede sino estar en contra de una acción de tal naturaleza", agregó.
Recordemos que el gobierno de Nicolás Maduro desvinculó a Venezuela de la OEA, en un proceso que comenzó en 2017 y culminó el pasado abril.
La polémica acá
La noticia sorprendió en el ambiente político uruguayo y provocó polémica en las últimas horas de campaña de cara a las elecciones internas del domingo.
El senador Luis Lacalle Pou, precandidato a la Presidencia por el sector Todos del Partido Nacional, escribió en Twitter: “Triste final del gobierno uruguayo en el ámbito internacional. Una vez más del lado equivocado en relación al régimen venezolano. El silencio es cómplice”.
Ernesto Talvi, precandidato del sector Ciudadanos del Partido Colorado afirmó que la actitud de Uruguay fue “la perla que faltaba” y que “hubiera sido mucho más coherente con la tradición del país” que Bergamino permaneciera en la Asamblea General de la OEA, participara del debate sobre la situación en Venezuela y recogiera elementos para que el gobierno “admitiera la existencia de una dictadura en ese país y condenara la violación sistemática de los derechos humanos”; y concluyó: “La sumisión de nuestro gobierno a la dictadura militar de Maduro es total”.
Por su parte, el precandidato del Partido Independiente, Pablo Mieres, escribió que lo ocurrido ayer es “otra mancha” en la política internacional y que Uruguay “le hace mandados a la dictadura de Maduro”.
Las explicaciones de Bergamino
En Perspectiva se comunicó ayer de noche con Bergamino para profundizar en los motivos de la postura asumida por la delegación uruguaya.
El funcionario comenzó relatando que el retiro se produjo durante la discusión del cuarto punto del orden del día: la votación de las credenciales para los representantes de cada país.
Acá se pretendía validar las credenciales de delegados que no son del Gobierno venezolano, entre otras cosas porque Venezuela se retiró de la OEA. Con este mismo criterio, si razonamos por el absurdo, también se puede presentar mañana un representante de la sociedad civil de un país africano o asiático o europeo, diciendo yo quiero ser acreditado como representante de mi país en esta organización.
Estoy razonando por el absurdo, porque esta es una discusión absurda, cargada, eso sí, de connotaciones políticas y de otro tipo.
Bergamino aclaró que la medida no se tomó por rechazo a Guaidó, sino porque Venezuela hoy no pertenece a la OEA. “No puede estar lo que no existe”, dijo en su contacto con En Perspectiva.
Estamos detectando, constatando, desde hace ya un buen tiempo un progresivo descaecimiento de la institucionalidad y la normativa que rige la OEA. Entonces, nuestro retiro es también una señal, si se quiere, de disconformidad ante ese proceso que no es casual, pero que es permanente y pertinaz, de descaecimiento de la institucionalidad de gobierno.
No es una decisión repentina, no es una decisión que hayamos adoptado con alegría, pero la adoptamos sí con serena convicción.
Es una forma también, si se quiere, de defender la institucionalidad. La institucionalidad puede no gustarnos, bueno, entonces cambiémosla. Pero mientras está vigente la actual, hay que respetarla. La OEA es un acuerdo, y los acuerdos hay que respetarlos. Si no nos gustan los acuerdos, denunciémoslo, cambiémoslo, discutámoslo, es una cuestión de lealtad, de respeto al derecho internacional, de respeto a la institucionalidad, de compromiso con los acuerdos contraídos.
Para Bergamino, la decisión de la OEA de reconocer a delegados de Guaidó algunos meses atrás ya había sido una extralimitación pero “en algún momento había que decir ‘basta’”.
En la asamblea de ayer, con la aprobación de las credenciales, ese proceso se formalizó por mayorías, a pesar de la negativa de Uruguay.
Si usted lee el artículo cuatro de la carta de OEA, dice que está integrada por estados que ratifican dicha carta. Los estados. Por eso nuestro no reconocimiento a la investidura de Guaidó como presidente encargado, como presidente interino. Se fundamenta en eso. No reconocemos esa cualidad, reconocemos en Guaidó a un parlamentario, en ejercicio de la presidencia de la Asamblea Nacional de Venezuela, y a un referente de la oposición venezolana. Un referente ineludible en el escenario político venezolano actual.
Según informó Bergamino, apenas salió de sala recibió una llamada del propio Juan Guaidó, que quería saber el alcance de la resolución tomada con Uruguay. Bergamino comentó que tiene una relación cordial con el líder opositor.
Mantenemos contacto con la oposición venezolana, claro que sí. Algunas voces intentan dramatizar esta situación y escandalizarse, me parece que hay un error de enfoque. El gobierno uruguayo, la cancillería, yo en particular, mantengo un diálogo con todas las partes del espectro político venezolano, porque así tiene que ser. Nosotros no somos ni pro Maduro, ni pro Guaidó.
No somos cómplices de nadie, ni cumplimos órdenes de nadie. Actuamos con sensatez, con responsabilidad, intentando crear un clima de confianza indispensable para que los venezolanos conversen entre ellos, logren un acuerdo político que les permita salir soberana, pacífica y democráticamente de la grave crisis que afecta a ese país.
También le solicitó a Bergamino una reunión la subsecretaria de Estado adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Kimberly Breier, que quería conocer más en detalle las razones del gesto de Uruguay.
De ahora en más
Lo ocurrió en la víspera deja abiertas varias preguntas. Una de ellas: ¿qué hará Uruguay de ahora en adelante cuando se celebren asambleas de la OEA en las que participen delegados de Guaidó? En Perspectiva se lo consultó ayer.
Lo dejamos claramente establecido, retirarnos de la asamblea no significa retirarnos de la OEA. Ni alejarnos, ni romper los lazos que nos unen a todos los países de la región y los vínculos que tenemos con todos los estados miembro de OEA. Usted me dice, qué va a pasar cuando los delegados de Guaidó aparezcan en esa instancia: ya veremos cómo sigue este proceso. No tengo los planos del futuro, no creo que nadie los tenga.
Nosotros seguimos trabajando para que Venezuela logre salir de esta situación y vuelva, en su momento, al seno de la OEA como estado miembro pleno.
Por otro lado, Bergamino indicó que Uruguay todavía no está evaluando a qué candidato apoyará en la elección para nuevo secretario general de la OEA, que se realizará en marzo o abril del año próximo. El “número dos” de la Cancillería reiteró que mientras este gobierno esté en funciones no se va a respaldar la reelección de Luis Almagro.
Los buenos oficios
Por último En Perspectiva planteó qué está ocurriendo con las gestiones del Grupo de Lima y el Grupo de Contacto Internacional sobre Venezuela. El funcionario dijo que se está trabajando para construir confianza entre el oficialismo y la oposición en el país caribeño, un proceso que lleva tiempo, aunque el problema es, agregó, que “tiempo es precisamente lo que no sobra”.
Ojalá ninguno de estos grupos tuviera que existir. Ojalá la situación en Venezuela fuera tal que no ameritara la existencia de ninguno. Pero bueno, ya que existen, no tienen que competir. Acá no se trata de una competencia a ver quién tiene razón, se trata de ayudar a Venezuela.
Por lo tanto Uruguay no está trabajando ni para la historia, ni para el bronce, ni para el mármol, ni para que mañana se reconozca lo que hicimos. Estamos trabajando para ayudar a Venezuela, eso es lo importante.
¿Y qué sucede, mientras tanto, con el Mecanismo de Montevideo? Ese otro camino, recordemos, surgió aquí de las reuniones entre el gobierno uruguayo y México, en paralelo a la cumbre que originó al Grupo de Contacto Internacional con participación de la Unión Europea.
El Mecanismo de Montevideo no es un grupo ni actúa como tal, es una metodología de trabajo que compartimos los países que suscribimos, y que nos permite actuar en distintos ámbitos con una misma metodología. México lo hace en algunos ámbitos, nosotros lo hacemos en el Grupo Internacional de Contacto. Es una metodología y está abierta a todos aquellos que la compartan también.
Bergamino consignó que los “facilitadores” del diálogo previstos en el Mecanismo de Montevideo -entre los que se encontraba el contador Enrique Iglesias- no llegaron a viajar a Venezuela. Iglesias –añadió- está desempeñándose ahora como un asesor del Grupo Internacional de Contacto promovido por la Unión Europea.
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Foto: Joaquín Sarmiento / AFP