Cientos de miles de personas siguieron ayer por la web el trayecto de un avión que despegó de Kuala Lumpur, en Malasia, con rumbo a Taipéi, capital de Taiwán.
Un vuelo como debe de haber varios por mes. Pero este avión en particular tenía el potencial de desestabilizar las relaciones entre China y Estados Unidos.
A bordo iba Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU y una de las figuras principales del gobierno de Joe Biden.
Desde 1997 que ningún alto cargo político estadounidense visitaba Taiwán, un país al que china no reconoce como independiente. Por el contrario, China sostiene que el territorio le pertenece bajo la política de “una sola China”.
Al conocerse los planes de Pelosi de visitar la isla, el gobierno de Pekín advirtió que si se consumaba habría “graves consecuencias”, y un portavoz del Ministerio de Defensa sugirió que podría haber una respuesta militar.
“Si la parte estadounidense insiste en seguir adelante, el ejército chino nunca se quedará de brazos cruzados”, dijo el coronel Tan Kefei al medio China Daily. Agregó que se tomarían “medidas enérgicas para frustrar cualquier interferencia externa e intentos separatistas para una ‘independencia de Taiwán’”.
Algunos de los principales buques de guerra estadounidenses se han hecho presentes en la zona, aunque la Armada aseguró que no tenía nada que ver con la tensión diplomática.
Incluso con dudas a la interna de la Casa Blanca, sin embargo, Pelosi insistió con demostrar su apoyo a la soberanía taiwanesa y aterrizó ayer en la isla.
¿Qué significa esto? ¿Por qué a China le molesta tanto la visita? Lo hablamos esta mañana con una de las voces a las que recurrimos cuando del gigante asiático se trata: la matemática Jana Rodríguez Hertz, docente en la ciudad china de Shenzhen y que se encuentra justo aquí en Montevideo.