El Concurso de Cuentos de En Perspectiva te invita una vez más a ser parte del jurado y votar para definir el “premio de los oyentes”. Hoy desde las 10.30 hs están publicados en EnPerspectiva.net los “cuentos con metamorfosis” nominados por el Jurado, y al final de la página el formulario para votar.
La votación para el Premio de los oyentes cerró el jueves 13.07.2017 a las 11.00 hs. El viernes 14.07.2017, durante La Mesa de los Viernes de En Perspectiva, daremos a conocer los resultados de la votación y también los premios otorgados por el jurado.
Concurso de Cuentos de En Perspectiva 2017
Edición: tercer llamado, junio de 2017
Consigna: Cuentos con metamorfosis
Jurado: Juan Grompone, Mauricio Rosencof, Alcides Abella, Ana Ribeiro y Gonzálo Pérez del Castillo
Cuentos nominados
Título: Aquel barrio
Seudónimo: Corsario
Mientras jugaba en la vereda, vio como a un señor mayor se le cayó el pañuelo al piso mientras intentaba guardarlo en su bolsillo trasero.
—Señor señor, se le cayó esto—le dijo.
Siempre corría, y reía por aquellas calles.
Un día, sus padres tomaron la decisión de dejar aquel barrio tranquilo y mudarse al centro de la ciudad.
Fue adolescente y adulto, y finalmente se jubiló; en aquel bullicioso centro de ciudad.
Comenzó a añorar la tranquilidad de aquel barrio de su infancia, asi que decidió visitarlo y, tal vez, volver a vivir allí.
Se bajó del ómnibus y caminó.
El barrio ya no era el mismo, era también bullicioso.
Pensó que no valdría la pena regresar a vivir allí.
Sacó su pañuelo, se secó la frente y siguió caminando.
Sintió que de atrás un niño lo seguía.
—Señor señor, se le cayó esto—le dijo, y le entregó su pañuelo.
Vio entonces a aquel niño corriendo y riendo por la calle, y comprendió.
El barrio no había cambiado, había sido él.
Y vivió felizmente allí por el resto de sus días.
***
Título: Rutina
Seudónimo: Cudio
El despertador suena a las siete. Insobornable. Se levanta, se baña, se afeita y se viste. Camisa blanca, traje azul y corbata al tono. Se para frente al espejo, y se peina el pelo hacía atrás, bien tirante. Un toque de perfume y listo. Sube al colectivo, llega a su trabajo y enfrenta la montaña de carpetas con resignación. A las cinco, marca su tarjeta y desanda el camino matinal. La casa esta fría y enciende una estufa mientras se sirve una grappamiel. Luego, se para frente al ropero y elige meticuloso su vestuario nocturno. Una hora después, cierra la puerta de su casa, y enfila la calle solitaria, con una media sonrisa en sus labios pintados de rojo fuego, haciendo sonar sus zapatos de taco aguja contra el empedrado.
***
Título: Él
Seudónimo: Enet
Luego de un sueño inquietante como el de Gregor Samsa, despertó con algunas preguntas existenciales:
—¿Quién habrá sido la persona que más me conoció? ¿Quién habrá reparado más en los detalles de mi fisonomía o en el rostro de mi alma? ¿Habrá sido mi madre… o tal vez Carmen?, en fin…
Con esas preguntas en su mente comenzó el ritual de todas las mañanas; ya en el baño y sosteniendo el único cepillo de dientes, entendió que la respuesta estaba ahí, frente a él. Quien había presenciado la metamorfosis completa de su vida había sido su espejo, testigo de todas las etapas desde su niñez; él estuvo ahí cuando se le cayó su primer diente, cuando admiró su ansiada barba, de tres pelos; a él le dijo seriamente y mirándolo a los ojos:
“Me recibí”, “¡Voy a ser papá! ¿Podés creer?”, más tarde “Soy abuelo” y…
“Te extraño”.
El espejo fue su confidente, silencioso y reservado, en sus más íntimas dudas, decisiones y miedos; aún hoy es su fiel compañero, aunque más borroso, su reflejo más sincero.
***
Título: Resorte
Seudónimo: Guadaña
El gusanito Resorte no era feliz. Soñaba con volar como lo hacía Ramón, un hornero inteligente que hacía casas de barro donde quisiera. Pasaba los días llorando al borde de la laguna del bosque. Una tarde, el llanto de Resorte despertó de su siesta a Don Renato, un búho de larga barba blanca que vivía en un viejo nogal.
—¿Por qué lloras?—preguntó Don Renato.
—Es que deseo volar, pero no tengo alas para hacerlo.
Don Renato lo miró con sus enormes ojos cansados y suspirando profundamente, dijo:
—Algún día podrás ver al bosque desde el aire, porque eso es lo que la Naturaleza espera de ti.
Esa noche, Resorte tuvo un sueño. Se veía volando por encima del bosque, revoloteando feliz por aquí y por allá. En ese frenesí, vio descansando sobre el añoso nogal a Don Renato, el búho anciano. Hacia él voló raudamente.
—Don Renato, Don Renato, mírame viejo búho. ¡Aunque en sueños sea, puedo volar!
Con mirada tierna y cómplice, el búho dijo:
—Mi pequeño Resorte, no estás soñando… ya eres una blanca mariposa.
***
Título: Sin título
Seudónimo: Inti
La masa blanda y gelatinosa encapsulada en la frágil cubierta fue cuidadosamente ubicada en el lugar preciso y confiada al celoso cuidado de quien sabía cómo hacerlo.
Había unas reglas de días y grados que debían ser cumplidas para el éxito de la operación y todo fue cumplido de acuerdo a las antiguas y eficaces normas.
El leve crujido anunció el fin del proceso, no por previsible menos mágico.
Una fuerza interna rompió la cáscara y una cosita amarilla, vivaz, de brillantes ojitos negros saltó al mundo piando su asombro de estar vivo.
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Título: Bella esencia
Seudónimo: La Santa
El caso de Andrés es un caso atípico. Andrés de día, Bella Esencia de noche.
Un tipo fuera de lo común.
Su día comienza activo, tiene una agenda completa. Contador de profesión y adicto a la cafeína, alterna el día entre reuniones de negocios y las llamadas que religiosamente le realiza su madre, Esther.
Se mueve tranquilo y acompaña perfectamente la locura del centro de la ciudad. Sin embargo, el traje lo oprime, la corbata lo ahoga. No es… diríamos, la piel en la que se siente más cómodo.
Volver a casa, luego de la jornada laboral, es un trampolín de emociones. Sabe lo que le espera. Ahora sí, se puede decir que comienza su día.
Una vez fuera de su disfraz matinal, Andrés da inicio al ritual.
Una taza de café mediante y todo listo para que Bella salga a la luz. Maquillaje cuidado, peluca impecable, tacones altos y un vestido que resalta sus falsas curvas, hacen de él todo lo que anhela.
Tiene una cita a las 20 hs.
Se siente vivo; se siente mujer.
***
Título: Crepúsculo
Seudónimo: Laberinto
Simplemente se fue rindiendo, sin condiciones. Todas las vías de su laberinto, le habían mostrado un camino olvidado, si es que alguna vez, hubo uno. Quizás todo había sido un espejismo y por eso una noche se fue sin despedirse. Encontró refugio en una pensión de la Ciudad Vieja y desde entonces deambulaba por las calles. Sin embargo, algunos días lo sorprendían con destellos de un viejo esplendor. Entonces, ponía esmero en planchar su camisa nueva, en perfumarse con su colonia barata y en repasar las páginas de su álbum de fotos. Salía a la Plaza y hablaba solo, mirándose en las miradas de los otros, con una sonrisa vaga y difusa, pero memoriosa. Esos momentos eran breves, pero aún así duraban lo suficiente como para revivir el recuerdo de aquel que alguna vez fue.
***
Título: Trascender
Seudónimo: Orión
Como todas las tardes, rodeada de plantas en su terraza, la anciana leía el libro de poesías.
Al levantar su mirada ve en la ventana de enfrente al niño que la observa con curiosidad.
En aquel inocente intercambio de miradas sintió que su ser resplandecía y que de sus brazos se desprendían partículas iridiscentes, que su cuerpo flotaba y se elevaba.
Asombrado el niño vió pasar la hermosa mariposa que en su fugaz vuelo dejaba una dorada estela.
Cuando vuelve a mirar a la anciana, ve su blanca cabeza reclinada en el sillón y caído en el suelo el libro semiabierto.
***
Título: Un batracio peculiar
Seudónimo: Ruperto
Siempre se sintió distinto a sus congéneres. Su cabeza no solo se ocupaba de urdir trucos para obtener comida. También sentía que en algunas ocasiones lograba conectar con esos bípedos extraños, enormes. No entendía muy bien como, pero creía interpretar sus conductas y más aún que, por extraño que pareciera, podía dialogar con ellos. Él no era un batracio común.
Una breve recorrida por el jardín le proporcionó el alimento necesario: cinco caracoles. Estaba satisfecho. Percibió el aroma, sintió los pasos, se quedó inmóvil. Era ella, sabía diferenciar a los bípedos, ésta era una hembra. La joven lo vio, extendió su mano, él se posó en ella. La mano lo acercó hasta el hermoso rostro. Él le dijo, mejor dicho logró comunicarle que no era un sapo común, que admiraba su belleza y deseaba que lo besara. La joven accedió y se precipitó la transformación: una vez más el truco le había dado resultado, croando y dando saltitos los dos se perdieron entre las cretonas y los malvones del jardín.
***
Título: Huellas del tiempo
Seudónimo: Solymar
A Marcelo le gustaba disfrutar de la playa de Solymar. Una chica se le acercó, era hermosa, una figura de diosa, su mirada era azul y una sonrisa que de inmediato le conquistó el alma.
-¿Te puedo acompañar? Ella aceptó.
Ese fue el comienzo. El era alto, delgado, viril y pronto sintieron que sus abrazos eran perfectos con su piel.
Se amaron, sufrieron, lucharon, fueron felices, tuvieron hijos y nietos. Recorrieron juntos el largo camino de la vida.
El tiempo dejó sus rastros, el cabello blanco, surcos en el rostro, párpados, senos, glúteos convertidos en una piel fláccida y reseca. Caminando lento, no se sabía quién era ella o él, se habían mimetizado, tal vez de tanto quererse y estar siempre juntos.
Él le miraba los ojos color de cielo, ella acariciaba su rostro y la metamorfosis que produjo la vejez en sus cuerpos desaparecía para que ellos se sintieran la pareja mas bella de toda la playa de Solymar.
***
Título: Una cuestión de forma
Seudónimo: Uhoe
Sentí el sonido seco del golpe en el momento de la ruptura dentro de mis costillas, en el pecho, subiendo por mi garganta. Las palabras salían de mi boca en forma diferente mientras ella me miraba retándome y fueron esas palabras las que me dieron la fuerza para empezar de nuevo, hurgar en mis deseos y sacarme el peso de encima.
Inmediatamente metí la mano en un bolsillo de mi mochila y saqué un rollito de billetes arrugados para pagar el mes de la consulta. Salí con lágrimas en los ojos sintiendo que mi cuerpo ya no pesaba de la misma forma. Sentí mis pasos livianos tecleando las baldosas amarillas de la vereda al alejarme de ahí. Pero mientras caminaba a casa, los viejos pensamientos retomaban uno a uno, colocándose prolijamente en cada hueco abandonado, volviendo con la memoria a su conocida forma.
Nada mas llegar a casa y cruzar el vano de la puerta supe que cargaba con la misma, vieja y querida cantidad de peso sobre mi espalda.
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La votación para el Premio de los oyentes cerró el jueves 13.07.2017 a las 11.00 hs. El viernes 14.07.2017, durante La Mesa de los Viernes de En Perspectiva, daremos a conocer los resultados de la votación y también los premios otorgados por el jurado.
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Enlace relacionado
Concurso de Cuentos de En Perspectiva, llamados anteriores
Crédito imagen: Mariposa Monarca. Crédito: Kenneth Dwain Harrelson/Wikimedia Commons.