El año pasado, la utilización de la sala de informática de la facultad de Ciencias Sociales por parte de indigentes fue un tema que generó discusiones en la opinión pública. Recientemente, y fomentado por la facultad, se conformó Ni Todo Está Perdido, un colectivo conformado por muchas de esas personas en situación de calle que se reunían allí
Cuando comenzaban los fríos en 2018 se instaló una situación compleja en la Facultad de Ciencias Sociales. Decenas de personas en situación de calle utilizaban la sala de informática, lo que había generado algunos problemas de convivencia, con denuncias de robos y acoso.
La facultad había determinado no negarle la entrada a nadie “en virtud de los principios de ser una universidad abierta”, y en cambio dispuso un grupo de trabajo para relevar datos y llegar a una solución que no significara romper con esos valores.
De eso pasó un año. Entre medio, la Facultad de Ciencias Sociales contrató operadores externos para seguir trabajando el tema y así surgió Ni Todo Está Perdido, un colectivo conformado por muchas de esas personas en situación de calle que se reunían en la sala de informática.
¿Cuál es el objetivo de este colectivo? ¿Cómo está la situación hoy en Ciencias Sociales? Para hablarlo, En Perspectiva recibió al operador social Walter Ferreira, que trabajó como coordinador con la facultad en busca de una solución, y a Marcos Almirón, integrante de Ni Todo Está Perdido. Marcos vivió hasta hace poco en un refugio y acude a la sala de informática.
Podés seguirnos en las redes sociales de Radiomundo, en Facebook, en Twitter y en Instagram