El diputado Gerardo Amarilla, del sector Todos, que integra la Iglesia Evangélica Bautista, recordó que cuando presidió la cámara baja, nadie pudo acusarlo de mezclar religión con política porque es algo que él considera en su fuero personal
La influencia de las iglesias en la política ha ido cobrando fuerza en Uruguay en los últimos años. En otros países, entre ellos Brasil, es un fenómeno ya típico. Pero en este, un país laico, aún genera recelos y resistencia la presencia de legisladores que participen activamente en actividades religiosas.
Durante el debate de proyectos de ley que consagran nuevos derechos, como la ley de personas trans aprobada la semana pasada, la posición de estos parlamentarios siempre genera polémica.
Gerardo Amarilla es uno de ellos. Este abogado de 50 años, diputado del Partido Nacional electo por el departamento de Rivera, pertenece a la Iglesia Evangélica Bautista y en varias de sus intervenciones en cámara ha evocado a Dios.
Con él dialogó esta mañana En Perspectiva.
***
Foto: Twitter de Cámara de Diputados