La muerte de 700 inmigrantes africanos que intentaban llegar a Europa cruzando el Mediterráneo ocupa la primera plana de los medios del viejo continente. Los países receptores abordan el problema proponiendo el hundimiento de los barcos utilizados para el tráfico de personas cuando están vacíos. Para la colaboradora de En Perspectiva y experta en el mundo árabe, Susana Mangana, esta solución es “lamentable” y es producto de que no se comprende el vínculo entre la migración y los conflictos bélicos en África y Medio Oriente.
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EN PERSPECTIVA
Miércoles 22.04.2015, hora 7.47
EMILIANO COTELO:
Encarcelan al capitán del barco que naufragó con 850 migrantes. El tema tiene una importancia tremenda hoy en la agenda europea. Por ejemplo, estaba mirando este ángulo: cómo reaccionar, qué hacer, qué están pensando los países europeos.
“La mejor forma de evitar que los inmigrantes se ahoguen intentando alcanzar las costas de Europa es impedir que embarquen en Libia. El ‘espectáculo horrendo’ (…) del naufragio de un pesquero con 850 personas a bordo ha sacado a los gobiernos europeos de la modorra con que asistían al goteo de muertes en el Mediterráneo. España, con el respaldo de Italia, está promoviendo una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que sirva de paraguas para una intervención limitada que contenga esta avalancha humana”. ¿De qué tipo de intervención se está hablando? “La primera opción que se baraja (dice El País de Madrid hoy), es autorizar el hundimiento, cuando estén vacíos, de los buques utilizados para el tráfico de seres humanos, como se ha hecho en la operación europea Atalanta contra la piratería en Somalia. La Agencia Europea de Fronteras, Frontex, ha constatado que los barcos son cada vez más grandes y quienes viajan en ellos van más hacinados”, cada vez más hacinados. Dada la escasez de embarcaciones en Libia, se han dado casos en que los negreros intentan recuperarlas tras haber desembarcados a los pasajeros.
Pero “fuentes militares recuerdan que casi siempre son buques-basura, que a duras penas sobreviven a un trayecto y se destruyen si son requisados”. ¿En qué se piensa, entonces? en hundirlos en puerto. “’Y, en ese caso, ¿cómo estar seguro de que pertenecen a las mafias?’, alegan las mismas fuentes, que recuerdan que el bombardeo de barcas en tierra solo se ha hecho una vez, con carácter disuasorio, en Somalia.
Por ahí va la discusión en estos momentos, pero Susana Mangana, nuestra especialista en asuntos árabes, quiere ir a lo que está detrás de este drama. Es por eso que desde Cisjordania, donde se encuentra, hoy vamos a hablar de este asunto en particular.
¿Por qué tú querías ir a lo que ocurre en territorio africano, que está de algún modo en la génesis de este otro drama?
SUSANA MANGANA:
Porque sigue siendo lamentable y una vergüenza muy grande para toda la comunidad internacional y para mí, como europea que sigo siendo, ver que todavía estamos a vueltas en pleno siglo XXI viendo cómo podemos protegernos, cómo podemos evitar que lleguen hasta nuestras costas los migrantes que vienen del África subsahariana, lo que antes llamábamos el África Negra. No puede ser que lo que atendamos ahora sea cómo evitamos un naufragio o que aborden un barco: si hunden esos barcos chatarra serán otros los que se construyan, vendrán en balsas como los balseros de Cuba, en los cayucos de Mauritania o en pateras. Lo importante, de verdad, es atajar las causas, los factores de expulsión que hacen que miles de personas desde Somalia o Eritrea pero también desde Yibuti o desde Níger, quieran alcanzar la costa europea.
EC – ¿Y qué es lo que está empujando a esa gente a lanzarse de ese modo al Mediterráneo?
SM – Lo que buscan es un futuro. Si ya existen infografías que todos pueden descubrir en los diarios de España, pero también de Italia, tanto ayer como hoy se publicaron muy buenas infografías con mapas incluso con la procedencia geográfica de los migrantes. Son de Siria, de Eritrea, de Somalia, de países que están totalmente desgarrados por guerras civiles, como es el caso de Siria, que bien conocemos esa situación en Uruguay, donde también tenemos 42 refugiado sirios. Pero ahora tenemos que sumar los conflictos de Somalia, la virulencia de los grupos terroristas jihadistas, como Boko Haram o Al Shabbab.
Lo que buscan es un futuro, dignidad como personas, poder alimentar a sus familias, y es por eso que hay que volcarse mucho más a la cooperación internacional, que será la de antaño, norte-sur, o será triangulando desde el sur a otros países, pero lo importante es invertir en programas de cooperación que realmente lleguen a mejorar la calidad de vida de estas personas para que de alguna forma se eduquen y tengan opciones laborales en sus países.
EC – Tú llamas la atención sobre un nuevo conflicto bélico que ha venido a sumarse en esta región: Arabia Saudita está en medio de una ofensiva militar contra Yemen, ¿por qué tú propones que miremos también ese conflicto?
SM – Lamentablemente la comunidad internacional sufre de esa modorra que mencionabas desde hace siglos. No somos capaces de ver el tablero de ajedrez que tenemos en el norte de África y en Medio Oriente. Esta operación, que se llamó muy pomposamente “Operación Desierto” [en español también es conocida como llamado “Operación Tormenta de Firmeza” u “Operación Tormenta Decisiva”], ayer la daban por terminada, pero hoy aquí te puedo confirmar que los medios en voz árabe, -y sobre todo la cadena de televisión Al Jazeera, que está haciendo un muy buen seguimiento de este conflicto entre Arabia Saudita y Yemen, donde el otro actor importante es Irán- nos demuestras que esa operación no terminó y que se reanudó hoy el bombardeo sistemático a posiciones de los rebeldes hutíes, vale decir, de los chiíes.
No comprendemos cómo este fenómeno de la migración está vinculado a los conflictos bélicos en África pero también en Medio Oriente: ¿Por qué Arabia Saudita golpea desde hace un mes a un país empobrecido, que está anclado en el Medio Evo como Yemen?, porque quiere castigar a su rival histórico que son los persas, es decir, a Irán. ¿Por qué ahora?, porque hay un preacuerdo por el programa nuclear de Irán con las grandes potencias, no solo Estados Unidos y la troika europea sino también Rusia y China. Esto ha molestado muchísimo al reino de Arabia Saudita, que ve en Irán y en los ideales de la Revolución Islamista, liderada por [el ayatolá] Jomeini en el año 1979, una amenaza para su integridad tanto territorial como para la propia vida de la monarquía.
Hay que entender todos estos tejes y manejes de la gran geopolítica que está instalada en Medio Oriente y comprender que si no ayudamos a resolver la guerra civil de Siria, el conflicto hoy instalado en Yemen, pero también cómo se puede manejar esta amenaza que representa el [grupo jihadista] Estado Islámico, no vamos a poder frenar la migración. Las personas quieren vivir y sobrevivir, y para ello van a poder arriesgar su vida aunque le hundamos el barco una y mil veces. Mientras Europa no entienda eso, tendremos que lamentar que el Mediterráneo se haya convertido en una suerte de cementerio a cielo abierto.