Desde hace meses, en nuestro país se discute a propósito de los parlamentarios, su régimen de trabajo y los beneficios que tienen: sueldos altos, régimen muy flexible de licencias y suplencias, partidas especiales para prensa y asesores, viáticos sin obligación de rendir cuentas, subsidio por un año ante el cese de actividad. ¿En qué se basan estas diferencias entre las condiciones de trabajo de los legisladores y las de otros trabajadores? ¿Esta situación se da sólo en Uruguay?
El contexto
La discusión sobre los beneficios laborales de los servidores públicos o de los representantes de la ciudadanía está en la agenda en el mundo entero. Estos temas aparecen cada vez más en el debate público y político por varias razones: la tendencia a la mayor transparencia como valor de las sociedades, el hecho de que el ciudadano tiene una actitud más crítica y observadora hacia sus gobernantes y una menor disposición a dejarles pasar conductas que antes se toleraba.
En Uruguay está claro que este debate tuvo un impulso particular a raíz de las distintas situaciones vinculadas a Raúl Sendic, sobre todo el uso de las tarjetas corporativas cuando presidió Ancap y el subsidio por un año que se le autorizó cuando renunció al cargo de vicepresidente de la República.
Romina Andrioli investigó sobre el régimen laboral de los parlamentarios. Veamos algunos de los capítulos.
Sueldos y partidas
Primero: los sueldos
Según información detallada que aparece en el sitio web del Parlamento, el sueldo básico nominal de cada legislador es de $ 189.347. A esa cifra hay que sumarle una partida de $ 31.841 por gastos de representación, por lo que el total nominal es de $ 221.188, a valores de 1º de enero de 2017.
A esa retribución hay que agregarle otras partidas mensuales que reciben los parlamentarios y de las que pueden disponer libremente:
• “Partida de Secretaría”: $ 127.157 en el caso de los diputados y $ 136.536 en el caso de los senadores.
• “Partida Bancada”: en la Cámara de Representantes es de $ 30.469 para cada diputado y en la Cámara Alta (donde se denomina “partida de secretaría de sectores”) $ 32.910 por senador.
• Partida de Prensa: $ 25.900 en el caso de los senadores y $ 24.800 para diputados.
• Partida de Fotocopias (sólo para diputados) $ 1.130.
• Servicio de telefonía celular que implica que, a través de un convenio con Antel, ambas cámaras pagan un máximo de $ 4.627 por cada diputado y cada senador.
• Partida de Correo para los diputados de $ 930.
• Partida por Hogar Constituido por $ 867.
Como quedó dicho, estas partidas no requieren rendición de cuentas. O sea, si no compran diarios y guardan ese dinero o lo destinan a otros gastos, nadie se los objetará. Y de hecho eso es lo que ocurre.
Por ejemplo, en declaraciones al diario El País hace un año el diputado colorado Fernando Amado de Batllistas Orejanos opinaba que debía “haber un sinceramente con el uso de esa partida”. Amado admitía que con ese dinero él no compra diarios y que cuando los necesita los compra con su sueldo. Y señalaba: "Los legisladores usan esa partida para la contratación de community manager, para solventar cosas del sector, para la compra de espacios en Facebook, o sea, es una forma de difundir la tarea del legislador", decía.
En esa crónica se citaba comentarios de otros diputados, uno de ellos Nicolás Olivera del Partido Nacional, que es representante por Paysandú. Olivera decía que con esa partida compra diarios o semanarios de Montevideo o de su departamento, pero admitía también que otra gran parte la gasta, por ejemplo, en contratar audiciones radiales que tiene allí en Paysandú o en formas de difusión de su labor. Y agregaba: "Es probable que sea un sueldo encubierto. Capaz que el día que nos pidan que tengamos que rendir (cuentas por ese dinero), más de uno se pueda poner en una librería a empezar a juntar tickets de los libros que compran otros, no sé lo que pueda pasar".
Lo mismo ocurre con la partida de secretaría…
Si el legislador no quiere contratar asesores o si los tiene pero por la vía de “pases en comisión”, puede quedarse con ese dinero (pagando IRPF y demás gravámenes), porque no se le pide una rendición de cuentas por ello. En general, – según nos aclaraban distintas fuentes parlamentarias- lo común es que los legisladores pasen directamente la partida a su sector, que es quien administra, entre otras cosas, el sueldo de los secretarios y dispone de ese dinero, etc. Y lo mismo hacen, en general, con la “partida de bancada”: se la ceden a su sector o partido político y allí se dispone qué financiar. O sea, esta partida también es una forma de financiamiento de los partidos políticos que en general no se tiene en cuenta.
Viáticos
Segundo: Los viáticos
En el mes de junio difundimos aquí En Perspectiva un informe donde detallamos los viáticos de los legisladores cuando realizan viajes al exterior y consignamos que no existe la exigencia de rendir cuentas presentando las boletas de lo que se hace con ese dinero y cómo tampoco está establecido de manera obligatoria si hay que reintegrar esa plata en caso de que no se utilice en su totalidad.
En esos días surgieron iniciativas de varios grupos políticos para cambiar este sistema y hacer obligatoria la rendición de cuentas de los viáticos con documentación. Algunos de esos proyectos están en tratamiento en comisión, pero todavía no hay ninguno aprobado.
Régimen de sesiones
Vayamos a otra de las particularidades del trabajo de los legisladores: El régimen de sesiones ordinarias, que en ambas cámaras se desarrollan los días martes y miércoles, entre el 1º y el 18 de cada mes.
Primera aclaración: luego del día 18 puede haber sesiones extraordinarias, donde se considera cualquier tema. Y además el trabajo del parlamentario no termina el 18, porque a lo largo de todo el mes se reúnen las comisiones, que son parte importante también de la tarea legislativa.
Pero… ¿por qué las sesiones ordinarias están establecidas sólo en una parte del mes? Según nos decían especialistas en derecho, ello se debe al funcionamiento clásico de los parlamentos. En la Constitución de 1830, por ejemplo, se contemplaba que había muchos diputados y senadores que venían a caballo del interior del país. Además, se entendía que los representantes de la ciudadanía tenían que volver a “sus pagos” para tener tiempo y contacto con sus representados. Y de hecho, pese al avance de las comunicaciones y de los medios de transporte desde 1830 a la fecha, esas mayores dificultades que tienen los legisladores del interior del país no han cambiado tanto.
La diputada del MPP Cecilia Bottino, contó en diálogo con En Perspectiva, cuál es la realidad del trabajo parlamentario de muchos de ellos.
(Audio Cecilia Bottino)
La particularidad que tenemos las diputadas y diputados del interior es que aún seguimos siendo representantes del departamento en el territorio y eso nos exige desdoblarnos en la tarea. Yo vengo los lunes, cuando tengo coordinación de bancada de mi sector (el MPP). Martes y miércoles tenemos las sesiones y las comisiones que yo integro. Y una vez por mes los jueves tengo la reunión de otra comisión que sesiona los jueves. Eso implica que muchas veces sólo puedo dedicar tres días de trabajo en el territorio. Los diputados del interior en general tenemos dos despachos, uno en el Parlamento y otro en el departamento. En mi caso tengo uno que funciona en la sede del Frente Amplio en Paysandú. (…) Y a su vez, a los diputados del interior, cuando estamos en nuestro departamento en general se nos convoca a reuniones de organizaciones, a inauguraciones u actos que requieren de nuestra presencia y muchas veces son protocolares pero no podemos dejar de ir.
(Fin de audio)
O sea, la diputada Bottino hace por semana, por lo menos, 800 kilómetros, porque incluso ahora está integrando la comisión investigadora de ASSE que sesiona durante todo el mes. Por eso -decía ella-, por cómo desarrollan su trabajo los diputados del interior, es lógico que se intente concentrar lo más posible la actividad y que se deje tiempo, por otro lado, para la tarea de contacto con la ciudadanía.
Ella explicaba que al diputado del interior se lo sigue viendo como el referente al que la gente del departamento se dirige cuando necesita algo, para evacuar una consulta o para tratar de solucionar algún problema, esté o no dentro de las competencias de ese funcionario.
Incluso un aspecto a tener en cuenta es que los legisladores del interior del país no tienen partida especial por desarraigo, pero en muchos casos deben pagar una segunda vivienda en Montevideo y los traslados de ida y vuelta.
¿Y respecto al receso de verano?
El receso parlamentario va del 15 de diciembre hasta el 1 de marzo del año siguiente, excepto en los años en que hay elecciones, cuando se produce desde el 15 de septiembre hasta el 15 de febrero del año siguiente.
Si bien es cierto que se trata de un período amplio, similar a las “vacaciones de escolares” –como ha dicho por ejemplo el senador del Partido Colorado Pedro Bordaberry- en años normales las sesiones en realidad nunca terminan antes del 27 de diciembre porque siempre se organizan sesiones especiales dado que, en general, siempre quedan temas importantes pendientes.
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O sea, pasando en limpio y recopilando los principales aspectos del régimen laboral de los parlamentarios, si bien está claro que tienen varios beneficios en relación a lo que puede ser un “trabajador común”, y que no rinden cuenta en muchos casos y por lo tanto existe cierta discrecionalidad en cómo deciden gastar muchos de los dineros públicos, hay también algunas singularidades de la tarea que vale la pena tener en cuenta….
El presidente de la Cámara de Diputados, José Carlos Mahía, por ejemplo, comentaba lo siguiente:
(Audio José Carlos Mahía)
Diría que es un régimen de trabajo que habilita, en un país de 3,3 millones de habitantes, a tener una compatibilidad entre las distancias de los legisladores del interior profundo con los que están más cercanos en la capital. Desde el punto de vista de su gestión, el parlamentario tiene las potestades de controlar al Poder Ejecutivo y legislar adecuadamente. Y si se lo mira desde el punto de vista del gasto público o de las atribuciones que tiene cada legislador, comparativamente con otras regiones del mundo, es austero. Uno tiene que pensar no sólo en los costos salariales de cada quien sino en todo lo que se refiere a información y asesores y demás. Pero, insisto, normalmente en Uruguay la información es muy clara y está de forma transparente en la página web del Parlamento para la población en su conjunto.
(Fin de audio)
Comparaciones
¿Pero este régimen de trabajo de los legisladores uruguayos es tan original? ¿Cuán privilegiados son los parlamentarios nacionales en comparación con otras partes del mundo?
Averiguamos sobre este punto consultando a colaboradores de En Perspectiva en distintos países. Nos encontramos con que, si bien en algunos parlamentos hay políticas bastante más claras en relación, por ejemplo, a la rendición de cuenta de los gastos, los beneficios que ostentan los legisladores uruguayos son similares a los de otras partes del mundo.
Francia
En Francia, según nos contaba Rafael Mandressi, nuestro corresponsal en París, el año parlamentario va del 1° de octubre al 30 de junio, es decir que dura nueve meses, con un receso que abarca, por lo tanto, los tres meses de verano.
Durante el período de “sesión parlamentaria”, como le llaman allá, hay a su vez seis semanas de interrupción de la actividad: tres entre fines diciembre y principios de enero, una a fines de febrero o comienzos de marzo, y dos entre fines de abril y principios de mayo.
El resto del tiempo, el Parlamento francés sesiona todos los días, en sala y en comisiones, con una organización que distribuye según los días la posibilidad de definir los asuntos que entran en el orden del día entre el gobierno y las distintas bancadas, porque -recordemos- se trata de un sistema parlamentario.
Sobre las remuneraciones, un diputado cobra un sueldo “base”, cuyo monto es fijo (5.514 euros actualmente, el equivalente en pesos uruguayos a $ 193.500), al que se suma lo que allá llaman una “indemnidad de residencia” de 165 euros ($ 5.800), y una “indemnidad de función”, no imponible, de 1.420 euros ($ 50.000), lo que hace un total de 7.100 euros mensuales ($ 249.000), cifra de la que hay que deducir los aportes por jubilación y otras contribuciones a la seguridad social. En síntesis, al bolsillo del legislador llegan, como salario neto, 5.149 euros ($ 180.000).
Solo que a ese monto hay que sumar otra “indemnidad”, llamada de “gastos de mandato”, que sirve, según está establecido, para que los legisladores puedan “enfrentar los gastos diversos vinculados al ejercicio de su cargo que no corran directamente por cuenta de la cámara”: por ejemplo, el alquiler de una oficina, mobiliario, papelería, gastos de alimentación cuando se desplazan, etc. Esa “indemnidad gastos de mandato” asciende a 5.373 euros netos ($ 188.500), y de su uso los legisladores no tienen que rendir cuenta alguna ni, por lo tanto, entregar justificativos. Por otra parte, cada diputado dispone de 9.618 euros ($ 337.500) para la remuneración de sus colaboradores (asistentes parlamentarios), que pueden ser hasta cinco.
En Francia, los legisladores están sujetos a un régimen de seguridad social que se ha ido alineando progresivamente al régimen general de la función pública. Al día de hoy, para obtener una jubilación plena, tienen que haber aportado durante 30 años. El monto promedio de la jubilación de un diputado es en la actualidad de 2.675 euros ($ 93.800) neto por mes, y la edad promedio de retiro es 64 años.
Según los textos que revisó Rafael Mandressi, en ningún lugar se hace referencia a un subsidio al cese de su actividad. Incluso destacaba que muchos de los legisladores que fueron “barridos” en las últimas elecciones fueron noticia porque se habían quedado sin ingresos y habían tenido que volver “a las ocho horas”.
Vale la pena recordar que la Asamblea Nacional de Francia se compone de 577 diputados y el Senado de 348 miembros.
Y un dato que resulta muy interesante es que en el Parlamento francés existe desde 2011 la figura del “deontólogo” (una “deontóloga” actualmente), cuya misión es recibir las declaraciones de donaciones y de viajes, asesorar a los legisladores en la materia, alertar a la presidencia de la cámara en caso de sospechas de irregularidades, y prevenir los conflictos de intereses, aplicando un “código de deontología” que también data de 2011.
Brasil
¿Qué pasa en otros casos? Miremos un poco más cerca… ¿Cómo es el régimen de trabajo de los parlamentarios en Brasil? ¿Cuáles son sus beneficios?
En Brasil el funcionamiento del Congreso se desarrolla de la siguiente manera, según nos contaba Alberto Armendáriz: Las sesiones –ya sean ordinarias/extraordinarias del plenario o de comisiones- son de martes a jueves; los lunes y viernes se reservan para sesiones solemnes de homenajes o para que los legisladores puedan ir a sus distritos de origen.
Sobre las licencias, la Constitución brasileña prevé que los legisladores tengan vacaciones dos veces al año, por 50 días. Este año, por ejemplo, las sesiones van desde el 2 de febrero hasta el 17 de julio y desde el 2 de agosto hasta el 22 de diciembre; entre medio se cumplen los recesos de verano y de invierno.
Los beneficios que los legisladores brasileños cobran son concedidos sólo durante su mandato; es decir, no tienen subsidios posteriores como acá, salvo la atención a través del Sistema Médico del Congreso (en el propio Parlamento y también con una red de hospitales especiales), que es vitalicio.
Los legisladores cobran viáticos (pasajes y gastos diarios) si están en una misión oficial en Brasil o en el exterior que haya sido previamente autorizada; se paga antes un estimado y luego se reembolsa el faltante/sobrante. Al regresar de sus viajes deben presentar una rendición de gastos y los comprobantes; si no lo hacen, el dinero otorgado es descontado de sus salarios.
Argentina
¿Y en Argentina? ¿Es muy distinta la situación?
En Argentina el receso parlamentario de verano comienza el 1 de diciembre y se extiende hasta el 28 de febrero. Pero el presidente puede convocar a sesiones extraordinarias por casos de emergencia. Ocurrió, por ejemplo, en diciembre pasado por la ley de impuesto a las ganancias y se presume que este año se dará de nuevo para votar ley de presupuesto.
Respecto al subsidio, ellos tienen también, pero hay partidos que les indican a sus legisladores no pedirlo. Fue por ejemplo lo que hizo el Pro de Mauricio Macri, según nos contaba Fernando Gutiérrez.
En relación a los viáticos, para los legisladores argentinos hay pasajes aéreos para los que viven en provincias alejadas, por concepto de "desarraigo". Pero si no los usan pueden canjearlo por dinero, y esto ha dado lugar a polémica porque hubo abusos con este tipo de beneficios. Además, hay otro monto que reciben directamente en efectivo por desarraigo para apoyarlos en su instalación en Buenos Aires.
En el caso de viajes al exterior reciben viáticos, pero se les pide que presenten una rendición de gastos.
Epílogo
Valía la pena hacer esta puesta a punto de los beneficios y considerar también algunas de las particularidades del régimen laboral de los legisladores uruguayos, por varios motivos:
Primero porque nos permitió conocer lo que implica el trabajo diario de los diputados del interior del país, con quienes muchas veces tenemos menos contacto, o son caras menos visibles para los montevideanos.
Segundo, porque este tipo de elementos -como lo que implica su trabajo en el departamento del que proceden y la dinámica de viajes que hacen por semana- no siempre está claro a la hora de evaluar las ventajas o beneficios de los legisladores
Tercero porque es pertinente reflexionar y promover el debate sobre algunas prácticas que parece necesario ajustar o aggiornar, como la rendición de cuentas de viáticos y de las partidas que reciben los legisladores, para dotar de más transparencia el sistema y para resguardar la discreción de los recursos públicos
Cuarto, porque no menos cierto es que muchos de los legisladores son partidarios de hacer cambios al régimen de trabajo que tienen y los beneficios que reciben. Pero, como en casi todos los ámbitos de la actividad, existe en este también cierto “corporativismo parlamentario” que hace incluso que algunos de los diputados y senadores tengan temor de plantear reformas para no incomodar a sus pares… Y quizás su puesta arriba de la mesa, colabora en ese sentido.
En quinto lugar, es verdad también que hoy en día los diputados y senadores se han convertido en blanco de críticas fáciles en las redes sociales, que cobran al primer grito o titular, sin tener en cuenta todos los elementos. Y allí hay terreno fértil para que la barra de “seguidores” o “amigos” insista en lo que ganan los legisladores o en la desproporción de ventajas que tienen, sin ni siquiera saber cómo trabajan en el día a día los representantes de la ciudadanía.
Sexto, porque la visión comparada con la realidad de otros países, nos permite enterarnos de prácticas interesantes, como la del deontólogo en Francia, que pueden permitir mejorar y resguardar la tarea del legislador. Y, sobre todo, mantenerlo más próximo y en alerta de lo que son hoy las inquietudes de la ciudadanía.