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Se debe realizar una "revolución industrial" con los campesinos que plantan hoja de coca para que Colombia "deje de ser un narcoestado", dijo director de Sustitución de Cultivos Ilícitos del gobierno de Petro

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A pesar de décadas de combate al narcotráfico con miles de millones de dólares, muchos de ellos invertidos por Estados Unidos, Colombia rompió el año pasado su propio récord de cultivo de hoja de coca y se mantuvo como el principal productor de cocaína del mundo.

Al asumir como presidente de ese país, Gustavo Petro prometió un giro en la política antidrogas colombiana. Ante las Naciones Unidas, Petro sostuvo que la llamada “guerra contra las drogas” fracasó y que continuarla es “irracional”.

No es lo único: en diciembre, el mandatario anunció que los campesinos podrán seguir cultivando hojas de coca mientras se pone en marcha un programa de sustitución de siembras ilícitas.

Petro incluso dijo que su gobierno evalúa comprar hoja de coca a esos campesinos para darle un fin alternativo a la producción de droga.

¿Qué forma tendrá ese proceso de sustitución? ¿Puede marcar un camino para transformar el encare del combate al narcotráfico en el continente? ¿Hay inspiración en la forma en que Uruguay implementó la regulación del cannabis?

Lo hablamos con un hombre clave en el gobierno de Petro en esta línea de trabajo: el economista Felipe Tascón, especializado en prevención de drogas, que dirige el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos.

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