El miércoles se inauguró en Francia el primer centro de “prevención, inserción y ciudadanía” para jóvenes en vías de radicalización, con el que las autoridades esperan contrarrestar el poder de atracción de la jihadismo. En estos lugares a donde los jóvenes señalados por su entorno o por las autoridades concurren voluntariamente, se imparten clases de historia, filosofía y análisis de medios para generar un espíritu “crítico” frente a la ideología extremista.
El colaborador de En Perspectiva en Francia, Rafael Mandressi, explicó que hay escepticismo respecto al éxito que puede llegar a tener esta medida. Primero porque la concurrencia es voluntaria y segundo porque hay dudas sobre si es conveniente juntar en un centro a varias personas radicalizadas para que compartan experiencias entre sí.
Esta iniciativa se suma a otra similar que se ha puesto en marcha en las cárceles, donde los reclusos que fueron detenidos por su radicalización (que suman unos 300 en todo el país) son separados del resto para revertir el proceso junto a un equipo multidisciplinario.
Este mecanismo explicó Mandressi fue evaluado por la Inspectora general de cárceles francesa, que recomendó abandonar el experimento ya que entre otras cosas no se le destinaron los suficientes recursos humanos para poder cumplir con su función correctamente.
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Foto en Home: Protestas frente al primer centro de desradicalización en Francia. Crédito: Guillaume Souvant/AFP Photo.
