Foto: Tiziana Fabi / AFP
El papa Francisco clausuró ayer su visita a África con un llamado a "deponer las armas" durante una misa en la capital de Sudán del Sur, que marcó el final de una gira de seis días por la paz y la reconciliación iniciada en la República Democrática del Congo.
A lo largo de 48 horas, el pontífice hizo repetidos llamados a la paz en Sudán del Sur, un país de mayoría cristiana y 12 millones de habitantes, que entre 2013 y 2018 se vio inmerso por una guerra civil que dejó 380.000 muertos y millones de desplazados internos.
"Depongamos las armas del odio y de la venganza, superemos las antipatías y aversiones que, con el tiempo, se han vuelto crónicas y amenazan con contraponer las tribus y las etnias", añadió en una misa ante unos 70.000 fieles.
La guerra y los conflictos, marcaron el quinto viaje de Francisco a África, donde reiteró ante los periodistas que lo acompañaron en el vuelo papal su mensaje de paz.
"El mundo entero está en guerra, en autodestrucción, ¡paremos a tiempo!", dijo.
El sábado, Francisco pidió una "vida digna" para los desplazados internos de este país del este de África, sin salida al mar, que en diciembre contaba con unos 2,2 millones de desplazados internos, según la ONU.
Antes de su paso por Juba, la capital sursudanesa, Francisco permaneció cuatro días en Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, donde condenó las "atroces crueldades" de los grupos armados.
Aquí En Perspectiva hablamos en La Tertulia de los Viernes del pasaje del papa por el continente africano, particularmente de su condena a un “colonialismo económico” que, según él, sustituyó al viejo colonialismo político.
¿Cómo se vieron estas declaraciones y acciones de Francisco desde África, el único continente del mundo donde el catolicismo crece? Este es el tema que abordamos en una nueva columna de Mirando a África con Mercedes Sayagués, desde Pretoria, Sudáfrica.