La audiencia opina…

Acerca de Charlie Kirk

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Estimado equipo de En Perspectiva:

Escucho con aprecio y admiración su programa, por la calidad de análisis que suelen ofrecer y por la apertura con la que abordan los temas de actualidad. Precisamente por ese respeto, me permito señalar una preocupación respecto a las recientes afirmaciones sobre Charlie Kirk vertidas en La Tertulia del pasado 16 de setiembre.

He seguido de cerca las conferencias y debates de Charlie Kirk desde sus inicios, muchos de ellos extensos. No soy consumidor de porciones editadas, sino de discursos y debates completos. Durante años le he dedicado tiempo y atención, y por eso puedo afirmar con convicción que gran parte de las etiquetas que se le atribuyen no reflejan fielmente su pensamiento.

En medio de La Tertulia se leyó el mensaje de un oyente que reconocía no haber conocido a Kirk hasta su muerte y, sin embargo, lo catalogaba con una larga lista de epítetos: “supremacista, ultra nacionalista, fanático religioso, racista, xenófobo, homófobo, aporófobo, un asco de ser humano que personificaba la intolerancia”. Me pregunto: ¿es posible que en cinco días ese oyente haya escuchado diez años de discursos y debates? Estoy seguro de que no. Sus fuentes, como él mismo admitió, fueron las redes sociales y ciertos medios que difunden recortes de 60 o 90 segundos que, fuera de contexto, distorsionan el mensaje. Al reproducir esas versiones editadas, se corre el riesgo de transformar una caricatura en un retrato falso.

No opinaré acerca de los integrantes de La Mesa, porque entiendo que ninguno de ellos tenía por qué haber dedicado tiempo a escuchar detenidamente a Kirk. No atribuyo mala intención a sus opiniones, ni siquiera en el caso del Sr. Uriarte, que fue quien vertió las afirmaciones más contaminadas de información errónea. Una cosa es estar mal informado y otra muy distinta es emitir agravios de forma deliberada, y estoy seguro de que en su caso se trata de lo primero. Sí corresponde reconocer al Dr. Bordaberry, que fue de los cuatro el más informado.

Más allá de Kirk, lo que me preocupa es que este se ha convertido en un modus operandi que nos deja a todos atrapados en una estratosfera apartada de la realidad. Sé que la rapidez de la agenda informativa deja poco margen para escuchar debates completos, pero la honestidad intelectual exige no caer en simplificaciones ni repetir etiquetas sin antes examinar el contexto original. Comprendo que sería materialmente imposible que ustedes hubiesen dedicado varios días a leer y escuchar horas de discursos, pero, siendo así, cabe preguntarse: ¿hasta qué punto vamos a seguir reproduciendo relatos que sabemos de antemano que están mal confeccionados?

El pensamiento de Kirk merece ser discutido, criticado e incluso refutado, pero con rigor, no con clichés. Cuando la crítica se apoya en fragmentos descontextualizados, pierde fuerza y termina sirviendo más a la propaganda que a la verdad.

Les escribo, entonces, no para blindar a Kirk de toda crítica, sino para expresar mi preocupación de que el debate público se está volviendo panfletario y sesgado, en vez de honesto y completo. Creo que ustedes, justamente por la seriedad que los caracteriza, pueden marcar la diferencia.

Con respeto y estima,

Emanuel Seropián

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